22/01/2025 19:16
22/01/2025 19:16
22/01/2025 19:15
22/01/2025 19:15
22/01/2025 19:15
22/01/2025 19:15
22/01/2025 19:14
22/01/2025 19:12
22/01/2025 19:12
22/01/2025 19:11
Buenos Aires » Infobae
Fecha: 22/01/2025 13:37
La dinámica de la IED refleja un mundo enfrentado a incertidumbres económicas y geopolíticas (Imagen: Shutterstock) La inversión extranjera directa (IED) global enfrentó un desafío significativo en 2024 al registrar una caída del 8%, de acuerdo con el Monitor de Tendencias Globales de Inversión publicado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), principal órgano de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Este descenso pone en riesgo el avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que dependen en gran medida del financiamiento internacional. Aunque el total mundial de la IED alcanzó los 1,4 billones de dólares gracias a un aumento del 11% en flujos generales, la caída es evidente al excluir las economías conductoras europeas, utilizadas frecuentemente como puntos de transferencia para las inversiones. La dinámica de la IED refleja un mundo enfrentado a incertidumbres económicas y geopolíticas. Europa sobresale por su contracción: sin considerar las economías conductoras, la IED cayó un 45%, afectando a 18 de los 27 países de la Unión Europea. Alemania e Italia sufrieron caídas del 60% y 35%, respectivamente. Incluso las inversiones en nuevas instalaciones en la región disminuyeron un 10%, aunque el valor total de los proyectos aumentó un 15% debido a iniciativas de gran escala. Economías desarrolladas: divergencias marcadas Las economías desarrolladas mostraron una situación dual. En América del Norte, la IED aumentó un 13%, impulsada principalmente por un crecimiento del 80% en fusiones y adquisiciones en Estados Unidos. Además, las inversiones greenfield alcanzaron un notable aumento del 93%, con 266.000 millones de dólares destinados a proyectos de semiconductores. En contraste, Europa mostró una debilidad significativa, con 18 países de la Unión Europea registrando caídas en sus flujos de IED. El financiamiento de proyectos internacionales también enfrentó retos: las transacciones en las economías desarrolladas cayeron un 26% en número y casi un tercio en valor, lo que limita las posibilidades de desarrollo en sectores como infraestructura y energía. Reino Unido e Italia se destacaron por un crecimiento de 32% y 71% en sus inversiones greenfield, respectivamente, pero el panorama general europeo sigue siendo preocupante. Los megaproyectos emergen como un factor clave para las cifras totales, destacándose sectores como el de semiconductores en Estados Unidos y el sector tecnológico en algunos países europeos. Sin embargo, el alto nivel de concentración de estas inversiones podría limitar el impacto general en las economías más pequeñas de la región. Economías en desarrollo: desafíos y oportunidades La IED en economías en desarrollo registró una disminución del 2%, siendo este el segundo año consecutivo de caída. Asia, principal receptor de IED, tuvo una reducción del 7%. Mientras que China sufrió una drástica caída del 29%, India mostró resiliencia con un incremento del 13%, gracias al aumento en proyectos nuevos. En tanto, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático logró un récord de 235.000 millones de dólares, marcando un crecimiento del 2%. En América Latina y el Caribe, la IED cayó un 9%. Sin embargo, Brasil, Argentina y Colombia experimentaron un aumento en el número y valor de proyectos nuevos, lo que podría indicar una posible recuperación a mediano plazo. México demostró resiliencia con un aumento del 11% en IED, a pesar de la debilidad en anuncios de proyectos regionales. Esta heterogeneidad resalta la importancia de estrategias nacionales para atraer y consolidar inversiones extranjeras. En América del Norte, la IED aumentó un 13%, impulsada principalmente por un crecimiento del 80% en fusiones y adquisiciones en Estados Unidos (Imagen: Shutterstock) Por su parte, África presentó un crecimiento del 84%, llegando a los 94.000 millones de dólares, debido principalmente a un megaproyecto en Egipto. Excluyendo este proyecto, la región registró un crecimiento del 23%, con una cifra total de 50.000 millones de dólares. Aunque los valores absolutos son modestos en comparación con otras regiones, el crecimiento relativo refleja un potencial significativo para futuras inversiones, especialmente en sectores vinculados a la energía renovable y la infraestructura. El panorama hacia 2025 De cara al futuro, se proyecta un crecimiento moderado de la IED respaldado por mejores condiciones de financiamiento y un aumento en la actividad de fusiones y adquisiciones. Sin embargo, los riesgos persisten, especialmente por las tensiones geopolíticas y la inestabilidad económica global. Las economías desarrolladas y en desarrollo enfrentan retos similares en un panorama complejo que demanda estrategias más diversificadas y sostenibles. La necesidad de atraer inversiones hacia sectores clave para los Objetivos de Desarrollo Sostenible sigue siendo un reto prioritario. El financiamiento de proyectos en áreas como la infraestructura, el agua y saneamiento, y la transición energética requiere mayores incentivos y colaboraciones internacionales. A pesar de los desafíos, el crecimiento en regiones menos favorecidas, como África, podría ser una pieza clave para equilibrar el panorama de la inversión extranjera directa en los próximos años.
Ver noticia original