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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 16/01/2025 02:39
En una charla a fondo con Teleshow, Renato Rossini habló de su familia, el vínculo con su padre, su pasión por los medios y los realities Renato Rossini se convirtió en uno de los personajes más polémicos dentro de Gran Hermano. Con tan solo 27 años, el modelo dejó su vida en Perú para probar suerte dentro de la casa más famosa de Argentina. Si bien su estadía fue breve y resultó eliminado con un porcentaje histórico, esto no le impidió dejar una huella en el reality y “alimentar al bichito” que le indujo su deseo de formar parte. Su camino a Gran Hermano tiene un profundo trasfondo que no solo se encuentra en la figura semipresente de su padre, quien es un reconocido actor en su tierra natal, sino que también por su pasión por las cámaras y el apoyo incondicional de otras personas en su vida, como su mamá y sus abuelos. —¿Te pesaba el apellido de tu papá? —Es como marketinero que te pongan el mismo nombre que tu padre. Es que ya te tira… Como Cristiano Ronaldo con su hijo. Es un diminutivo, yo soy muy, muy diferente a mi papá. Él tiene una carrera y yo tengo otra, y estoy formando mi propio camino. Si bien estoy orgulloso de lo que él ha hecho, pues yo creo que, como marca personal, somos muy diferentes. "Él tiene una carrera y yo tengo otra, y estoy formando mi propio camino", comentó Renato sobre su padre (Candela Teicheira) —¿Entonces Renato recién es Renato Rossini? —Y yo le dije: “No, no es un ‘junior’, no es una persona, es una idea. Para mí es una idea, es una marca, una marca registrada”. —¿Te gusta que te asocien con él o preferís separarte? —Él siempre va a ser mi papá. Es un súper gran actor, probablemente uno de los mejores actores del Perú. Y para mí, el galán más importante, o uno de los más importantes, que tuvo la televisión peruana, que directamente ya no existen. —¿Lo idolatrás mucho? —En su trabajo. En lo personal tiene cosas buenas y cosas malas. Prefiero quedarme con la parte del trabajo. —¿Y cómo te llevás con él? —Bien. Tenemos una relación más de amigos que de padre e hijo. No tenemos como lo que se hereda, no se hurta. Tenemos muchas cosas en común, muchos gustos en común, inclusive, no sé. Sin yo ver cómo él se vestía, me visto igual, no sé si será genética o gustos, no sé, es muy extraño. Pese a la distancia con su padre, el modelo peruano reconoció su cariño hacia él —¿Y te pesa que sea más tu amigo que tu papá? —No, para nada. Yo creo que en la vida uno crece con lo que tiene y lo vas normalizando. Cada uno en la vida recibe un mazo de cartas, y depende de vos qué tan buen jugador sos. Y yo estoy agradecido con Dios por todas las cosas que me ha puesto en el camino. —¿Y no te gustaría que sea una figura más paterna? —Lo que pasa es que he tenido figuras paternas. Mi abuelo, que en paz descanse, Carlos Carrillo, o como le digo yo Tato, falleció el año pasado. Y yo crecí y viví con él hasta los 12 años. Luego, mi mamá se volvió a casar con Carlos, que gran parte de mi carácter es así como él. Es una persona que va directo al grano, muy buena en los negocios, persuasiva, y tiene mucho carisma. Si conoce a alguien, es súper suelto, no tiene vergüenza de nada, tiene mucha personalidad. Agradezco muchas cosas que me enseñó y que formaron mi carácter. Tiene un carácter muy fuerte, y eso me lo transmitió. Entonces, nada, agradecido con eso, porque es un hombre con los pantalones bien puestos. Pese a la ausencia de su papá, Renato aseguró que tuvo varias figuras paternas en su vida —¿Y tus papás se separaron cuando eras muy chiquito? —Sí. Para mí nunca hubo mamá y papá a la vez. Yo crecí en la casa de mis abuelos con mi madre y ellos, mi Tato y Melania. —¿Y él no se hizo cargo? —Es que la vida de la actuación, el ser una estrella internacional lo llevaron a