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  • “Queríamos entender cómo la planta de la yerba mate producía cafeína”

    » Elterritorio

    Fecha: 15/01/2025 10:32

    El científico argentino Federico Vignale dio detalles de los resultados de su investigación: secuenciar el genoma de la planta. El proyecto comenzó en 2013 miércoles 15 de enero de 2025 | 3:00hs. Vignale lamentó el éxodo de científicos argentinos hacia otros países. La imposibilidad de apostar a la ciencia desde su propio hogar lo llevó hacia otros lares. Vive en Alemania, donde debe lidiar con el desarraigo mientras se adapta al idioma y las costumbres. El esfuerzo vale la pena porque sigue ejerciendo desde su especialidad: la bioinformática. Federico Agustín Vignale es un científico argentino, tiene 31 años, creció en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba) y actualmente trabaja en el Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL), en Hamburgo. Regresó a su país natal para compartir con su familia y en la oportunidad, difundir los resultados de una investigación revolucionaria sobre la yerba mate. Licenciado en Ciencias Biológicas y Doctor en Química Biológica, egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA), su trabajo consistió en secuenciar el genoma de la planta de la yerba, abriendo así la posibilidad de pensar en modificar genéticamente la planta reduciendo la cafeína para que no produzca acidez al momento de consumir la infusión nacional. “Muchos se preguntarán qué es secuenciar, qué es genoma. Básicamente secuenciar significa leer el ADN de la planta de la yerba mate. Todos los seres vivos tienen ADN como información genética, el ADN nos cuenta un poco de nuestro presente, pero también de nuestro pasado, entonces los científicos estudiamos el ADN para comprender a los seres vivos. En este caso en particular, quisimos estudiar el ADN de la planta de la yerba mate porque, como sabrán, la infusión del mate tiene muchas propiedades beneficiosas”, comienza explicando Vignale. Desde su hogar en Caba, accede a una entrevista con El Territorio en la que cuenta el proceso y los alcances de su trabajo y hace hincapié en la importancia de apostar a la investigación científica, clave para el crecimiento de una Nación. Destaca el rol de la Universidad Nacional de Misiones (Unam) en este proyecto que ya fue publicado en la prestigiosa revista eLife, lo que se traduce en la legitimación del producto. ¿A qué descubrimiento llegaron con esta investigación? Quisimos estudiar el ADN de la planta de la yerba mate porque, como sabrán, la infusión del mate tiene muchas propiedades beneficiosas. Por un lado, tiene compuestos que son los polifenoles, que son los que le otorgan esas propiedades antioxidantes que incluso son mucho más poderosas que las propiedades antioxidantes del té verde. Luego tenemos, por ejemplo, moléculas la planta produce, como terpenos, que son las que le otorgan esas propiedades anticolesterolémicas, antidiabéticas, antimicrobianas, es lo que también le otorga ese gustito como amargo al mate, esos son los terpenos. Y por último tenemos lo que se llaman las xantinas, que vendrían a ser los estimulantes del sistema nervioso central. En el caso particular del mate, la xantina que tiene es la cafeína. Hay un dicho popular que el mate tiene mateína, que el té tiene teína. Pero ni la mateína ni la teína existen científicamente como moléculas. Las tres infusiones por excelencia, que son el mate, el té y el café, tienen una única molécula que es la cafeína. Entonces nosotros quisimos entender cómo, a partir de justamente el ADN, cómo es que la planta producía la cafeína en la yerba mate. Y lo que descubrimos es que la planta produce este compuesto de manera completamente distinta al té y al café. Es decir, las tres plantas llegan al mismo compuesto de manera distinta, independiente. Y eso fue como un logro científico. Y por otro lado, nos interesaba el punto de vista de la cafeína, porque también sabrán que mucha gente no toma mate porque le genera acidez. Los altos niveles de cafeína que tiene la infusión, por lo general, incluso uno toma el mate en ayunas, eso le genera acidez. Entonces la gente deja de tomarlo. Y también los niños son más sensibles a todo lo que es la cafeína porque le genera insomnio, irritabilidad. No se recomienda mate a los niños. Si sabemos cómo es que la planta produce la cafeína, el día de mañana podemos desarrollar una variedad de yerba mate que no produzca cafeína. Y de esta manera en las góndolas de los supermercados, así como hoy en día la gente elige una yerba mate que puede ser orgánica, que puede ser compuesta, saborizada, habrá una yerba mate que no contiene cafeína. Y eso aumentaría un montón la producción y el consumo. La investigación científica tiene influencia directamente en la industria… Totalmente, y es muy importante sobre todo para la Argentina porque es el principal productor de yerba mate en el mundo, superando ampliamente a Brasil y a Paraguay que son los otros dos productores. Lo exportamos a todo el mundo, Brasil sobre todo lo exporta a Uruguay, así que ellos consumen únicamente la yerba de Brasil. Como principales productores esto nos beneficia un montón. ¿En qué contexto y en qué período de tiempo se llevó a cabo este trabajo? El proyecto comenzó hace muchos años, más o menos en 2013, a partir de una iniciativa del Ministerio de Educación de la Nación. Por aquel entonces todavía no estaba el Ministerio de Ciencia. El Ministerio de Educación y el proyecto se llamaba Promatear; involucraba a la Universidad de Buenos Aires y otras universidades nacionales como la de Misiones, la Universidad de Corrientes. El país siempre atraviesa períodos en donde