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  • La vida de Andrea Lázaro fuera de Gran Hermano: “Vendí contenido erótico para pagar la tarjeta”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 23/01/2025 02:31

    ANDREA LÁZARO - GRAN HERMANO En tan solo un mes de programa, Andrea Lázaro logró convertirse como una de las jugadoras más sólidas de la nueva temporada Gran Hermano (Telefe) y una de las más queridas en las redes sociales. Sin embargo, un problema de salud la obligo a tomar la decisión de abandonar la casa más famosa del país. Si bien el incoveniente no fue tan grave como pensaba, le disparó la pesadilla que le detectaron poco tiempo después de dar a luz a su hijo. Una mala práxis, un drama que no encontraba solución y la angustia de los dos días en coma que marcaron un punto de inflexión en su vida. Pasaron casi veinte años desde entonces y hoy Andrea se considera una guerrera. Un poco por su imponente aspecto físico, cultivado con horas y horas de ejercicio. Pero también por sobreponerse a los golpes de la vida y a las críticas que la persiguen hasta la actualidad, y que aprendió a resignificarlas: “Es un elogio que me digan que tengo cuerpo de hombre”, asegura, entre tantas confesiones en esta charla a solas con Teleshow. —¿Cómo fue participar del reality más famoso? —Fue una experiencia inolvidable, hermosa. Sigue siéndolo porque ahora desde afuera seguimos dando batalla. Fue algo increíble, me llevó los mejores recuerdos. —Tuviste que salir por un problema de salud. ¿Cómo impactó a vos? —En el afuera me di cuenta de que no era tan grave como yo lo veía adentro. Si bien el problema sí fue grave, la he pasado muy mal en mi vida. Me di cuenta afuera que no me iba a pasar nada porque estando adentro yo creí que algo malo me iba a pasar. Me jugó en contra, más allá del dolor, también la cabeza, la psiquis. Yo sentía que me iban a sacar con ambulancia y por eso tomé la decisión. Andrea Lázaro en los estudios de Infobae (Candela Teicheira) —¿Cómo se inició el problema? —Después del nacimiento de mi hijo, él era un bebé y yo estaba de cirugía en cirugía, mi salud estaba bastante deteriorada. No podía criarlo en la manera que yo quería. En ese momento vivía en Barcelona y me tuve que venir a Argentina. Fue muy traumática esa etapa de mi vida, que duró como 12 años. Cuando tuve al nene me descubrieron la enfermedad después del parto, me daban diagnósticos muy equivocados, qué era depresión postparto, cefalea tensional. Yo la pasé muy mal porque casi no tenía movilidad en las piernas, me desvanecía todo el tiempo hasta que me lo detectaron y me pudieron hacer la cirugía. Se ve que es algo congénito que yo desconocía, igual que los aneurismas, porque aparte tengo aneurisma cerebral. Se ve que lo tenía, pero con la fuerza del parto, con la peridural, la fuerza estaba concentrada como en mi cabeza, el cuerpo no lo sentía. Y a los 24 días de mi hijo, empiezo con un dolor de cabeza tremendo, cada día peor, hasta que me descubren la enfermedad y deciden hacerme la cirugía. —¿Qué es la malformación de Chiari? —Es una enfermedad en el cerebelo, es una hernia en el cerebelo que en mi caso se complicó mucho, pero porque tuve una mala praxis en primera instancia y eso me complicó muchísimo la salud después. — ¿Y cómo es no poder cargar a tu hijo después de 24 días de su nacimiento, de no poder estar para él al 100%? —Es tremendo, psicológicamente me hizo muy mal. Yo necesitaba sentirme bien, pero a la vez quería que se sintiera bien mi hijo. Y el padre trabajaba y no podía hacerse cargo de los dos. Es algo que trabajo todavía hoy. Mi hijo tiene 19 años y tengo esa culpa de no haber podido disfrutarlo como quería. Andrea abrió su corazón y contó la difícil experiencia que vivió con su enfermedad —¿Cómo te enteraste de la mala praxis? —Acá, en Argentina. A mí me hacen en España cirugías de cerebro, de cerebelo, con respecto a la malformación y al aneurisma. Me vuelvo a Argentina cuando mi hijo tenía un año, y empiezo a tener dolores, nunca tuve una gran calidad de vida, y si bien yo trabajaba hacía mi vida normal, pero era un sacrificio sobrehumano hacer todo. A veces me desvanecía en la calle. Todo lo que quería hacer se me complicaba, no podía hacer ejercicio, había mil cosas que no podía hacer y empecé a buscar médicos, alguien que me diera una solución, una respuesta a lo que me pasaba. No lo encontraba, hasta que por fin un médico me pide los estudios de mi primera cirugía y ahí me dice que estaba mal operada. Decide hacer una junta médica, y me convocan para decirme que había decidido hacerme la cirugía, que no