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» El Sur Diario
Fecha: 15/01/2025 23:10
Los cortes de energía no programados realizados por la Empresa Provincial de la Energía (EPE) están afectando gravemente el suministro de agua en varias zonas de la ciudad. Según Oscar Bardey, director de Vecinales, estas interrupciones del suministro eléctrico ocurren en horarios imprevistos, especialmente en la madrugada, paralizando las bombas de agua ubicadas en diferentes sectores de la ciudad. “Cuando hay un corte, las bombas dejan de funcionar. Esto ya ocurrió en puntos clave como Avellaneda y Dorrego, barrio Raviolo, y 25 de Mayo”, explicó Bardey. Afortunadamente, no se han reportado daños permanentes en los equipos, pero los cortes han coincidido con un aumento significativo en el consumo de agua, agravando la situación. Otro riesgo es que el brusco restablecimiento de la energía queme alguna bomba, algo que por ahora no sucedió. Un consumo que no da tregua El consumo per cápita en la ciudad supera los 450 litros diarios, más del doble de lo recomendado para un nivel de vida aceptable, que se sitúa entre 50 y 200 litros. Bardey señaló que la alta demanda, impulsada por el llenado de piletas, el riego de jardines y prácticas como baldear las veredas con manguera, lleva a que los pozos y bombas trabajen casi sin descanso. “El exceso de consumo hace que las bombas no tengan reposo, lo cual impacta en la calidad del agua y en la vida útil de los pozos. Si pudiéramos controlar mejor el uso, extenderíamos su durabilidad de 10 a 20 años”, aseguró Bardey. ¿Una solución a largo plazo? Bardey destacó la importancia de implementar medidores de agua para regular el consumo. Aunque reconoce que la idea podría generar resistencia, sostiene que sería un paso clave para reducir el desperdicio. “Si hubiéramos empezado a instalar medidores en nuevos loteos desde 2009, hoy estaríamos en una situación muy distinta. En ciudades cercanas como Empalme ya tienen medidores desde siempre, y Rosario también”, comentó. Prevención contra el dengue En paralelo, Bardey destacó los esfuerzos preventivos contra el dengue. Las fumigaciones se realizan cada quince días en zonas estratégicas y se complementan con campañas de concientización. Aunque este verano ha sido más seco, lo que reduce la proliferación de mosquitos, las autoridades continúan en alerta ante posibles lluvias que podrían reactivar los criaderos. “Gracias al trabajo constante, hemos logrado mantener los casos bajo control, incluso en áreas que eran consideradas zonas rojas en el pasado”, concluyó Bardey. El panorama actual exige un uso más consciente del agua y un compromiso colectivo para optimizar los recursos y evitar problemas mayores en el futuro.
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