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Parana » ER 24
Fecha: 31/01/2025 17:04
José Allende solo se hace cargo de lo que robó él… El gremialista devenido en multimillonario, con propiedades en el famoso «edificio de la corrupción» de Kueider en Santiago 500, donde residen figuras como Marizza, Gallard y Zavallo, además de un nutrido grupo de políticos sindicados por corrupción durante la era Bordet, ahora pretende despegarse del desastre financiero de su exsocio Fernando Cañete en IOSPER. Allende, que durante décadas manejó UPCN con puño de hierro y convirtió el sindicalismo en un negocio personal, no quiere que le endilguen las tropelías de Cañete. Claro, de lo suyo se hace cargo, pero que no le vengan con cuentas ajenas. Como si fuera un empresario respetable, ahora pretende trazar una línea moral: el robo tiene límites, y esos límites son su propio bolsillo. Es llamativo cómo el mismo personaje que acumuló propiedades y negocios con la impunidad de quien cree que nunca tendrá que rendir cuentas, ahora intenta jugar a la víctima. Pero no nos confundamos: no es que le moleste la corrupción, solo le molesta pagar por la que no le corresponde. La historia de Allende es la de un sindicalista que hizo del gremialismo una empresa familiar, mientras los trabajadores veían cómo su obra social se derrumbaba y sus aportes se esfumaban en maniobras turbias. Hoy, cuando la justicia y la opinión pública comienzan a poner la lupa sobre el saqueo de IOSPER, él se desentiende, como si nada hubiera pasado. Sin embargo, las cuentas empiezan a ajustarse y, aunque intente marcar distancia de Cañete, nadie olvida que fueron parte del mismo esquema. Es posible que ahora, desde su torre de privilegios en Santiago 500, Allende mire con desprecio a su exsocio, pero lo cierto es que ambos son caras de la misma moneda: la de la corrupción enquistada en Entre Ríos.
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