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Gualeguay » Debate Pregon
Fecha: 17/01/2025 19:40
Dice el capítulo 24 de libro del Levítico en la Biblia que Dios mandaba a su Pueblo a realizar cada tanto un “jubileo”. ¿Qué quiere decir esto? Que después de siete ciclos de años sabáticos, es decir, después de 49 tendría lugar un tiempo especial: Ese año del jubileo se consideraba un año santo y se relacionaba no sólo con la conversión personal, sino también con la tierra y con su propiedad. El año jubilar debía reconstituir algunos vínculos fundamentales de la naturaleza humana y de toda comunidad que se dice religiosa: debía ser -por lo tanto- un tiempo de comunión con el verdadero Dios liberador que quiere justicia y fraternidad (como cuando había sacado a Israel de Egipto); un tiempo en el que lo que estaban pagando deudas ofreciendo trabajos cercanos a la esclavitud experimentaran su liberación y el perdón de la deuda (de aquí el término “redención”). Además la propiedad confiscada debía ser devuelta a la familia o a los descendientes porque la propiedad privada no es absoluta. El jubileo tenía también una dimensión ecológica: conscientes que la tierra “se cansa” era necesario dejar un tiempo sin sembrarla para que recuperara las nutrientes (la experiencia ancestral así lo enseñaba dando fundamento a la ley prescripta en nombre de Dios). Teniendo en cuenta este texto, la Iglesia católica comenzó a celebrar jubileos en el siglo XIV, cuando el papa Bonifacio VIII convocó el primero. Recordemos los que peinamos canas que, durante el Jubileo del año 2000, el Papa San Juan Pablo II pidió que se redujera o condonara la deuda externa de los países del sur del mundo. En respuesta, las instituciones financieras internacionales aportaron 130.000 millones de dólares para ayudar a paliar la deuda de estos países. En aquella oportunidad el Papa Juan Pablo II afirmó que el Jubileo debía ser un momento propicio para restablecer la justicia social y los derechos de los más pobres. El Papa Francisco ha hecho eco del llamado del Papa Juan Pablo II, afirmando que la deuda ecológica y la deuda externa son dos caras de una misma moneda que hipoteca el futuro. Comparto estas bellas palabras del obispo español Pedro Casaldáliga: “Yo me atengo a lo dicho: /La justicia,/ a pesar de la ley y la costumbre,/ a pesar del dinero y la limosna./ La humildad,/ para ser yo verdadero./ La libertad,/ para ser hombre./ Y la pobreza,/ para ser libre./ La fe cristiana,/ para andar de noche,/ y, sobre todo, para andar de día./ Y en todo, hermanos,/ yo me atengo a lo dicho:/ ¡La Esperanza!” Que el jubileo traiga “redención”, es decir liberación de esclavitudes a favor de la verdad, la fraternidad y la justicia.
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