los gobiernos apoyan la ciencia, otros que no la apoyan, entonces llegamos a un punto en el que requerimos de financiamiento externo y también de colaboradores científicos externos que nos ayudaran con la investigación científica. Ahí es cuando comenzamos a colaborar con laboratorios de Brasil, de Estados Unidos, de Europa. Un proyecto que comenzó en Argentina, siempre fue liderado por Argentina, pero luego requirió también la colaboración internacional, fue un megaproyecto internacional de muchos institutos importantes de Estados Unidos y de Europa. Mencionaste en ese equipo a la Universidad Nacional de Misiones, ¿cómo fue el vínculo? Tanto Misiones como Corrientes, fueron las provincias que otorgaron o proveyeron de la planta de la yerba mate, a partir de la cual pudimos extraer el ADN, y a partir de ese ADN secuenciamos, leímos el ADN de la planta. También participaron y estuvieron muy involucrados en todo lo que es la ruta biosintética, es decir, cómo es que la planta producía la cafeína. Ellos estaban muy interesados en eso también así que fueron unos grandes colaboradores en cuanto a esa parte del proyecto. Todos los laboratorios participaron equitativamente en el proyecto, y eso estuvo bueno porque muestra el poder de lo que es la colaboración científica. La gente por ahí se imagina que los científicos estamos trabajando solos, que somos medio viejos, locos y no somos así. Somos personas normales que hacemos investigación y esa investigación no es de una sola persona, sino de muchas personas, muchos institutos, muchos directores, como la Universidad de Misiones. Así que sí, yo creo que en este caso Misiones tiene que sentir orgullo de todo lo que aportó al proyecto. Cuán importante es, por un lado, el trabajo colectivo, y por otro, el apoyo del Estado? Es así, todos los que trabajamos en el proyecto fuimos, algunos siguen siendo científicos del Conicet, en mi caso fue un proyecto que tuve en paralelo cuando estaba realizando mi doctorado en la UBA bajo la dirección de Adrián Turjansky. El resto de los institutos, los directores y sus becarios también son del Conicet, así que el proyecto fue nacional, apoyado por el Estado, porque es así como se hace la ciencia generalmente. Esto demuestra la importancia y el nivel de la ciencia argentina que hoy en día está bastante deshonrada, desvalorizada, criticada. Lamentablemente por problemas de financiamiento tuvimos que recurrir a instituciones extranjeras, pero si no teníamos ese problema tranquilamente podríamos haber terminado la investigación siendo 100% argentina. ¿Qué etapa sigue en este proyecto? El trabajo científico acaba de ser publicado en la revista científica eLife, es una revista prestigiosa de ciencia. Sabiendo el ADN, uno puede modificar la planta y mejorarla en muchos otros aspectos, así que como paso siguiente sería empezar un poco a explorar cuáles serían las posibles aplicaciones biotecnológicas, desarrollar plantas genéticamente modificadas y ver si el mercado lo acepta. ¿Hay antecedentes de plantas modificadas genéticamente? Sí, hay muchas plantas modificadas genéticamente, y de hecho, aunque mucha gente no lo sepa, todas las plantas que nosotros consumimos a diario, cuando uno va al supermercado esas plantas no eran así en la naturaleza, el humano las ha ido modificando en lo que se llama selección artificial, eligiendo la que daba un fruto más grande o una hoja más deliciosa y a lo largo de los años la hemos ido modificando, eso también fue alterando los genes de esa planta inicial. En este caso, lo que estamos haciendo es acelerar ese proceso porque sabemos qué es lo que tenemos que modificar y en vez de haber estado mil años seleccionando una planta de la que queríamos, yo en un año puedo seleccionarla, modificarla y tenerla lista para la producción. Simplemente estoy acortando los tiempos. Al margen de la investigación, ¿cómo sigue tu proyecto personal? ¿tenés que regresar a Alemania? Ahora me encuentro en Argentina visitando a mi familia, vine por las fiestas, pero en breve ya tengo que volver a Alemania, lamentablemente me tuve que ir del país porque no se puede hacer más ciencia en Argentina. La verdad que uno puede estar, pero ya no hay recursos, no hay plata, es una lástima porque tenemos todas las capacidades para hacer la mejor ciencia y no la podemos hacer. Lamentablemente la gente continúa su vida, en mi caso me fui a Alemania que es un país que apoya un montón la ciencia, apoya a los científicos, los valoriza. Pero no es fácil vivir lejos de nuestras familias, los afectos, el idioma, el alemán en este caso es bastante complicado, no es fácil, si bien estoy aprendiendo, en principio me manejo en inglés con las personas, pero uno siente que no forma parte, nunca termina de ser aceptado en esos países o no encuentra su lugar. Mucha gente no puede continuar y desea volver a la Argentina, pero de todos modos volviendo no puede hacer ciencia. ¿Sabés de otros investigadores en tu misma situación? De mi camada de estudio todos los investigadores que también estuvieron conmigo en Biología, ninguno se encuentra actualmente en el Conicet y todos somos de la Universidad de Buenos Aires. Absolutamente ninguno se encuentra hoy en día en Argentina. El Conicet está completamente vacío, simplemente quedaron aquellos científicos que ya son más grandes, que no se pueden ir. No sé qué pasará en el futuro, no sé si incluso habrá posibilidades para volver, porque ya cuando un sistema se destruye en el modo que se está destruyendo hoy en día es muy difícil recuperar todo. Veremos cómo continúan las cosas y entre tanto nosotros los científicos argentinos continuaremos esparcidos por el mundo.

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