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» Diario Cordoba
Fecha: 17/01/2025 02:38
Son las siete de la mañana y las calles están repletas de personas ataviadas con mallas de colores y bolsas de deporte. Algunas, además, también llevan el maletín con el portátil, por si es posible agendar una reunión de trabajo a primera hora. Son los nuevos deportistas que se ven en las grandes ciudades: buscan un lugar acogedor donde puedan completar una (o más) sesiones de mantenimiento sin perder el tiempo. Jaime Gross, Pedro Olavarría y María Luz Campo se fijaron en estos deportistas a la hora de diseñar Abada Club, un centro de fitness que califican de lujo, que mezcla estudios boutique con un gimnasio equipado con alta tecnología, una zona dedicada al descanso y un coworking. Querían diferenciarse en un sector cada vez más saturado. "Así como el segmento low cost está muy desarrollado con grandes compañías, el prémium todavía era muy restringido", explica Gross, actual CEO de la compañía. En España solo hay tres exponentes de los gimnasios de alta gama: Club Metropolitan, fundado en 1989 en Barcelona, Arsenal y la cadena británica David Lloyds Club. Los dos últimos mantienen separadas las variantes masculina y femenina, además de una mixta para ambos sexos. Los tres socios de Abada Club se dieron cuenta del crecimiento exponencial que viven las boutiques en los últimos años y con esta premisa decidieron mezclar todos los servicios en un primer espacio en pleno centro de la capital. Trabajar en el gimnasio Sus 2.300 metros cuadrados cuentan con cinco estudios especializados en yoga, barre, ciclo, boxeo y hiit (entrenamientos de intervalos de alta intensidad). En el mismo espacio hay un gimnasio de 900 metros cuadrados con inteligencia artificial equipada con firmas de equipamiento de alta gama (Egym, Onyx Collection, entre otras) y zonas de recuperación, socialización y coworking. "Muchos se quedan trabajando en el gimnasio y tienen reuniones allí. Permitimos esa flexibilidad a la hora de poder entrenar", expone el consejero delegado de Abada Club. A diferencia de sus competidores, su gimnasio no abre por las noches y mantiene un horario fijo para que "la experiencia sea óptima" mediante el trabajo diario de sus cerca de 20 empleados directos, a los que se suman otros indirectos. Todos sus servicios están a disposición de los clientes a partir de una cuota de 109 euros que puede ascender a 180 en su versión más cara, unos precios que varían según el ritmo de vida de los clientes. La idea del fitness de lujo no responde solo a la posibilidad de acceder a un equipamiento de alta calidad en un establecimiento amplio y con un interiorismo muy cuidado, sino también al hecho de "poder entrenar cuando quieras y como quieras". "El problema del sector es la saturación. Desde el covid, sobre todo, la gente ha tomado conciencia de lo importante que es la salud, acude más al gimnasio y está más tiempo dentro de él", señala Gross. Un punto importante de la construcción y el mantenimiento de sus gimnasios es la sostenibilidad. De hecho, su primer establecimiento es el primer centro deportivo en España con certificación medioambiental. Crecer dentro del ‘prémium’ Abada Club abrió su primer gimnasio hace una semana y su objetivo es alcanzar la decena de locales en unos cinco años, siempre dentro de la capital española, con una inversión de 60 millones de euros. Los gimnasios se escogerán "tomando el eje Castellana para estar a ambos lados de ella" y en función de la disponibilidad de espacio, "el gran condicionante" de este sector: "No es fácil encontrar locales de estas dimensiones en zonas prémium", lamenta Gross, puesto que buscan establecimientos con techos altos y sin columnas. Si se cumplen sus primeras previsiones, en seis meses podrían obtener sus primeros beneficios. Una vez observen los primeros resultados, analizarán una posible expansión fuera de Madrid o incluso a otros países. Antes de llegar a este punto, la firma quiere aprovechar la socialización que tiene lugar en los gimnasio para generar actividades en un futuro con sus socios, tanto relacionadas con el deporte como otras. "Al final, los gimnasios se están convirtiendo en una zona de relación", apunta.
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