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  • ¿Por qué la fruticultura pierde competitividad?

    Rio Negro » Adn Rio Negro

    Fecha: 15/01/2025 15:40

    (Por Javier Lojo*).- Sin dudas uno de los principales temas de agenda que tiene la fruticultura del Valle de Río Negro y Neuquén es la pérdida de competitividad que está sufriendo la actividad. El atraso cambiario que se refleja en la economía argentina desde hace ya varios años, y que se vuelve a profundizar en esta nueva etapa política del país, complica seriamente la rentabilidad de toda la cadena del sistema productivo-comercial. Con la llegada de Javier Milei a la presidencia de la Nación, el peso argentino sufrió una importante devaluación (superior al 100%) que acomodó los precios relativos de la oferta exportable del país. Desde el sector empresarios ya venían reclamando por al atraso cambiario durante la última etapa de la administración de Sergio Massa como ministro de Economía. En noviembre de 2023 un informe de la Sociedad Rural Argentina (SRA) y la Unión Industrial Argentina (UIA) daban cuenta que las empresas necesitaban un dólar de 650 pesos de aquel entonces para no perder competitividad en los mercado externos. Esto significaba una devaluación del 70%. El nuevo Gobierno, fue por más. Tras la jura de Javier Milei como presidente, la paridad cambiaria sufrió un ajuste del 110%, que fue muy bienvenido por parte de todo el arco exportador. Pero toda esa mejora cambiaria terminó siendo devorada por la inflación que arrastró el país en poco menos de cinco meses. A partir de mayo del año pasado, la situación de los exportadores volvía a complicarse ya que las tasas del índice de precios (IPC) superaban con holgura la ‘tablita’ de devaluación del 2% por mes impulsada como política monetaria por el Banco Central (BCRA). Hoy la competitividad cambiaria, medida por el Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM) que elabora el BCRA, se encuentra en niveles inferiores a los de noviembre de 2023. ¿Qué pasa en los países del Hemisferio Sur que también producen y exportan sus frutas al mundo? La estadística muestra que la situación es totalmente distinta. Si se toma la variación interanual que sufrieron las restantes monedas respecto del dólar y las comparamos con las tasas de inflación correspondientes, claramente se observa que la Argentina ha ido en sentido contrario respecto de sus competidores. En los últimos doce meses la tasa de inflación en la Argentina estuvo más de 140 puntos porcentuales por encima de la devaluación que sufrió la moneda local. Por el contrario, en el resto de los países productores del Hemisferio Sur, la tasa de devaluación de sus monedas estuvo por encima de la de los precios. ¿Qué relación tiene esto con la competitividad cambiaria? Mucha. La inflación es un índice que tiene relación -no lineal- con la evolución que muestran los precios de la economía, y por lo tanto también con los costos de producción que presentan las empresas. Si el dólar -otro precio más de la economía- crece por debajo del resto de los precios, se produce el fenómeno conocido como “inflación en dólares”, y surge de la diferencia entre la inflación y el ritmo de la devaluación. En definitiva, cuando los precios en la Argentina suben de manera continua por encima del tipo de cambio, el país se vuelve caro, pierde competitividad y se ven resentidas las exportaciones, al mismo tiempo que se alientan las importaciones. Y es exactamente esto lo que comienzan a observar los productores y empresarios frutícolas del Valle de Río Negro y Neuquén con su oferta de peras y manzanas: cuando nuestros exportadores las quieren colocar en el mercado externo, son caras respecto de sus competidores; cuando estos últimos ingresan su oferta al mercado interno argentino, sus productos tienen precios más bajos de lo que están las peras y manzanas argentinas en las góndolas. Ahora, desde el Gobierno pueden decir que éste análisis estaría direccionado ya que no contempla la fuerte devaluación realizada a días de asumir Javier Milei que en teoría podría compensar estos desvíos. Ampliemos, entonces, este mismo análisis a los dos últimos años, es decir del 13 de enero de este año a misma fecha de 2023. La tendencia se mantiene. En la Argentina la tasa de devaluación se encuentra muy por debajo de los niveles de inflación. En el resto de los países la situación es inversa. Devaluación en los mercados de destino La tendencia a nivel global, por lo menos en lo que al corto plazo se refiere, es que el dólar tenderá a fortalecerse en el mercado internacional. Y esto ya se está viendo con las devaluaciones que están sufriendo la mayor parte de las monedas del mundo respecto de la divisa de los Estados Unidos. Este nuevo contexto, también impacta en forma negativa sobre la fruticultura del Valle de Río Negro. Que los precios se mantengan relativamente estables en los mercados de destino significa -en este contexto de devaluación- que, por ejemplo, por una caja de peras o manzanas argentina que se venda en los mercado de Rusia, Brasil o la Unión Europea, el exportador del Valle recibirá menos dólares que el año anterior. Esto se podría ver compensado sí a su vez Argentina devalúa su moneda, ya que por esos menos dólares que ingresarían al país percibiría más pesos. En definitiva, La Argentina se encuentra hoy con una política cambiaria a contramano de los que está ocurriendo en el mundo. Y esto impacta sobre toda la oferta exportable del país, y más aún sobre las economías regionales que tienen un alto componente de su costo basado en la mano de obra. El dólar en el mercado local muestra una clara distorsión de precios relativos. ¿Es la devaluación un salida? Puede que lo sea en forma transitoria, pero el valor del dólar no es la única variable para determinar la competitividad de un país. La Argentina no necesita estar devaluando permanentemente para lograr este objetivo. Hay otras otras variables sobre las que hay que acelerar los cambios. Las reformas laboral, tributaria y financiera sumado a acuerdos de libre comercio, entre otras variables, tenderán a mejorar la productividad del país y por ende lo harían más competitivo. Pero todos estas cambios están en la agenda del Gobierno para ser resueltos en el mediano plazo. Y el tiempo es un activo que ya, para muchas empresas, comienza a ser escaso. De ahí la necesidad de que la administración de Javier Milei comprenda las urgencias que tienen las empresas para corregir los quebrantos que está generando el atraso cambiario en la economía argentina. *Periodista, La Mañana de Neuquén.

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