otros sitios, y a veces uno se distrae, está en otra. Lo veía una o dos veces por año porque aparecía de sorpresa. Yo estaba en el colegio, jugando fútbol, y aparecía mi papá atrás. Yo me emocionaba mucho porque no lo veía nunca, era como ver a Superman. Creo que, en diferentes culturas, se da que el papá no está, pero de alguna forma se hace presente en momentos puntuales. Para mí, el Día del Padre muchas veces no existía, aunque estaba mi abuelo. Hizo lo mejor que pudo, no soy nadie para juzgar. —¿No lo perdonaste? —Yo sí. Todos cometemos errores. Yo no soy padre aún; algún día, no muy lejano, me gustaría serlo y hacer lo mejor que pueda con todo lo que he aprendido con la experiencia de la vida y lo que he visto de otras personas. —¿Y hay algo que no te gustaría repetir? —Todos los seres humanos somos únicos y no sabemos qué experiencia vamos a tener como padres. No sabemos contra qué vamos a tener que luchar. Lo que sí haría es darle una buena educación, permitir que siga sus sueños, pero de la manera más profesional posible, nada improvisado. Si quiere ser actor, pues que tenga una buena formación, darle todas las herramientas sin ser engreído, nunca dar de más. Nunca engreír a los hijos porque hay una frase que dice: “Tiempos fáciles crean hombres débiles. Hombres débiles crean tiempos difíciles. Tiempos difíciles crean hombres fuertes”. Yo me siento una persona así porque no pasé por momentos sencillos en mi vida. Entonces, que les cueste. Carlos nos enseñó a mí y a mis hermanastros la importancia del trabajo y de ganarte las cosas. Eso te hace una persona fuerte. "No sabemos qué experiencia vamos a tener como padres", aseguró Rossini Jr. al ser consultado por la presencia de su papá ¿Qué dificultades tuviste que pasar para llegar a ser el Renato de hoy? —Un montón. Bueno, pongamos las que son con las que la gente se identifica más. El tema económico porque uno ya cumple la mayoría de edad, 18 años en Perú y empieza a ser pesado pedirle plata a los padres, sobre todo si, independientemente de la posición económica que tengas, ya sos un adulto y tenés que buscártela. Yo siempre fui malo en lo académico y, por ende, no me gusta seguir mucho las reglas. Siempre fui un outsider, un rebelde. Entonces, cada trabajo que tenía, me terminaban echando porque no encajaba con la forma de pensar del sistema. Mientras iba a la universidad y recursaba, tenía que pagar el tutor y la academia; todo era mucha plata. A través de mis “cachuelos” —trabajos temporales— me las arreglaba: hacía anfitrionaje, fotos para e-commerce, modelaje y algunos negocios de compra y venta. Todo lo que ganaba lo gastaba y no podía ni siquiera salir. A veces quería ir al cine con una chica y no tenía ni para el taxi. Había días en los que no tenía ni un peso en el bolsillo, ni para el transporte público, así que me iba caminando a la universidad. Me demoraba media hora, 40 minutos. Eso para mí era normal. Hoy camino mucho porque en su momento fue una necesidad. Nunca me gustó pedir dinero. —Tenés la imagen de privilegiado por ser tu papá muy famoso en Perú, pero es una realidad totalmente distinta a la que estás contando… —Sí, creo que mucha gente tiene un concepto errado. No porque seas una persona famosa significa que tengas plata. ¿Cuántas personas conocidas se mueren en la pobreza? Sin ir muy lejos, en el caso de Jenifer con su hija... La gente asume: “Sí, porque es famoso, porque es futbolista, porque es actor, tiene mucha plata”, y no saben qué problemas tiene en su vida. No saben si está endeudado, si todos sus ahorros están comprometidos... Por eso admiro mucho a Jenifer (Lauría) porque es una gran madre y veo a la mía reflejada en ella. —¿Y qué características viste en Jenifer que te recuerdan a tu mamá? —Es una madre muy luchadora. Aunque tiene un semblante serio, cuando hace bromas es muy graciosa. Mi mamá es igual: