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Gualeguaychu » El Dia
Fecha: 01/02/2025 03:45
El 23 de enero, un hecho sorprendió a propios y extraños cuando una avioneta cargada con 359 kilos de cocaína aterrizó de emergencia en Islas del Ibicuy. Producto de eso quedaron detenidos dos personas: el piloto, un brasileño de 52 años, y una mujer de 21, la cual se sospecha que se sería hija de un jefe narco boliviano. Este hecho de pronto planteó cómo el negocio de grupos criminales utiliza el territorio entrerriano –muchas veces como tránsito en el tráfico de estupefacientes– para el tráfico, y en este sentido no es solamente el espacio aéreo el que se utiliza. Según fuentes del Juzgado Federal de Gualeguaychú, desde hace un buen tiempo que se investiga al paso fronterizo entre Gualeguaychú y Fray Bentos como una de las rutas más recientes y que con el tiempo cobró una importancia superlativa para pasar drogas hacia el vecino país. Hasta hace poco tiempo, el negocio narcocriminal estaba centralizado en exclusiva en la ciudad santafesina de Rosario: desde el puerto de esa localidad la droga salía a altamar y de ahí se iba a Europa, a África o a algún lugar de Centroamérica. Sin embargo, los investigadores notaron que se estaban abandonando de a poco esos territorios, sobre todo por una mayor presencia del Estado y las Fuerzas de Seguridad. Por eso, una de las vías que se comenzaron a elegir es el paso fronterizo del puente internacional General San Martín para que la droga salga por el puerto de Montevideo. Según los especialistas, en la capital uruguaya no hay un control tan férreo como en Argentina. En este sentido, tanto desde Interpol como desde Gendarmería Nacional afirman que hay una logística aceitada para utilizar el paso fronterizo entre Gualeguaychú y Fray Bentos. Un detalle no menor es que la frontera terrestre más cercana a nuestra ciudad es la tercera más transitado de la Argentina. La primera es la que cruza de Mendoza a Chile y la segunda Uruguayana, en Paso de los Libres, Corrientes. Esta transitabilidad dificulta en los controles que realizan las fuerzas de seguridad, impidiendo que pueda realizarse de manera plena. “Las sospechas están puestas en que este método les debe resultar más económico, pero también más seguro. Además de la cuestión turística, que tiene picos que son realmente muy grandes. Todo esto genera que el control aduanero sea materialmente difícil y no se puede realmente revisar al 100% del que pase”, explicó a Ahora ElDía el juez federal de Gualeguaychú Hernán Viri. Solamente desde el punto de vista comercial, por el puente Internacional General San Martín transitan de manera diaria entre 350 y 400 camiones, y para escanear uno de esos vehículos de gran porte –que es el más utilizado para el tráfico de drogas– se tarda entre 40 minutos y una hora. Con estos datos sobre la mesa queda en evidencia la imposibilidad de escanear al 100% de los que pasan por la frontera, porque de lo contrario tardarían meses en cruzar de un país a otro. Es por esto que Aduana tiene un sistema de alertas para facilitar las tareas de control. Estas alertas se dividen igual que un semáforo: verde, amarilla y roja. Un camión o una empresa tiene luz verde después de que se hace un perfil de la empresa que transporta, la cantidad de daño, la seriedad y un montón de cuestiones más. Mientras mejor reputación tiene, más probabilidad de tener una luz verde. Sin embargo, a fines de octubre de 2017, un hecho demostró que ningún sistema es infalible y que muchas veces el instinto es más efectivo: en esa ocasión, se encontraron 215 kilos de cocaína en un camión de una empresa que tenía luz verde. “Un empleado de aduana sospechó, algo no le cerró, y lo hizo escanear. Lo cierto es que no era la empresa la que había sido utilizada para traficar sino que había sido el camionero al que se lo corrompió, algo que pudimos determinar con el correr de la investigación”, rememoró Viri. Por el tráfico de 215 kilos de cocaína, el camionero fue condenado por el Tribunal Oral Federal de Concepción de Uruguay, pero se comprobó al principio de la apertura de la causa que había otra persona prófuga, la cual fue encontrada en Uruguay en 2024 y que pudo ser extraditada a Argentina para ser juzgada y pudimos extraditarla. Se comprobó que eran quien se había contactado el camionero, lo había esperado en una estación de servicio, le había dado la cocaína que terminó escondida dentro de unas planchas de durlock. Todo eso lo