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  • Emiliano Monge, escritor mexicano: "En mi país se habla de ocho o diez desaparecidos al día. Es espeluznante"

    » Diario Cordoba

    Fecha: 24/01/2025 14:44

    Siempre ha parecido mayor. Cuando apenas había cumplido los 30, al escritor Emiliano Monge (Ciudad de México, 1978) un tipo que se dedicaba a adivinar por la calle la edad de la gente le calculó a ojo una década más de la que tenía en aquel momento, para su consternación al saber la verdad. Ahora que acaba de cumplir 47 años, y ya no es un prometedor autor sino una de las grandes voces de su país, Monge se ha puesto en sintonía con su apariencia física. Y no solo eso, también ha alcanzado una rara sabiduría convirtiendo en literatura, en verdadera literatura, no en periodismo, crónica o confesión, las lacras de su país. En su novela mayor ‘Las tierras arrasadas’ habló de la emigración latina a Estados Unidos. Y ahora en ‘Los vivos' (Random House) ahonda en el dolor invalidante e inefable de los familiares y amigos de desaparecidos, que hoy en México se estiman en 100.000 personas sin paradero conocido. Lleva más de una década acariciando este proyecto y eso le ha llevado a encontrarse con muchos de los que hoy viven en el limbo de no saber dónde están sus allegados. Sí, cuando te dan un testimonio tienes que ser consciente de la responsabilidad que eso implica. De ahí que la forma de mi novela esté marcada por la forma de esos testimonios, marcados por el silencio, alertados frente a la posibilidad de que cualquier respuesta pueda descomponerlo todo. Tendrías que ser un sociópata para no sentirte impactado por el dolor de un familiar. A mí personalmente me dejó hecho polvo. ¿Ha tenido vínculos con algún desaparecido? Es imposible vivir en México y no tenerlos, siempre hay algún conocido, el amigo del hermano de alguien, que está padeciendo la espera. Cuando alguien desaparece genera un hueco, una ausencia para familiares, la pareja, amigos, amantes, que no es solo un agujero sino también una especie de vórtice que succiona y te lleva a un entorno de mucho silencio. "Cuando alguien desaparece genera un hueco, [...] una especie de vórtice que succiona y te lleva a un entorno de mucho silencio" ¿El reto aquí es encontrar un lenguaje adecuado para hablar de lo que no está, alcanzar las palabras para aquello que no las tiene? Eso es. Creo que el periodismo, las ciencias sociales, la física cuántica no se pueden asomar ahí. En cambio, sí pueden intentarlo el arte y la literatura porque ahí están implicados nuestros sentidos. ¿De qué manera? Cuando entrevistas a alguien que ha vivido una situación de violencia, hay un punto en la conversación en el que la víctima suele tener una necesidad de hablar que se vuelve incontenible. Con quien ha sufrido una desaparición no se llega a ese momento, es como si no tuviera derecho a la verborrea, porque todo está aplazado. Es como si no existiera el tiempo y eso es algo con lo que la novela también juega. Me dije: ¿qué pasa si sacamos el tiempo tal y como lo conocemos del carril habitual? Aunque el Gobierno rebajó un 80% esa cifra, los desaparecidos en México suelen cifrarse en 100.000. Los gobiernos siempre suelen rebajar las cifras, salvo para el crecimiento económico. Por lo que me he documentado, son muchos más de 100.000. En mi país se habla de ocho desaparecidos al día, otros dicen que diez. Es espeluznante saber que se trata de algo cotidiano. Los desaparecidos en México pertenecen al necrocapitalismo, que poco tiene que ver con las muertes en España durante la Guerra Civil o a los que se llevó por delante la dictadura argentina. En México es una serpiente de muchas cabezas. Los responsables de estas desapariciones son más ubicuos. Ahí están el estado, el Gobierno, el ejército pero también el crimen organizado, la trata de personas o el narcotráfico. Muchas veces el desaparecido no es aquel que se sabía en riesgo sino alguien que ha salido a aparcar mejor el coche o el adolescente que va a la escuela y no vuelve. Los huecos que se van generando son enormes. No sé si ha visto la serie 'The Leftovers', una obra maestra que ahonda en ese sentimiento de desconsuelo. No, pero bastantes amigos me la han recomendado. Sin duda la veré. "No hay literatura que no sea política, porque el acto político está en el lenguaje" ¿Ser escritor mexicano implica ser un escritor político? No hay literatura que no sea política porque el acto político está en el lenguaje. Si un escritor no comprende eso solo está escribiendo, no haciendo literatura. Esta novela habla de la indolencia de una sociedad que está permitiendo una violencia como si esta no ocurriera. A mí me aterra la posibilidad de que dentro de 50 años en México caminemos sobre fosas comunes sin saber qué es lo que hay bajo nuestros pies. Su novela no describe la violencia mexicana con afán descriptivo, es otra cosa. La violencia es un ecosistma y dentro de él caben desde historias de amor a tragedias, pero la manera en que la vives en un lugar y no en otro sí es distinta. No es casualidad que en los países donde se supone que no existe haya tasas más altas de suicidio. La violencia siempre está, la cosa es cómo nos relacionamos con ella. ¿Y cómo la vive México? Hoy hay grandes territorios del país que están gobernados por el crimen organizado y el estado ha renunciado a su función de administrador único de la violencia ‘legítima’ porque la corrupción lo impregna todo. Todas las violencias de la América Latina son el resultado de la impunidad y la desigualdad. Estamos atrapados en este fenómeno y para cambiarlo hay que comprender en toda su complejidad a la víctima y al victimario. La literatura debería intentar meterse ahí, señalar y sacudir. ¿El peligro es la banalización y la espectacularización de la violencia? En todo el mundo se han dejado de leer periódicos y ahora lo que la gente buscaba en esas noticias, la crónica de sucesos, lo está encontrando en los libros. Por eso las mesas de novedades están llenas de libros exitosos y fáciles de leer que hablan de experiencias vehiculadas por la inmediatez, el efectismo, el sufrimiento sin que haya un proceso literario detrás. ¿Si armara un edificio con sus nueve libros escritos hasta el momento, qué forma concreta tendría? Todavía me sigue pasando que no acabo de verme como un escritor. Cuando me preguntan a qué me dedico me da vergüenza decir que escribo. Además no soy de proyectos, es más, huyo de ellos, busco siempre romper con lo anterior, pero si tuviera que escoger una forma quizá sería la de un pulpo con un cerebro central y sus tentáculos con sus cerebros respectivos removiendo el agua de forma distinta. ¿Te vale el pulpo?

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