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» El litoral Corrientes
Fecha: 13/01/2025 04:44
El amor desgarrado en el tango no suele ser pasatista, ni vacío, sino la salida de sus carriles, la sinrazón del desespero, la angustia por el sueño incumplido. El libro formidable que es “Romances de Tango, escrito por Lucía Gálvez con Enrique Espina Rawson”, logra transferirnos el conocimiento de esas vidas trasnochadas que trasuntaron en el tango el descargo de una vida desgarrada. Coincidentes que junto al drama brillan entre otros, Enríque Santos Discépolo, José María “Catunga” Contursi, hijo del “adelantado” Pascual Contursi, quien le puso letra y argumento bien consolidado al tango canción “Mi noche triste”. Gricel fue la máxima prueba en la vida de José María Contursi, porque el amor que trasunto cada uno de sus versos fue verdadero, porque han sido partes importantes de su vida. El libro incluye a otros tan sonoros y meritorios como: Eduardo Arolas, Francisco Canaro, Juan Carlos Cobián, Gardel, Homero Manzi, Enríque Cadícamo, etc. No sólo trascendieron por la fiereza del destino, sino por el manejo de la historia que afianzaron y popularizaron, con letras inolvidables, drama “por entrega”, que en cada tango iba trazando una parte de la trama total. En 1935, tuvo la fatalidad o felicidad de conocer a Miss Valle de Punilla, una hermosa cordobesa de ojos verdes, y 15 años, Susana Gricel Viganó, la famosa “Gricel”. Desde entonces su destino se alteró, porque iba a ser la segunda en discordia con quien, concretaría solo los últimos 5 años de su vida terrena, ya que venía a los tumbos con la larga enfermedad de su esposa y el desenlace de doliente viudez. Mucho antes sus tangos le servían para exteriorizar su amor naciente, con solo el silencio expresado en la tortura de sus poesías que reflejaban el no poder decirlo, ya que se veía mucho mayor y sin poder balbucear. “Quiero verte una vez más, amada mía. / Y extasiarme en el mirar / de tus pupilas / quiero verte una vez más, / aunque me digas / que ya todo terminó / y es inútil remover / las cenizas de un amor…” / El valor del libro, situar la producción literaria del autor, con su realidad existencial ya casi siempre uno va dejando jirones, pedazos de vida, vislumbrando parte de ella, buscando redención o entregado al olvido. Amén, las creaciones de “Catunga” Contursi son una joya, donde la letra encuentra la solaz estación de acuerdo tácito entre palabra escrita y música, torrentosa, bienhechora, sincera y dura. “Y ahora que estoy junto a ti, / parecemos, ya ves, dos extraños. / Lección que por fin aprendí, / ¡cómo cambian las cosas los años..! Los momentos son abundantes y como una novela de certeza palpable, la realidad en puja con la ficción fija sus imágenes dolientes, escapadas como de una claraboya, un pequeño y débil rayo de luz. En “Tú” el renacer de la esperanza teje la certidumbre de una puerta abierta, el renacer de la esperanza vuelta a sonreír. “Tú, con la magia de tu amor y tú bondad…/ Tú, me enseñaste a sonreír y perdonar…/ Ves… yo era un grito de rencor / en el trágico final / de mi desesperación. / Ves…todo aquello se esfumó / como brumas en el mar / al llegar la luz del sol…/ Tú, milagrosa musiquita de cristal…/ Tú me enseñaste a sonreír y perdonar…” / La melancolía de Contursi está presente en cada tramo de verso, con una precisión inexorable que si bien es lanzada a la tristeza, su armonía guarda pequeñas obritas de vida con un parecido tal y una humanidad que simplemente el autor la desgrana. “En esta tarde gris”, sitúa y refiere con el clima necesario de melancolía, que los romances pasados dejaron a fuego sus enseñanzas. “Qué ganas de llorar en esta tarde gris..! ” / En su repiquetear la lluvia habla de ti… / Remordimiento de saber / que por mi culpa, nunca…, / vida, te veré. /” Indudablemente que la trascendencia despertada por “Gricel” sitúa a la pieza como emblema del amor imposible que, cuando se pone fe y empeño, sinceridad en los deseos, puede lograrse el milagro de coincidir para así poder establecer tantas promesas cantadas. “Gricel” fue la máxima prueba en la vida de José María Contursi, porque el amor que trasuntó cada uno de sus versos fue verdadero, porque han sido partes importantes de su vida. En 1942, la orquesta de Aníbal Troilo lo graba, y rápidamente se convierte en éxito. Le puso música a la obra de José María “Catunga” Contursi, Mariano Mores. “No debí pensar jamás / en lograr tú corazón, / y sin embargo te busqué / hasta que un día te encontré / y con mis besos te aturdí / sin importarme que eras buena…/ Tu ilusión fue de cristal, / se rompió cuando partí, / pues nunca, nunca más volví…/ ¡Qué amarga fue tu pena..! / No te olvides de mí, / de tú Gricel, / me dijiste al besar el Cristo aquel. / Y hoy que vivo enloquecido / porque no te olvidé, / ni te acuerdas de mí…./ ¡Gricel…! ¡Gricel..!” / Y HOY QUE VIVO ENLOQUECIDO PORQUE NO TE OLVIDÉ, NI TE ACUERDAS DE MÍ…GRICEL…! GRICEL…! Dicen los autores, que solamente cinco años estuvieron juntos y fueron muy felices, José María “Catunga” Contursi con Susana Gricel Viganó, viviendo en Capilla del Monte, Córdoba. Contursi, tenía 55 años cuando murió. Gricel, 45 cuando partió junto a “Catunga” hacia la tierra sin males.
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