sabían con qué se iban a encontrar porque mi anatomía no era la normal de una persona que no tiene cirugías. —Y después de la cirugía, ¿cómo te sentiste? —Salió todo bastante mal al principio, tuve que hacerme una segunda cirugía acá en Argentina. En la primera me tuvieron que poner dos días en coma porque quedé muy mal, tenía pérdidas de líquido cefalorraquídeo por la herida que tenía acá atrás en el cuello. Y voy otra vez en la guardia y ahí deciden ponerme en coma porque no sabían qué me estaba pasando y me vuelven a operar y le pedía a mi hermana “jurame que no me van a operar más”. Me desperté a los dos días con otra cirugía de la que salí perfecta. Y a partir de ahí empecé a vivir de verdad. —¿Qué cambios sentiste? —Todo. Empecé a entrenar, a estudiar todo lo relacionado con el fitness A modo de rebeldía, de decir “voy a hacer fuerza, voy a levantar peso, voy a vivir todo lo que antes no podía”. Y le empecé a meter garra a todo eso. "No quería apelar a la lástima", la razón por la que Andrea no quería hablar de su enfermedad en la casa —En ese momento que la pasaste muy mal, ¿en quién te refugiaste? —Siempre en mis dos hermanas, una más grande, una más chica. Sobre todo me apoyé en la más grande, que somos como más amigas, la más chica siempre estuvo, pero ya era más chica en ese momento y estaba con todo el tema de adolescencia. Pero siempre en mi familia, y en mi hijo, obvio. —Todo esto que me estás contando es algo que vos no querías decir cuando entraste a la casa de Gran Hermano. ¿Por qué? —No lo conté los castings. Sí dije que tenía la enfermedad, porque ellos lo tienen que saber. Pero no quería apelar a la lástima o decir “uy, mirá, por la historia de vida la vamos a llamar”. —¿Por qué pensaste que ibas a dar lástima? —No sé, a veces siento que el contar todo esto me hace ver como vulnerable o débil, y yo trato de mostrar qué es lo que soy en realidad. Yo me considero una guerrera, trato de mostrar una faceta como más combativa y como que no cuadra. Prefería que me vieran no como una mujer que la pasó mal en su vida, sino como alguien que va al frente. Hoy me doy cuenta de que sigo siendo una guerrera, más allá de haberlo contado. —¿Por qué te anotaste en Gran Hermano? —Arrancó como una idea de mi hijo, él me tiene mucha fe, siempre digo que es mi fan número uno. Y él me decía ´Mami, dale, vos sos graciosa, vos tenés que estar ahí, a vos te van a llamar y si vas, llegás a la final´. Siempre me dicen que yo tengo una impronta distinta, que lo hago reír y dije ´pruebo, intento´. No me tenía fe porque sentía que no podía aportar nada distinto. —¿Qué importancia le das a la actividad física en tu vida? —Tiene mucha, mucha importancia. Necesito sentirme bien conmigo misma y me gusta tener masa muscular. Yo era muy, muy delgada de chiquita y siempre quería ser grandota, como imponente. Y lo fui logrando de a poco. —¿Y vos creés que esas ganas de ser guerrera, que ya lo sos, pero por dentro, también se muestre por fuera? —Creo que pasa por ahí también, debe tener mucho que ver esta cosa de mujer fuerte, dura. —¿No te gusta la vulnerabilidad? —No, para nada. Siento que el otro me puede llegar a ver débil. Sin embargo, yo soy re sensible, soy de piscis, no sé si tiene que ver con ascendente en piscis, todos llanto, sensibilidad y, sin embargo, me lo guardo. Quiero mostrarme fuerte. Siempre me pasó. Con su ingresó a Gran Hermano, su vida dio un cambio —¿En el amor también te pasó? —Sí, sufro en silencio, pero sufro. Siempre digo que el mercado está duro porque está complicado vincularse, está complicado relacionarse. —Dijiste en tu presentación que te gustaba hablar mal de los hombres, ¿qué es lo que te pasó para que digas eso? —Tuve malas experiencias. He tenido experiencias maravillosas también, pero noto que últimamente está tan difícil vincularse o conocer a alguien y conectar. Creo que no solo es culpa de los hombres, también nosotras tenemos mucho que ver. Y no es que hablo mal de los hombres, le quise poner un poco de humor, pero creo que es difícil de ambos sexos. Nos está costando a los dos conectar. —¿Hace cuánto no tenés una pareja estable? —Hace dos años. Nunca pasé más de seis meses soltera. —¿No te gusta estar sola? —Me gusta estar en pareja. Es como mi mejor estado. Me siento cómoda en pareja. —Y desde el papá de tu hijo, ¿no te casaste más? —No, yo me casé con 19 con el papá de mi hijo. Me divorcié con 26 y nunca más volví a convivir. Tuve parejas, novios, un montón. Mi hijo siempre me carga con eso, porque tuve muchos novios, pero nunca volví a convivir, ni a casarme, ni nada. "Sufro en silencio", la