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Parana » Uno
Fecha: 14/01/2025 21:30
La única zona que no cayó en sequía es el oeste de Entre Ríos, que se mantiene con reservas de agua escasas. El panorama, por lo pronto, no mejoraría. Los productores esperan una mayor humedad en la atmósfera que generen lluvias para salir de la sequía. Poco y nada quedó del escenario de reservas de agua que el suelo de Entre Ríos tenía a mediados de diciembre, cuando más de la mitad de la provincia tenía reservas adecuadas y óptimas, y el norte se mantenía con recursos hídricos regulares, lejos de una sequía . Según el último reporte de la Bolsa de Cereales entrerriana, casi la totalidad de la provincia presenta un suelo con niveles de sequía. Solo una pequeña parte de la zona oeste de Entre Ríos (en tramos de los departamentos Paraná, Diamante, Nogoyá y Victoria) tienen mejores niveles de agua, pero ni siquiera alcanzan los niveles regulares: el 100% de la provincia tiene entre sequía y niveles escasos de agua. Troncoso, y la situación de Iosper: "Nadie más hará negocios con la salud de los entrerrianos" El retroceso del balance hídrico entrerriano tiene dos principales causas: el aumento de la temperatura que exige una mayor demanda de agua, y al mismo tiempo las nulas precipitaciones de la última semana y los pocos registros de las anteriores. Si bien la sequía está presente y empieza a mostrar los síntomas en el suelo, los cultivos aún no evidencian un de estrés hídrico extremo. Sin embargo, la entidad bursátil no espera un cambio “positivo” a corto plazo. Noches frescas y días largos El escenario anticipa un duro proceso que tendrán que atravesar los productores de cultivos, ante una temporada agrícola 2024/25 que ya venía golpeada, donde las prácticamente nulas lluvias entre junio y julio del 2024 –marcando los registros más bajos de los últimos 21 años– imposibilitaron concretar el área planificada de varios granos. La Bolsa de Cereales provincial consideró que es una situación que, en mayor o menor medida, “suele observarse” durante todos los veranos, con mayor improbabilidad con escenarios del fenómeno El Niño muy instalados. Para esta parte de la campaña, el cambio abrupto en el patrón pluvial recuerda lo que pasó en septiembre del 2024. Allí también faltaron las lluvias, pero el rango de temperaturas durante las jornadas no exigía mayores cantidades de agua para los cultivos. En tanto, enero se presenta con noches frescas pero días largos, con alta tasa de insolación y una atmósfera muy estable, que hace “imposible” que el sistema hídrico provincial no se vea perjudicado, y las reservas caen considerablemente. Para los próximos días, los pronósticos y proyecciones de corto plazo “no avizoran un cambio positivo”, reconoció la entidad bursátil. Mientras la carga de humedad atmosférica continúe en niveles muy bajos, explicó la Bolsa, será muy difícil restaurar un escenario propicio para el retorno de las lluvias y la mejora en las reservas hídricas de la provincia, aunque se deberá prestar atención a los cambios en los vientos y la humedad. El cambio en las lluvias Las precipitaciones acumuladas durante el año pasado fueron mayores al promedio anual histórico, pero evidenciaron un cambio significativo en cuanto a su distribución espacial y temporal a lo largo de los 12 meses pasados. Cuando el promedio histórico de lluvia anual para la provincia en los últimos 20 años es de 1.122 milímetros, el 2024 tuvo un registro de 1.233 milímetros, un incremento del 9.9% (111 milímetros). Lo que también cambió fue la distribución temporal de las precipitaciones, con marcadas variaciones a lo largo del año. Especialmente en marzo pero durante el primer cuatrimestre, la lluvia caída fue mucho mayor a lo esperado, con registros que superaron los 500 milímetros en algunas estaciones. Como contrapartida, el período entre junio y septiembre del 2024 tuvo precipitaciones muy por debajo del promedio histórico, y –como describimos al principio de la nota– junio y julio los registros fueron nulos o cercanos a 0 en gran parte de la provincia. Superávit con déficit Segmentada en zonas, el noreste de la provincia y el departamento Villaguay recibieron los mejores promedios acumulados, algo común todos los años, y registraron entre 1000 y 1260 milímetros acaecidos. En tanto, hacia el sur y suroeste entrerriano los valores de lluvia caída bajaron a entre 640 y 850 milímetros, dejando un mapa muy marcado: el sur, sureste y suroeste con sequía moderada y severa, y el norte y centro con niveles normales. Esa distribución irregular de las precipitaciones a medida que se recorre la provincia hacia el sur provocó, a pesar del superávit acumulado anual, que varias zonas se encuentren hoy con un déficit hídrico importante. La variación también continuó en diciembre, con lluvias de 45 milímetros en algunos sectores y de hasta 145 milímetros en otros, con excesos de agua y déficit marcados, respectivamente.
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