31/01/2025 19:00
31/01/2025 19:00
31/01/2025 19:00
31/01/2025 19:00
31/01/2025 19:00
31/01/2025 18:58
31/01/2025 18:57
31/01/2025 18:56
31/01/2025 18:55
31/01/2025 18:54
» Diario Cordoba
Fecha: 31/01/2025 15:30
Mientras el mundo está acostumbrado a lidiar con amenazas climáticas como la sequía y las inundaciones, existe otro peligro menos frecuente pero igual de real. En los últimos meses, los científicos han puesto su atención en una afrenta específica que podría representar un riesgo para la Tierra en un futuro no tan lejano. El 27 de diciembre de 2023 un telescopio del sistema ATLAS en Chile detectó un asteroide al que los expertos denominaron 2024 YR4. Se trata de una roca espacial de entre 40 y 100 metros de ancho, que actualmente se encuentra a 43 millones de kilómetros de distancia de la Tierra: su descubrimiento dio lugar a un rápido análisis por parte de distintos sistemas automatizados que determinaron que existe una pequeña, pero no insignificante, probabilidad de impacto. Según los cálculos más recientes habría un 1,3% de posibilidades de que el asteroide choque contra nuestro planeta el 22 de diciembre de 2032: "No es un número que quieras ignorar, pero tampoco es un número que te quite el sueño", explicó David Rankin, observador de cometas y asteroides de la Universidad de Arizona. Si bien la probabilidad de impacto sigue siendo baja el tamaño del asteroide lo convierte en un objeto digno de seguimiento. Dependiendo de sus dimensiones exactas podría causar desde una explosión atmosférica similar a la del evento de Tunguska en 1908, que arrasó 2.100 kilómetros cuadrados de bosque en Siberia, hasta daños catastróficos en una región urbana. En caso de caer en el océano, el tsunami resultante podría devastar zonas costeras cercanas. Tunguska en 1908 / Agencias Sin embargo, los expertos llaman a la calma. "Lo más probable es que nuevas observaciones descarten un impacto", señaló Rankin. De hecho, esto es lo que ha ocurrido en el pasado con otros asteroides inicialmente catalogados como una amenaza. A medida que se recopilan más datos y se refina la predicción de su órbita, las probabilidades suelen reducirse hasta casi cero. Por el momento, el asteroide se aleja de la Tierra y su imagen se vuelve más débil. No obstante, volverá a acercarse el 17 de diciembre de 2028, momento en el que los astrónomos podrán afinar sus mediciones con mayor precisión. El caso de 2024 YR4 también destaca los avances en la defensa planetaria. La comunidad científica cuenta con herramientas como el programa Sentry, que analiza las posibles órbitas de los objetos cercanos a la Tierra y determina si representan una amenaza real. Además, la reciente misión DART de la NASA demostró que es posible desviar un asteroide mediante un impacto controlado, lo que abre la puerta a futuras estrategias de mitigación. Por ahora, 2024 YR4 se encuentra en el nivel 3 de la Escala de Torino, lo que significa que requiere atención por parte de los astrónomos, pero no representa una amenaza inminente. "Los sistemas internacionales que estamos poniendo en marcha para encontrar, rastrear y caracterizar asteroides y cometas peligrosos están funcionando según lo previsto", aseguró Andy Rivkin, astrónomo e investigador de defensa planetaria del Laboratorio de Física Aplicada Johns Hopkins. En definitiva aunque la idea de un impacto pueda sonar alarmante, los expertos insisten en que no hay razón para el pánico. La detección temprana de estos objetos es clave para la seguridad de la humanidad, y en el improbable caso de que 2024 YR4 represente un peligro real en el futuro, hay opciones para actuar a tiempo.
Ver noticia original