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Concordia » Hora Digital
Fecha: 14/01/2025 09:03
Aunque los expertos no ven los eventos de impago en el sector como una crisis generalizada, sí hay inquietud por los efectos negativos del régimen cambiario, el valor de los productos oleaginosos y la carga fiscal. La crisis financiera en algunas empresas del sector agropecuario ha puesto de manifiesto los problemas que enfrenta la industria, incluyendo la dificultad para competir con Brasil debido a la apreciación del peso argentino y la devaluación en el país vecino. Además, se suman los bajos precios internacionales y una política tributaria que perjudica a los productores, provocando una reducción de casi USD 150 por tonelada en el valor de la soja comercializada. A finales de diciembre, dos empresas pertenecientes al grupo Los Grobo comunicaron a la Comisión Nacional de Valores su incapacidad para afrontar pagos inmediatos de unos USD 400.000 y la imposibilidad de cumplir con los vencimientos de los pagarés bursátiles hasta el 31 de marzo, lo que representaría un incumplimiento total de hasta 10 millones de dólares. De acuerdo con la empresa propietaria de Agrofina y Los Grobo Agropecuaria S.A., se encuentran atravesando una situación de iliquidez temporal que está afectando el pago de los pagarés bursátiles emitidos por las empresas del grupo. Surge la interrogante sobre si este caso es solo la punta del iceberg de una crisis más profunda. A pesar de que los indicadores actuales no muestran signos de una crisis generalizada a corto plazo, en un escenario de precios deprimidos y con una moneda fuerte, un revés climático que impacte en los rendimientos podría resultar crítico, especialmente para los productores que trabajan en tierras arrendadas, según un análisis del IERAL elaborado por Franco Artusso. En el mercado internacional, el precio promedio de la soja fue de USD 361 por tonelada en diciembre, lo que representa un 27% menos que el promedio entre 2002 y 2023, con valores que no se veían desde 2006. Mientras tanto, en el mercado local, el precio medio fue de $301.000 por tonelada el mes pasado, lo que implica un poder adquisitivo casi un 30% por debajo de la media de las últimas dos décadas si se ajusta por inflación. La pérdida de competitividad en las exportaciones agrícolas se agrava por la apreciación del peso argentino y el encarecimiento de los costos en dólares. La reducción de la brecha cambiaria eliminó el beneficio adicional que tenían los productores por liquidar parte de sus ventas al tipo de cambio oficial y otra parte al CCL. Sin embargo, el sector agropecuario manifiesta su preocupación por un problema estructural más que coyuntural: la elevada carga tributaria. Según la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), el Estado retiene $64,30 de cada $100 de la renta agrícola, mostrando un incremento respecto a 2023. De estos impuestos nacionales, el 67,5% no se distribuye a las provincias y están mayoritariamente compuestos por derechos de exportación (DEX) o retenciones. Estos impuestos afectan la competitividad del sector agrícola en Argentina en comparación con países como Brasil, donde no se aplica un impuesto similar. El precio de la soja en Brasil se asemeja al internacional, mientras que en Argentina se mantiene constantemente por debajo debido a los DEX. En los últimos años, un productor brasileño ha recibido en promedio USD 148 más por tonelada de soja producida y comercializada en comparación con un productor argentino. Esto representa un 40% de diferencia en el precio de la oleaginosa entre ambos países. Ante este panorama, desde el IERAL señalan la necesidad de recuperar la competitividad del sector agrícola, afectado por los bajos precios y la fortaleza del peso argentino, mediante la eliminación de los DEX y otras reformas para incrementar la productividad y alinear los precios de los insumos y bienes de capital con los valores internacionales de referencia. De acuerdo con estimaciones previas de FADA, si se eliminan los derechos de exportación, se unifica el tipo de cambio y se eliminan las restricciones, las exportaciones podrían aumentar en USD 30.000 millones, la producción de granos incrementaría en 76 millones de toneladas en los próximos 10 años y el sector aportaría 2,9 puntos al crecimiento directo del PBI en los primeros 4 años. Es importante destacar que Argentina no es el único país que aplica este tipo de tributos, pero se diferencia por su alcance y magnitud.
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