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Parana » AIM Digital
Fecha: 15/01/2025 16:33
Con más de 14 millones de desplazados desde el inicio del conflicto, Ucrania enfrenta una crisis humanitaria de dimensiones históricas. Mientras tanto, Europa y otros países lidian con el desafío de recibir y proteger a quienes huyen de la guerra. Desde febrero de 2022, la guerra en Ucrania ha dejado cicatrices profundas, no solo en su territorio, sino también en las vidas de millones de personas que se vieron obligadas a abandonar sus hogares. Según cifras de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), más de 14 millones de ucranianos han buscado refugio en otros países, mientras que otros tantos permanecen desplazados internamente. Europa se ha convertido en el principal destino para quienes huyen del conflicto. Polonia, Rumania y Alemania son algunos de los países que han recibido al mayor número de refugiados, poniendo a prueba sus sistemas de asistencia social. En Polonia, por ejemplo, las autoridades estiman que casi 1.5 millones de ucranianos han solicitado algún tipo de protección. Sin embargo, la solidaridad inicial que marcó los primeros meses de la guerra comienza a mostrar fisuras. La saturación de recursos, junto con el impacto económico de la crisis energética y las tensiones políticas internas, ha generado un clima de incertidumbre en varios países receptores. “Vine con mis dos hijos y lo que cabía en una mochila. Pensé que sería temporal, pero ya llevamos un año aquí”, relata Alina Kozlov, una refugiada que ahora vive en Berlín. Como ella, muchas familias enfrentan el dolor de la separación, la incertidumbre sobre el futuro y el desafío de adaptarse a una cultura nueva. Mientras tanto, los esfuerzos internacionales para mitigar la crisis se intensifican. Desde la provisión de alimentos y albergues temporales hasta programas educativos y de inserción laboral, las organizaciones humanitarias están tratando de cubrir las múltiples necesidades de los refugiados. Sin embargo, la magnitud del problema exige un compromiso político más sólido y coordinado. El costo humano de la guerra es incalculable, y las historias de quienes han perdido todo son un recordatorio de la urgencia de buscar una solución pacífica. Ucrania, Europa y el mundo entero enfrentan el desafío de proteger no solo territorios, sino también vidas que claman por un nuevo comienzo.
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