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» Diario Cordoba
Fecha: 17/01/2025 02:38
Del latín tardío ‘analphabetus’ –y este, a su vez, del griego–, ‘analfabeto’ es un adjetivo que califica objetivamente a ‘quien no sabe leer ni escribir’. Atendiendo a las vísceras, que a veces se revuelven, se recurre a este vocablo para denominar a aquel que pareciera que jamás pisó una escuela. Sea como fuere, un ‘analfabeto’ es alguien ‘ignorante’, ‘inculto’, ‘iletrado’, o ‘indocumentado’. Estas palabras contienen un prefijo ‘privativo’, empleado para privar a un término del significado que posee su contrario. Así pues, un ‘analfabeto’ habría sido privado de recibir una formación reglada, o bien, habiéndosele dado tal servicio, no habría podido ni querido aplicar lo recibido. Este último podría ser el caso de Nicolás Maduro, de quien se dice que recibió clases en un liceo de Caracas, del que fue expulsado a los 15 años. Parece ser que logró finalizar sus estudios secundarios en otro lugar, para nunca ingresar en la universidad. Se entregó al trabajo abnegado de conducir un autobús, tras olvidar cuanto hubiese podido aprender de sus maestros. El dictador venezolano representa más bien el prototipo de ‘analfabeto funcional’: aquel que, aun conociendo las letras, no realiza correctamente ningún ejercicio relacionado con ellas. Él -como llamaban a Fidel- lee discursos y firma documentos. Sin embargo, carece de competencia comunicativa y desconoce las estrategias discursivas que debería dominar cualquier dirigente público o del ámbito privado. Atropella la gramática, grita, insulta y atenta contra las reglas pragmáticas básicas. Maduro jamás puso a madurar los ingredientes que hubiesen sentado las bases de un dominio lingüístico: es un analfabeto de libro.
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