trabajadora, frontal, y siempre busca salir adelante. —Tu mamá, ¿qué características tiene que te ablandan el alma? —Me dice las cosas como son, es muy frontal. Me aterriza. Me pone los pies en la tierra y se anticipa mucho a las cosas. Para mi mamá, es importante que la chica que salga conmigo pase un filtro. Yo doy la imagen en redes de ser mujeriego, pero no es el caso. El día que me vean con una pareja, esa persona habrá pasado un filtro muy riguroso, y no cualquiera lo pasa. Mi mamá tiene un tipo que le gusta: con ambición, que nos potenciemos mutuamente, con modales, respetuosa,que no esté así de aquí para allá. Por eso, ella me dice: “Rena, si no sos exitoso, si no tenés ambición, si no te educás, nunca vas a estar con una chica así. Tenés que ser el espejo”. —Hace poco terminaste con tu ex… —Es una situación complicada. Yo creo que ya no me corresponde seguir hablando de eso porque nunca lo blanqueamos. No le pusimos una etiqueta oficial. Fue una relación muy linda que me enseñó muchísimo, que en gran parte formó a la persona que soy hoy. ¿Ella es actriz también? —Sí, es increíble. Es de las chicas más exitosas del Perú, sino la más exitosa. A nivel profesional, tiene el mejor equipo. —¿La admirás? —Sí, también. Imaginate, dicen que yo tengo mucha energía, pero no la conocen a ella. Además, su mamá, Daniela, siempre creyó mucho en mí. Me acuerdo que una vez, en el norte, en la playa, me dijo: “Renato, vos tenés que hacer algo grande. Creo que podrías entrar a Gran Hermano”. —¿Ahí fue cuando te nació la idea? —No, el “bichito” ya lo tenía desde antes. Yo le había comentado que me gustaba el reality y uno de los responsables fue Fabio Agostini, un personaje muy exitoso de realities en Gran Canaria, España, y estuvo en realites de Ecuador, en Bolivia, en Perú, en Chile, triunfó, ganó un reality y más. Tiene tres millones de seguidores en una cuenta y en otra tiene como 800.000. Es una máquina. Es el personaje más polémico de la televisión. Si yo les parecía una persona agresiva en televisión, pues ven a Fabio, les da, les da algo feo. Él es mi profesor, por así decirlo. La conversación mientras veíamos el partido del Mundial y le pregunté cómo tenía tantos seguidores, a lo que me dijo: “Tío, tienes que entrar a un reality. Entrás con 2000 seguidores y salís con cinco millones”. Eso me marcó. Y obviamente yo soy fanático de Argentina, de la televisión y se me prendió el foquito. Y me acuerdo de personajes, como la primera persona que yo vi saliendo del aeropuerto, Santiago del Moro, panel gigante de una publicidad de hamburguesas, cara hermosa. Y después vi Susana Giménez, el Bailando, Marcelo Tinelli, entre otros. A corazón abierto, el modelo e influencer peruano dio a conocer cómo surgió la idea de sumarse a Gran Hermano —¿Qué te llamó más la atención de Argentina? —Me gusta mucho la noche argentina, las chicas, la televisión, también la Costanera, la Argentina vintage, las bromas subidas de tono que ahora ya son cancelables, pero es humor negro. —¿Y qué diferencias ves entre los realities de Perú y de Argentina? —Por ejemplo, El Gran Chef es más “paz y amor”. Nunca vas a ver un quilombo. Entrás un ratito, hay mucho drama, estás enfocado en tu comida, pero no en la del resto. Si te gana un participante la bronca no es con el competidor, sino es con el jurado, que depende si es que tu comida estuvo bien o estuvo mal. Es familiar, enfocado en la comida, sin conflictos. En cambio, Esto es Guerra en Perú es picante, como la televisión vintage argentina de los 90. Busquen, busquen el clip de Fabio Agostini contra Rosángela Espinoza y ahí vamos a ver quién es más picante. No están preparados para la tele. Directamente, todos estarían cancelados. Todas las cosas que pasan en Perú es un programa muy subido de tono y cancelable. Se mantiene ese picante y no te cancelan al pedo. Acá es muy fuerte la cultura de la