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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 15/01/2025 04:55
Una muestra reconstruye la devoción en torno al Gauchito Gil Los devotos se acercan. Algunos observan y fotografían, otros van dejando ofrendas: cigarrillos, billetes, se encienden algunas velas, algunas bebidas alcohólicas, una estampita de Maradona. En el centro del altar pagano una escultura de torso del Gauchito Gil toma con fuerza una botella, mientras su cabeza se ladea y sus ojos cerrados parecen transitar ensoñaciones. La pieza de Martín “El Keni” Agazzi se sitúa en una de las salas de la muestra Canal Gauchito, la primera individual del artista, que se desarrolla en la galería Departamento 112 de Martínez hasta marzo desde el pasado 8 de enero, día que se celebra la figura del santo popular. El día de la apertura, en el exterior, los visitantes saciaban la espera para esta procesión entre artística y religiosa con choripanes, en una ritual que se extendió durante 24 horas ininterrumpidas. Algunos estaban allí por la muestra, otros al observar el pasacalle de “Santuario abierto”, en cambio, detuvieron su marcha para dejar algún obsequio. En el exterior de Departamento 112, en Martínez; un pasacalle invita a recorrer el santuario En ese sentido, Canal Gauchito propuso una experiencia que se iniciaba aún antes de observar las obras, ya que, mirando hacia la calle, en una pantalla se pasaba en loop las imágenes de un canal de noticias de cable que, en 2023, recorrió el santuario oficial localizado en Mercedes, Corrientes, al que en cada edición peregrinan alrededor de medio millar de creyentes. Durante la grabación, entre las cabezas que realizaban una fila eterna se pueden apreciar a las de El Keni junto a Hans Petersen, director de la galería, quienes habían asistido pera dejar como ofrenda la obra que hoy es el corazón de la exposición. “En esa celebración hubo una tormenta que volaba las chapas, así y todo estaba lleno de gente, tiraban fuegos artificiales, tocaban música y bebían, fue loco y bello. A la vuelta se nos ocurrió hacer de todo eso una muestra con lo que teníamos documentado”, dijo Petersen sobre la génesis de la muestra. Un visitante con una imagen de San Gauchito Gil durante una visita a su santuario, en Mercedes, Corrientes, en 2024 (AP Foto/Mario De Fina) “Vos sos un canal”, le susurró el Gauchito a El Keni en un sueño, quien relata que conoció al personaje al cruzarse con su imagen en un kiosco de un barrio popular y que, por esas cosas del destino, que algunos dejan pasar y otros toman como señales, aquel mismo día un amigo le regaló una estampita del santo. Que el encuentro con la imagen del Gauchito haya sido de esa manera para El Keni, en un punto, tiene cierto sentido en el devenir de su carrera, ya que antes de este debut galeristico alcanzó cierta popularidad con sus murales y, sobre todo, con su escultura de El Fisu, un hombre durmiente en situación de calle, que fue escondiendo en diferentes lugares de San Telmo y a partir de una invitación a encontrarlos le generó una amplia repercusión en Instagram, donde tiene casi 25 mil seguidores. De hecho, el tópico onírico es un tema recurrente en su obra muralística, donde en muchos casos los personajes dormitan, parecen flotar en la latencia del descanso o se funden en abrazos con los ojos bien cerrados. Mural de El Keni Regresando a Canal Gauchito, la muestra se compone de dos salas: en la primera, una pieza en carbonilla de un hombre transportando una estatuilla dialoga con un acrílico de un joven que, en plena tormenta, extiende sus brazos al cielo en una mueca entre emoción y agradecimiento. Entre las dos obras, del techo del espacio, cuelgan listones de plástico blanco que construyen esa sensación de diluvio, en que para observar al otro se debe combatir a los elementos que interrumpen la visibilidad límpida. En el paso a la segunda sala es llamativo cómo el bullicio exterior desaparece. Hay, allí, un aura entre lo contemplativo, como sucede en los museos, que puede también interpretarse como respeto hacia la experiencia religiosa. Sobre una de las paredes se encuentran múltiples esculturas del Gauchito y, en contraposición, un acrílico de grandes dimensiones recrea a cuerpos amontonados que sacan fotografías con el celular a un punto determinado, imaginamos el altar, mientras un vendedor de gorros divide las aguas de esa marea de cuerpos yendo en dirección opuesta. En el ingreso de la muestra, un video en loop recorre la experiencia de la visita del artista y galerista al santuario en 2024 La figura del Gauchito Gil, como tantas otras del imaginario mítico nacional, no necesitó de una canonización para convertirse en profanamente popular, ya que su fama trasciende los límites correntinos y puede verse a los costados de las rutas en sus ermitas, en las santerías porteñas, en imanes para heladera que se venden