23/01/2025 22:36
23/01/2025 22:36
23/01/2025 22:34
23/01/2025 22:34
23/01/2025 22:33
23/01/2025 22:33
23/01/2025 22:33
23/01/2025 22:32
23/01/2025 22:32
23/01/2025 22:32
Parana » Vorterix
Fecha: 23/01/2025 19:03
Esta semana la agenda periodística parece estar marcada, nuevamente, por el tema de la droga. Operativos, decomisos, allanamientos y el constante goteo de noticias relacionadas con el narcotráfico nos dejan un cuadro desolador: la droga está en todos lados. Hagamos un repaso. Empezamos con lo ocurrido en Cerrito y Federación, donde se incautaron 100 kilos de marihuana en lo que el gobernador calificó como el operativo más importante de todos los tiempos. Pero la magnitud de este logro quedó eclipsada apenas dos días después por nuevos acontecimientos. Concordia vio 12 allanamientos relacionados con una tentativa de homicidio, en los que se decomisaron drogas, armas y dispositivos electrónicos. Luego, en Paraná, un niño de apenas un año y seis meses debió ser rescatado tras intoxicarse con marihuana. Finalmente, una avioneta cargada con cocaína descendió en territorio entrerriano. Todos estos hechos parecen seguir una misma línea: la ruta 14, un corredor que conecta al norte con el sur y que, cada vez más, se confirma como una vía de distribución obligada para las drogas. ¿El destino final? Probablemente la provincia de Buenos Aires, aunque la proximidad con Uruguay suma otro componente político e internacional al problema. La cuestión va más allá de los operativos y las rutas. Por todos los barrios que uno recorra, en todas las clases sociales, la droga está presente. Desde la marihuana hasta el paco, el consumo atraviesa todos los estratos, dejando a su paso familias rotas y comunidades devastadas. Y lo que resulta aún más alarmante es que, aunque se celebren grandes incautaciones, la realidad es que por cada kilo que se decomisa, otros miles llegan a destino. Esto nos obliga a reflexionar: ¿Estamos enfrentando esta batalla con las herramientas correctas? Países como Uruguay o algunos europeos han optado por legalizar ciertas sustancias, tratando de quitarle el control al narcotráfico y redirigirlo hacia el Estado. Mientras tanto, acá seguimos corriendo detrás del problema, viendo cómo bandas, funcionarios y policías son arrastrados por un sistema que parece insaciable. La situación no solo involucra a quienes están directamente implicados en el tráfico o el consumo. También pone en jaque a nuestras instituciones y a los mismos funcionarios que, bajo presión, deben tomar decisiones en investigaciones cargadas de peso político y social. Y cuando las redes de contención social y psicológica están ausentes, las consecuencias se multiplican. Entonces, me pregunto: ¿No es hora de cambiar de paradigma? ¿De dejar de abordar el problema exclusivamente desde la ilegalidad y empezar a buscar soluciones más integrales, humanas y estratégicas? Tal vez, al replantearnos seriamente nuestro enfoque, podamos frenar este círculo vicioso de sangre, violencia y adicciones. Porque, al final del día, la verdadera pregunta es: ¿Hasta cuándo seguiremos perdiendo esta batalla?
Ver noticia original
Examedia © 2024
Desarrollado por