cancelación: “Tiene el pelo de ese personaje, cancelalo”, “Mirale los jeans, cancelalo”. En especial en Twitter, que es un asco. No lo voy a decir que no me gusta entrar y pelearme con todos porque lo hago. Inclusive les hago el día porque les contesto. —¿Y cómo viviste la cancelación en redes? —Me sentí súper cancelado, pero la disfruté, me lo gocé. Nunca me había pasado algo así. Siempre fui muy observador, aunque pisé el palito y eso afecta al bolsillo, me dio curiosidad ver qué decían. Me dio mucha curiosidad cuáles serían mis devoluciones porque hay mucha gente que cancela sin saber, hablan sin saber, sin investigar, inventan calumnias. Hay muchos dizque periodistas que directamente ni siquiera han estudiado periodismo y hablan por hablar y se inventan cosas. —¿Qué inventaron sobre vos? —Asumieron mi orientación sexual, me inventaron una relación con un exparticipante de Gran Hermano, dijeron que me acomodaron en el programa, muchas cosas más sobre mí. Todo eso me da risa, es patético. Es gente que le da mucho morbo la posibilidad de que pueda serlo. Lamentablemente estaba dentro de la casa y como no tenía mi celular dentro de la casa no pude apalancarme. Yo creo que yo creo que si hubiera tenido esa semana desde que entré y hubiera estado manejando mis redes desde afuera de la casa habría ganado el auto, tratado de blanquear mi imagen, usado clips de apoyo y cosas de otros programas para que vean que realmente yo estaba amplificando la situación. Incluso, habría tratado de darle vuelta, entrado a Twitter con todo subido hecho miles de reels. Yo cuando salí tenía cuatro posts porque la persona que me estaba manejando las redes se escondió debajo de la mesa, estaba temblando. No tenía la inteligencia emocional para poder enfrentar eso. Hubo varios tiktoks, todo el día estoy respondiendo comentarios Twitter, por lo que estoy muy activo en redes. Esa es la desventaja y creo que está pasando mucho con los con los chicos. ¿O sea, tú ves el perfil de algunos chicos? No, no llega ni a los 20.000 seguidores. Están en Gran Hermano, ¿y quién les está manejando las redes? —¿Te importa mucho tener seguidores? —Sí, porque es directamente proporcional al trabajo. Las métricas son directamente proporcional, son el indicador de rendimiento, el KPI, que me permiten hacer campañas, trabajar con marcas y cumplir mis sueños. —¿Qué dijo tu familia cuando viniste a Argentina? —Mi mamá ya lo sabía. Cuando me confirmaron, la llamé llorando: “¡Mamá, se cumplió lo que te dije! Me dijeron que ya pasé mi examen médico, mi examen psicológico. No lo puedo creer, ya está. Está pasando. Nuestra vida va a cambiar. Se está cumpliendo el sueño en el país que mmás me gusta". Y bueno, ahora la realidad supera la ficción. Entonces estamos acá en Buenos Aires. No saben el amor que le tengo a Argentina, rebalso de alegría todos los días y todos los días miro al cielo y yo digo: “Gracias, gracias, gracias”. Con mucho miedo de que se acabe. Tras quedar como parte del reality, Renato aseguró que la "la realidad supera la ficción" (Candela Teicheira) —¿Qué vas a hacer para que no termine? —Lo que hice toda mi vida: levantarme temprano, fijar metas y trabajar duro. —¿Vas a volver a Perú o te quedás acá? —Tengo contrato por mucho tiempo, así que en la medida que Dios provea con mucho trabajo y muchas cosas, yo voy a estar en todas las entrevistas, en todos los espacios que me den para transmitir el mensaje, para conocer a mis fans como la palma de mi mano, ver a las personas que hacen posible que Gran Hermano sea el programa más famoso del mundo. Ellos son los que toman la decisión, los que meten o sacan a la gente de la casa, los que consumen el programa, los que hacen contenido de nosotros y que hacen que nosotros seamos relevantes. Sin el público no somos nada. Fotos: Candela Teicheira
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