pudimos determinar. El obstáculo de las burocracias internacionales “La relación con la Justicia uruguaya es fluida y ágil, sin embargo, lo que es muy engorroso, pero muy engorroso, es la cuestión diplomática. Porque no puedo tener relación directa con el juez uruguayo, sino que lo tengo que hacer a través de Cancillería. Entonces, para nosotros, que estamos a una hora en auto de Fray Bentos, a través de la vía diplomática podemos tardar un año en tener una respuesta”, explicó el juez Viri, quien agregó que ya ha planteado en el Ministerio de Exteriores de la Nación que para los Juzgados Federales que trabajan en las fronteras y que tienen mucha relación e ida y vuelta se simplifique toda esta cuestión. El camino que recorre una investigación que involucra dos jurisdicciones nacionales se inician con un exhorto que se envía desde la Justicia local. De ahí pasa a la Cámara Federal de Paraná, que tiene que certificar la firma del juez. De ahí se manda a la Cancillería Argentina, quien a su vez la remite a su par uruguaya, que tras certificar todo la envía al juzgado penal de allá. Recién ahí el magistrado del vecino país puede ejecutar la diligencia encargada desde Argentina. Todo esto tarda, generalmente y si no hay nada raro en el medio, entre ocho meses y un año. “Esto a veces conspira contra la velocidad de las investigaciones, sobre todo las internacionales. Cuando necesitamos colaboración de otros países, muchas veces se requiere realmente de un esfuerzo muy grande y de paciencia. Empezamos una investigación y por ahí tarda un año, un año y medio en obtener resultados. No es porque no trabajemos, sino porque hay pasos que hay que respetar porque los establecen el Código de Procedimiento, la Constitución y los Tratados Internacionales”, remarcó Viri. El drama de las criptomonedas La llegada del dinero virtual fue un bálsamo para los grupos narcocriminales debido a la facilidad que ofrece el sistema para el lavado de dinero y la desaparición de capitales productos del narcotráfico. Lo cierto es que un pago hecho en Argentina a los pocos segundos pasa a Uruguay y de ahí a un paraíso fiscal como puede ser Panamá y terminar en Hungría. “Imaginate si yo tengo que mandarle a cada uno de esos países un exhorto para que me informen sobre el estado contable de alguna empresa. Realmente es complicado, porque cuando uno quiere avanzar en investigaciones más complejas y poder llegar a los eslabones más altos de la cadena de responsabilidad de una organización narcocriminal o de lavado de dinero se hacer muy difícil”, sostuvo el magistrado. “La verdad que el de las criptomonedas es un tema que hace mucho tiempo que vengo estudiando. El año pasado, viajé a Estados Unidos por invitación de la embajada para hacer un curso de tres semanas sobre narcotráfico, lavado y dinero virtual. Asistimos fiscales y jueces federales no sólo de Argentina sino también de siete países de Latinoamérica. El curso estuvo a cargo de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), el Servicio Secreto de los Estados Unidos y la Administración de Control de Drogas (DEA). Por eso este es un tema del cual conozco porque me formé, y al mismo tiempo puedo decir que es bastante complejo porque es abstracto y, sobre todo, lo que es difícil es hacer la ingeniería inversa de todo el trazado de las criptomonedas”, destacó. “Hay billeteras virtuales centralizadas, descentralizadas; algunas tienen registros, otros no. Realmente es algo complejo y, a veces, no hay en las fuerzas de seguridad, que son los que realizan las tareas investigativas, personal que cuente con la formación técnica y con la tecnología necesaria”, concluyó al respecto. El cambio de escenario en el mercado ilegal del tráfico de drogas hizo que el puente internacional General San Martín hace ya un tiempo que está en la mira no sólo de las organizaciones criminales sino también de la Justicia. El aumento de los controles, las herramientas disponibles hasta el momento y los recursos humanos trabajan para poder detectar cualquier acto delictivo. Lo cierto es que la lucha contra el narcotráfico es ardua por parte de la Justicia, y la burocracia estatal conspira en contra de los resultados. Sin embargo, muchas veces el destino juega a favor, como en el caso de una avioneta que se quedó sin combustible en el sur de Entre Ríos o el instinto de un trabajador de Aduana que decidió escanear un camión que estaba fuera de los radares.
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