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Fecha: 19/01/2025 15:20
Facebook Twitter LinkedIn WhatsApp La licitación de la Hidrovía Paraná-Paraguay, prevista para febrero, concentra debates clave para la economía argentina, el agro y la política internacional. Gustavo Idígoras, presidente de CIARA-CEC, expuso en detalle los desafíos, las oportunidades y los riesgos que enfrenta este proceso. Cada una de sus declaraciones refleja la complejidad del contexto. Un contrato estratégico y de largo plazo Idígoras destacó la importancia de este proceso para las empresas dragadoras y el país: “Cualquier dragador que gane sabe que tiene aseguradas tres décadas de ingresos en la ruta fluvial más importante del mundo. Hay muchas cosas en juego: la competitividad de nuestras exportaciones e importaciones, y para las empresas dragadoras, el que gane se queda con la billetera para tal vez poder tener los mejores jugadores para seguir ganando en otros sitios”. Además, señaló el creciente interés global en la hidrovía: “Este proceso se da en medio de hipótesis de conflictos bélicos en muchas regiones del mundo. Entre ellas, el Canal de Panamá es una hipótesis de conflicto militar, y la Hidrovía Paraná se transforma en un valor geopolítico mayor. Por esto hay más luces sobre este proceso”. Demandas del sector agroindustrial Idígoras planteó que los usuarios de la hidrovía han solicitado cambios y mejoras para garantizar una tarifa competitiva y un mejor servicio. “Como usuarios seguimos solicitando cambios y mejoras, entre ellas la fórmula polinómica donde creemos que la oferta económica superior debe garantizar una tarifa más competitiva, profundización y calado mayor, y el Bravo, Guazú y Talavera como canales alternativos”. También subrayó la necesidad de prorrogar los plazos para ajustar el pliego: “Sabemos que solo tenemos un mes porque el gobierno está decidido a abrir los sobres a mediados de febrero. El rechazo en primera instancia de una cautelar de un dragador reafirma los plazos cortos que quedan para hacer ajustes. En este contexto, estamos viendo hasta dónde llegamos. Pedimos una ampliación de los plazos de 30 días; nos parece simple y sencillo: 30 días más cuando miramos a 30 años”. Servicios adicionales y financiamiento El pliego incluye nuevos servicios, como sistemas de seguridad y seguimiento, extracción de navíos y gestión de derrames. Al respecto, Idígoras señaló: “Creemos que el pliego es innovador, incluye nuevos servicios que engordan el valor de la tarifa. En todos esos temas somos muy cuidadosos a la hora de tratarlos. No decimos que no; seguridad, ¿quién no quiere? ¿Quién no va a estar interesado en que la Prefectura tenga el mismo sistema de software que tiene el Ejército Norteamericano en los más de 1.000 kilómetros del Río Paraná? Ahora, ¿debe ser el privado el que financie una obra de infraestructura, monitoreo y seguimiento de seguridad, o debe ser el Estado con los recursos que recauda a través de los impuestos?”. Lecciones del pasado y el costo de los errores Refiriéndose a decisiones anteriores, Idígoras fue tajante: “No podés reiterar el grandísimo error cometido de haberle permitido a un gobierno estatizar la administración de los servicios de dragado y balizamiento de la hidrovía. Llegamos a un punto de aceptación tal que se discutía dónde iban a instalar la oficina de la hidrovía. Era un absurdo total. Fijate lo caro que pagamos eso, no solo en la deuda acumulada, sino en el retraso para hacer cosas. El debate actual es una agenda muy distinta, pero tenemos que ir al máximo posible porque esto es el futuro de todos nosotros”. Impacto en el agro y las tarifas El costo de las tarifas es un tema crítico para el agro. “Las entidades del agro entienden que una tarifa alta impacta en el precio lleno del productor. Esto implica que no solo el que está en Pergamino o Venado Tuerto pierda plata, sino que el que está en Salta deje de hacer maíz. Si hacemos una tarifa competitiva, el que está en Salta va a hacer el doble de maíz. Este es el gran debate: el que está en Pergamino, en lugar de ganarle 10 puntos al maíz, le va a ganar 15 puntos, ya sea al maíz, a la soja o a lo que fuere”. Además, agregó: “Argentina no vende inteligencia artificial al mundo, vende granos. Entonces, la capacidad de resistencia a una tarifa es extremadamente baja en relación con el valor final de los productos que exportamos. Si nosotros todos los días en nuestros puertos cargáramos vehículos de alta gama, bueno, tal vez entre 4 o 5.70 dólares por TNR me la banco porque sobre el valor final es insignificante. Pero ahora, sobre 200 dólares de valor de tonelada de maíz, es altísimo, incluso más que un derecho de exportación”. Temores y desafíos post-adjudicación Finalmente, Idígoras expresó preocupación por el escenario posterior a la adjudicación: “Una vez que esté firmado y adjudicado, hay que convivir con ese contrato. Ahí es donde viene el temor y el riesgo que vemos. Celebramos que el gobierno tenga la decisión política; ha costado muchas veces, Jorge lo sabe perfectamente, convencer a los políticos de turno en la Argentina de que avancen en estas cosas. Bueno, acá hubo una decisión. Tenemos el temor natural de que no estén dadas todas las condiciones para ir al mejor escenario de competencia que queremos fomentar, y eso es lo que estamos viendo”. La licitación de la Hidrovía Paraná-Paraguay no es solo un proceso administrativo, sino una apuesta estratégica que impactará en la economía, el agro y la geopolítica argentina durante las próximas tres décadas. Las declaraciones de Gustavo Idígoras subrayan la urgencia de garantizar un escenario competitivo, tarifas justas y un servicio eficiente que potencie el desarrollo del país. El éxito de este proceso dependerá de la capacidad de los actores involucrados para equilibrar intereses y evitar los errores del pasado.
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