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Gualeguaychu » Reporte2820
Fecha: 15/01/2025 18:02
El documento es uno de los primeros en su tipo a nivel nacional y está dirigido a la comunidad en general. Surgió en el marco de un proyecto integral impulsado por equipos del CINDECA y un laboratorio provincial, en conjunto con una cooperativa dedicada al reciclaje, orientado a la gestión segura y sustentable de esos elementos Un equipo integrado por investigadores del CONICET en el Centro de Investigación y Desarrollo en Ciencias Aplicadas (CINDECA, CONICET-UNLP-CICPBA) y el Laboratorio de la Unidad de Investigación de la Planta Piloto Multipropósito y del Laboratorio de Servicios a la Industria y al Sistema Científico (UPL-PlaPiMu-LaSeISiC, CICPBA-UNLP), en conjunto con la Cooperativa de Trabajo Ltda. “Reciclando Trabajo y Dignidad”, acaba de elaborar un protocolo para la recolección y acopio de baterías de ion-Litio agotadas, provenientes de dispositivos electrónicos como notebook, tablet, celulares, o vehículos eléctricos. El documento está dirigido a la comunidad en general y enumera los procedimientos a seguir para la gestión segura de estos elementos, desde la identificación y clasificación de los distintos tipos de baterías que existen, su correcta manipulación bajo condiciones seguras y las normas para la prevención de los riesgos asociados a su manejo, hasta pautas que permitan un almacenamiento seguro previo a su reciclado y posible reutilización. Entre los pasos que describe, el protocolo indica que una vez identificadas, se debe separar estas baterías de otras de distinto tipo, usar guantes aislantes y gafas de seguridad para su manipulación, evitar dañarlas y mantenerlas alejadas de materiales inflamables y fuentes de calor, y tener a mano extintores adecuados. Además, apunta que para almacenarlas es aconsejable hacerlo en lugares frescos, secos y ventilados a una temperatura ambiente de entre 15 y 25 grados y evitando la exposición directa a la luz solar, preferentemente en contenedores ignífugos y resistentes a productos químicos. El protocolo es resultado de una iniciativa integral que reunió al equipo de científicos y representantes de la cooperativa, denominada “Integración Social y Urbana: economía circular de baterías de Ion-Li”, que surgió en 2023 en el marco de una convocatoria a Proyectos Especiales de Innovación (PEIS) organizada por el Programa Nacional de Tecnología e Innovación Social de la Secretaría de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación del entonces Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación (MINCyT) y la Dirección de Gestión de Tecnologías dependiente de la Gerencia de Vinculación Tecnológica (GVT) del CONICET. El llamado tuvo como objetivo el desarrollo y la implementación en el territorio de soluciones tecnológicas de distintas temáticas tendientes a mejorar la calidad de vida y el desarrollo sostenible de la comunidad. El proyecto surgió por iniciativa de la cooperativa, que cuenta con alrededor de 50 trabajadores y una trayectoria de más de 15 años dedicados a la gestión de los residuos electrónicos en el área de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), primero trabajando asociada a grandes empresas generadoras de estos residuos y, más recientemente, a cargo de su retiro de los puntos verdes o de recolección comunales. “Armamos una propuesta integral para el reciclado de baterías de litio que incluyó elaborar un manual informativo para la comunidad y capacitar al personal de la cooperativa en la gestión y acopio de estos elementos, sobre todo en materia de seguridad porque están compuestos por elementos tóxicos e inflamables. En ese sentido, su reciclado implica condiciones más controladas de laboratorio”, cuenta Andrés Peluso, investigador del CONICET y uno de los responsables del trabajo. Según el experto, la proliferación de artefactos electrónicos implica una demanda cada vez mayor de baterías de litio. Su consecuente descarte una vez agotada su vida útil supone una problemática de singular interés en materia socioambiental porque un manejo incorrecto puede causar contaminación de aguas y suelos. El reciclado resuelve en parte esta situación, ya que la recuperación de los componentes capaces de ser reutilizados reduce la necesidad de extraer nuevos recursos naturales no renovables y, además, se traduce en beneficios de carácter económico y en la generación de empleo, por ejemplo, para las cooperativas dedicadas a la temática. “Transformar residuos en recursos para construir juntos un futuro más sostenible”, según reza el flamante protocolo. “Las cooperativas deberían servir para el desarrollo de procesos productivos, de industrialización, de relaciones virtuosas entre sus prácticas y el campo científico, como en este caso”, reflexiona Roberto Felicetti, miembro de la cooperativa, pero subraya: “Es muy necesario que haya más políticas públicas que estimulen esos vínculos”. Según Felicetti, el protocolo ya circula entre los integrantes de su cooperativa y en otras similares a lo largo del país, y también en las empresas con las que trabajan. “Es un aporte valioso que ha sido muy bien recibido”, destaca. A futuro, el equipo aspira a consolidar un método que permita la extracción y recuperación de los componentes de las baterías, una estrategia que implica procesos químicos y físicos que deben realizarse de manera segura en laboratorios: “Existen diversos tipos de baterías de ion-litio, cuya composición varía principalmente en el material del cátodo, que puede incluir óxidos como litio-hierro-fosfato (LFP) o mezclas como litio-níquel-manganeso-cobalto (NMC). Por otro lado, el ánodo suele ser mayoritariamente de carbono grafito. Además, estas baterías están compuestas por electrolitos líquidos o en gel, separadores que evitan cortocircuitos y materiales como láminas de cobre y aluminio que actúan como colectores de corriente. También incluyen una carcasa, que puede ser metálica o de material multicapa, y componentes plásticos. Su extracción y recuperación representan una oportunidad para su reutilización en diversos campos”, cierra Peluso.
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