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» Diario Cordoba
Fecha: 13/01/2025 04:53
El consumo de analgésicos opioides (destinados a reducir el dolor), con o sin receta, ha aumentado globalmente en España en los últimos años y esto es "atribuible a una mayor prescripción médica", como reconoce el Ministerio de Sanidad en sus informes. Su uso, más ceñido tradicionalmente a pacientes oncológicos, se ha extendido ahora a personas con dolor crónico. Solo en cuatro años, el la prescripción de estos fármacos se ha incrementado 1,3 puntos. El tramadol es quizá el "opioide menor" que más se conoce, al igual que el fentanilo o la morfina, que son "opioides mayores". El incremento (no disparado, pero sí moderadamente sostenido) de estos fármacos lo muestran las tendencias recogidas por diversos estudios, como por ejemplo el 'Informe de 2023: alcohol, tabaco y drogas ilegales en España' (el último hasta la fecha) del Observatorio Español de las Drogas y Adicciones, perteneciente al Ministerio de Sanidad. En este informe, por ejemplo, se ve cómo creció el porcentaje de personas de entre 15 y 64 años que consumió, alguna vez en su vida, fentanilo, uno de los opioides más potentes, indicado principalmente para tratar el dolor de pacientes oncológicos. Si en 2018 solo lo había probado alguna vez un 1,9% de la población general de esa franja de edad, cuatro años después, en 2022, era ya el 14%. Los opioides más consumidos en España, según el informe de Sanidad, son el tramadol y la codeína. Aun así, ambos han ido disminuyendo su consumo, según recoge este informe, en favor del fentanilo y otros opioides (como la oxicodona, la hidromorfona, la petidina, el tapentadol, la metadona y la buprenorfina). La situación de EEUU En España no hay una epidemia de fentanilo, ni una alarma al respecto, como existe en EEUU, donde el principal problema es la venta ilegal de este fármaco. La receta electrónica en el sistema sanitario español y el hecho de que cada tres meses los médicos deban revisar la prescripción de estos medicamentos a cada paciente ayudan a controlar la situación. Pero, con todo, la tendencia indica un alza, que tiene que ver, consideran los médicos, con que cada vez la población está más envejecida y tiene más dolor crónico. Aunque no solo. Más datos sobre el fentanilo. Según datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), el consumo de fentanilo se ha reducido desde 2021 en el país, pero aun así su consumo es muy superior al del año 2010: si hace 15 años, 1,67 españoles de cada 1.000 tomaban una dosis diaria de fentanilo, en 2023 eran ya 2,61. Los datos de la Aemps se refieren a los fármacos dispensados en farmacias, sin incluir el consumo hospitalario ni el procedente de recetas privadas. Bien usados son "buenísimos" La situación de España es extrapolable a Catalunya. "Se va viendo una tendencia al alza del consumo de opioides. Pero también pienso que no tiene por qué estar relacionada con un uso inadecuado", señala Anna Bonet, directora de Farmàcia del Institut Català de la Salut (ICS), quien añade que los opioides, "bien utilizados", son fármacos "buenísimos". "Han ido saliendo nuevas presentaciones en el mercado y eso ha hecho que los médicos estén más predispuestos a su uso. En Catalunya hay una tendencia al aumento de su uso, y eso no es malo ni bueno", añade. El aumento de la prescripción de opioides, sin embargo, está generando debate. El Programa Essencial de la Conselleria de Salut, que busca evitar la realización de prácticas que no aportan valor a la ciudadanía, ha advertido del mal uso de los opioides, en especial del tramadol. "La evidencia sobre la eficacia del tratamiento a largo plazo del dolor crónico no oncológico con opioides es muy limitada. Por el contrario, los riesgos son conocidos. Es importante reevaluar cada tres meses si el tratamiento con opioides está siendo eficaz, o si la persona experimenta eventos adversos o muestra un patrón de posible uso indebido", señala este programa. Pacientes no oncológicos "Ha aumentado el opioide en dolor crónico no oncológico. Y, sobre todo, en gente mayor porque el dolor crónico está vinculado a la musculatura, a los huesos... Hay mucha patología lumbar, enfermedades crónicas degenerativas, que en la población mayor son más prevalentes", apunta el anestesiólogo Javier Medel, de la Societat Catalana del Dolor, que forma parte de la Acadèmia de Ciències Mèdiques i de la Salut de Catalunya. Aun así, reconoce que los médicos deberían "controlar un poco más" el uso del opioide mayor (como el fentanilo o la morfina) en el dolor crónico no oncológico. "Más que no usarlo, debemos utilizarlo de manera correcta. La medicina occidental está muy medicalizada, tendemos a buscar soluciones rápidas. Y el dolor se puede trabajar también desde otras dimensiones, como la emocional y la social". Además, hay otro factor que influye en el aumento de los opioides mayores: la aparición de fórmulas en forma de parches. "El uso de parches facilitó la prescripción de la morfina, antes asociada solo a las enfermedades terminales. La llegada del fentanilo en parches, a partir de los años 2000, hizo perder ese miedo. Este formato fue el que facilitó su prescripción a nivel más general, y luego también aumentó el uso de opioides con la llegada de más productos", cuenta este anestesiólogo, que advierte de que los opioides menores, como el tramadol, también pueden generar "dependencia". "Sí que hay evidencias de que el tramadol puede ser eficaz en el dolor crónico no oncológico, pero puede generar una adicción. Hay pacientes adictos al tramadol", señala. Aun así, los pacientes adictos a los opioides no están aumentando en los Centros de Atención y Seguimiento de las Drogodependencias (CAS) de Catalunya. "Sí que hay más prescripciones de opioides –también hay más problemas de dolor–, pero no han aumentado los pacientes adictos a este tipo de fármacos. Solo un 1% de nuestros pacientes son adictos a los opioides y los datos del resto de Catalunya son iguales", apunta la jefa de Psiquiatría del Hospital del Mar (Barcelona), Francina Fonseca. Este hospital coordina cuatro CAS en Ciutat Vella, Sant Martí Sud y La Mina (Barcelona) y una en Santa Coloma de Gramenet. Pero este 1% de pacientes adictos, con todo, son personas que empezaron a consumir opioides para tratar el dolor y que acabaron desarrollando una adicción, reconoce la doctora Fonseca.
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