confesión de Andrea acerca de sus relaciones —¿Es verdad que vendiste contenido erótico? —Lo hice durante un mes, me arrepentí después y no lo hice más. Soy cristiana y sentí que lo que estaba haciendo no estaba bien. Hoy siento lo mismo y dejé de hacerlo. No juzgo al que lo hace, está perfecto. Y lo que vendí no era tan jugado. —Porque filtraron algunas imágenes, ¿cómo te sentís con eso? —Creo que vi una foto, pero no quiero ver más. Ya está. Con saberlo es suficiente. —¿Cobrabas en dólares? —No, eran pesos. Era una plataforma de acá. Me fue muy bien, debo reconocer que me fue muy bien. No tengo tampoco tantos recuerdos. —¿Tenías más ganancia vendiendo las imágenes que con tu trabajo? —No sé si más dinero, pero cómodo, sin moverte. Porque estás sentada y de golpe te llega un pago de una foto que quizás eran fotos que yo antes tenía en Instagram y las subía ahí. O sea, no era para nada jugado, pero era algo cómodo. Tenía que pagar una tarjeta de crédito y la pude pagar. —¿Cómo era tu vida antes de entrar a Gran Hermano? —Es una vida súper normal, tranquila, de laburar de administrativa en el Ministerio de Justicia, y dar clases en un gimnasio. Laburar y entrenar, salir del ministerio, cambiarme, e ir al gimnasio. Nada más. —¿Cómo fue pasar del Ministerio de Justicia a Gran Hermano? —Muy fuerte. Les mandamos un beso al Ministerio de Justicia fue un flash. Yo nunca me imaginé que me iban a dar esta oportunidad, sobre todo a la edad que tengo. Si bien no soy muy grande, no esperaba que pasando los 40 años yo podía llegar a salir en la tele. Me sorprendió mucho. —Y la gente del Ministerio de Justicia, tu círculo, ¿qué te dijeron? —Me escribieron después, cuando salí, obviamente. Tenía un montón de mensajes. Le hablaban a mi hermana. No lo pueden creer porque aparte no podés decir nada. De golpe te vas, porque vas pasando castings. Y se enteraron cuando me vieron ahí. —¿Y en lo laboral? ¿Tuviste que presentar tu renuncia? —No, justamente había salido un retiro voluntario en el Estado, iban a achicar el personal. Trabajábamos para un ente cooperador. Iban a dejar afuera un montón de gente, yo entré dentro de esas personas. Así que justo me salió el retiro y me llamaron de GH. Y ahí se juntó todo. Se alinearon los planetas. Como que Dios lo quiso así y dije “es mi momento”. Además, no era lo mío. Era muy feliz con mis compañeros, los queremos a todos, pero no era el trabajo de mi vida. Me siento mucho más cómoda ahora. —Dijiste que no querías ser famosa, que entraste por otra cosa. ¿Cuál era tu sueño? —Tengo muchos. Me gustaría mucho tener una marca propia de suplementos deportivos, eso me encantaría. Después, darme a conocer, tener exposición, más alcance en redes, hacer contenido fitness, lo pensaba por ahí. Me está gustando un poco la tele, esto de opinar, de hablar del formato de GH me encanta. Así que ahora no sé qué rumbo va a tomar mi vida. Andrea soñaba con ser vedette (Foto: Candela Teicheira) —¿Y cuando eras chica? —De adolescente quise ser vedette. Me gustaban mucho las plumas, los brillos. —¿Y por qué no seguiste ese camino? —Me casé muy joven y fui esposa y madre. No tuve tiempo tampoco. —Y ahora que estás afuera. ¿Cómo crees que puedes mantener la fama? —No lo sé. No tengo ni idea. Porque es muy nuevo esto para mí, me gusta mucho que me conozcan, que me saluden, que me pidan una foto. Pero creo que va a ser parte de mi vida, que va a ser algo lindo, que va a sumar. Yo estoy feliz. —¿Y cómo te llevás con las críticas? —Bien, porque antes, cuando no me conocía nadie, también recibía bastante hate y ahora, obviamente estoy expuesta. Siempre relacionado con el cuerpo, de si era hombre o mujer. No me llevo mal, obvio que preferiría que no existieran, pero creo que eso también te eleva un poco. —Eso también te lo preguntaron en la casa de Gran Hermano, ¿qué sentiste en ese momento cuando te lo dijeron? —Me sentí mal porque la persona que sí es trans, que es Lu, estaba ahí y no era su momento de contarlo. Yo sabía que ella iba a tener su momento, que no era ese y sentí como que había quedado expuesta. Pero no me sentí mal por mí. —¿Y por qué hay tanto prejuicio con el cuerpo fitness? — No lo sé, aparte es tan difícil generar masa muscular que me digan eso es hasta un halago. Pero hay prejuicio con todo, si sos más gordita, más rellenita, más delgadita. Quizás a mí me afectaría más que me dijeran “che, qué flaca estás”. Eso quizás me duele mucho más a que me digan que estoy musculosa o que parezco un hombre. A cada uno le afecta de manera diferente. Fotos: Candela Teicheira

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