en Plaza Francia. La relación arte-religión posee una tradición de varias centurias, desde que el arte es arte, básicamente, como expresión del poder, para la construcción de imaginarios, para combatir el surgimiento de otras vertientes del credo -como en la Contrarreforma española- por lo que la adoptación de los santos católicos como también populares resultó un paso natural. El artista Pancho Casas Silva deja su vela en el altar En la Colección Amalita, por ejemplo, se encuentra la pintura e instalación de La Difunta Correa (1971-1976), de Antonio Berni; León Ferrari, por su parte, construyó todo una mirada iconoclasta a partir de la reutilización de los santos oficiales, que tuvo su punto mediático culmine en las censuras de las muestras en el Instituto de Cooperación Iberoamericana en 2000 y la retrospectiva de 2004 en el Recoleta. Otros que causaron un escandalete fueron el dúo Pool&Marianela con una muestra de 2015 en Galería Popa, en la que presentaron su obra en la que mixturan estatuillas de diferentes credos con una estética pop, por nombrar algunos casos. Más acá en el tiempo la figura del Gauchito fue representado en clave LGTBT+ en Gauchito, pétalos y terciopelo, una muestra en La Manzana de las Luces en 2023, curada por Javi Samaniego García con obras de Ana Braconi, Karina El Azem, Lorenzo González Baltazar y Yurú Chupita, entre muchos otros, mientras que el año pasado se desarrolló Devociones populares argentinas, en la Biblioteca Nacional, que incluyó libros, estampitas, estatuillas y fotografías. "La Difunta Correa", de Antonio Berni, en Colección Amalita (JGBatalla) Sobre el Gauchito Gil Según la leyenda, su veneración comenzó tras un trágico episodio, como sucede con casi todos los santos paganos. Anotado como Antonio Mamerto Gil Núñez el 12 de agosto de 1847 en Mercedes, Corrientes, fue un peón rural que, como muchos otros, enfrentó los horrores de la Guerra de la Triple Alianza y al ser reclutado para combatir en las milicias contra los federales, escuchó una voz que le instó a no derramar la sangre de sus hermanos. Así, desertó al ejército y se ganó una reputación como una especie de Robin Hood autóctono —característica que también tuvieron Juan Bautista Bairoletto, Segundo David Peralta (“Mate Cosido”), Felipe Pascual Pacheco (“El Tigre de Quequén”) Olegario Álvarez (“El Gaucho Lega”), entre otros, sobre quienes escribió el historiador Hugo Chumbita en Jinetes Rebeldes - Historia Del Bandolerismo Social En La Argentina, inspirador de Bandidos rurales, de León Gieco. Por supuesto, dentro de una cosmogonía de literatura gauchesca, entre Martín Fierro y Juan Moreira, de guapos y mujeriegos, los problemas con las autoridades locales estaban a la orden del día. Dicen que el Gauchito fue arrestado mientras dormía una siesta tras participar en las festividades de San Baltazar, el 8 de enero de 1874 o 1878, y que en medio del traslado hacia Goya para ser juzgado, fue colgado boca abajo de un árbol y degollado por un coronel a quien le dijo sus últimas palabras: “Con la sangre de un inocente se curará a otro inocente”. "Canal Gauchito" puede visitarse hasta marzo En su regreso a casa, el coronel encontró moribundo a su hijo y recordó aquellas palabras proféticas y le rezó a su ejecutado. Al curarse el menor, regresó al lugar del ajusticiamiento, y puso una cruz con madera de ñandubay para marcar el sitio al que hoy peregrinan cientos de miles. Estos “patronos populares”, así como otros más contemporáneos, hicieron de alguna manera lo que el mitólogo estadounidense Joseph Campbell llamó “el camino del héroe” (El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito), en el que propone una estructura paradigmática común, en la que el personaje enfrenta diferentes desafíos, a partir de los cuales crece y obtiene una victoria, para regresar con la posibilidad de “otorgar bendiciones a sus semejantes”. Gauchito Gil, según Marco López Sin embargo, estos, nuestros héroes paganos, poseen algunas características más, como “la pertenencia o la cercanía indiscutible a las clases populares, los marginales, los excluidos de toda índole” como también “el sufrimiento, la muerte trágica o prematura”, escribió María Rosa Lojo en Cuerpos resplandecientes. Donde agrega: “La idea de que el dolor y los obstáculos operan como medio imprescindible de perfeccionamiento y purificación es por cierto un concepto clave del cristianismo y, en particular, del católico. Pero también -desde los más antiguos mitos- constituye una condición inexcusable en el periplo tradicional del héroe, quien solo a través de ese arduo proceso podrá llegar a su plenitud y cumplir con su destino”. *Canal Gauchito, de Martín “El Keni” Agazzi, en Departamento 112, Av. Sir Alexander Fleming 1543, Martínez, GBA. De lunes a viernes de 9:30 a 15hs. Entrada gratuita. Fotos: Gentileza Departamento 112
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