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  • Un detenido, nuevo abogado y pocas certezas sobre el crimen del policía

    » Elterritorio

    Fecha: 12/01/2025 13:53

    A 13 días de que hallaran sin vida a Mauricio Miñarro (35), la Justicia tiene en la mira a un sospechoso de encubrir el acto. No hay rastros del arma reglamentaria del cabo sábado 11 de enero de 2025 | 23:00hs. Miñarro era de Yacutinga y comenzó su carrera como agente en Iguazú Son semanas clave para los peritos que investigan lo que ocurrió con el cabo primero de la Policía de Misiones Mauricio Miñarro (35), quien fue baleado cuando hacía guardia en el destacamento de Infantería en Eldorado el 30 de diciembre. Del lugar, los asaltantes se llevaron múltiples armas, entre ellas, la pistola reglamentaria del agente que todavía no fue encontrada. De la mano de esto, y tras conocer la existencia de un hombre, sospechoso de haber aportado datos sobre Miñarro, horarios y movimientos en la base de la UR III para atacar y robar, cobró fuerza la hipótesis de que el homicidio ocurrió en contexto de robo. Sin embargo, y a casi dos semanas de ocurrido el crimen, no hay atacantes identificados ni reconstrucciones sólidas sobre lo sucedido. Por lo pronto, los folios que se sumaron al expediente con las recientes medidas judiciales -la detención e indagatoria al único sospechoso por encubrir el crimen de Miñarro-, están siendo detenidamente analizados por el abogado que se constituyó como querellante el martes pasado. Por el momento, familiares de la víctima prefirieron reservar la identidad del letrado que los acompaña para evitar exposición mediática. “Entregador” sospechoso Sin dudas, lo que causó revuelo en la comunidad en los días que corrieron fue la detención de un hombre, se presume con historial delictivo, que habría ejercido de “entregador” del cabo. La aprehensión se concretó luego de averiguaciones y recopilación de testimonios, que apuntaron al sospechoso por brindar información sobre movimientos en el destacamento de Infantería a los asaltantes y así perpetrar el robo. El sindicado fue esposado el martes por la tarde en el barrio Elena III de la ciudad de Eldorado. Inmediatamente se le designó a Ana María Mayerhofer como defensora oficial, por disposición del Juzgado de Instrucción Uno de esa jurisdicción. El hombre, según trascendió de 34 años, tomó su primer contacto con la Justicia el jueves al mediodía. En audiencia indagatoria, y tras escuchar los cargos por los que se lo acusa, el sospechoso negó su participación y se desligó de la colaboración con los asaltantes. Tras oír su testimonio, la jueza a cargo del caso, María Laura Rodríguez, dispuso que sea imputado por encubrimiento y que permanezca detenido, a pesar del pedido de excarcelación de la defensora -que deberá ser analizado por la magistrada Rodríguez-. Informalidad y descontento Aunque esto resultó un paso relevante en la compleja investigación, en la que también interviene equipo de la Saic -entre especialistas en telefonía, agentes de campo y personal técnico-, la noticia no fue bien recibida por el entorno cercano de Miñarro. Esto porque, principalmente, nunca hubo notificaciones formales a padres y familiares del cabo, ni siquiera a la querella, desde el Juzgado. “Sigue siendo todo muy raro, y nos parece una falta de respeto”, consideró Carina Martínez, prima de la víctima, en una breve comunicación con El Territorio. La reserva de la identidad del acusado así como otros movimientos en la causa se manejan con hermetismo. Para “no entorpecer la investigación que está encaminada”, según manifestó a este medio la jueza. “Fue alguien de confianza” Aquel fin de año fue tormentoso para la familia de Mauricio. “Al momento que me enteré viajé desde Iguazú, de donde soy, a la colonia Yacutinga, y éramos los primos quienes nos movíamos para saber información sobre lo que estaba pasando”, criticó Carina en entrevista exclusiva con este matutino, en su edición del pasado sábado. “Nosotros teníamos que conseguir contactos. Tratábamos de contener nuestra bronca, comunicarnos con educación, pero no hubo respuestas”. Si bien las principales investigaciones apuntan a que fue un robo lo que motivó el asesinato de Miñarro, su familia contradice esa hipótesis. Esto porque “a Mauricio lo dispararon de frente, lo encontraron al lado de un escritorio con un disparo en el pecho y tenía un roce en el brazo”, describió Carina, alegando que al hombre “lo atacó alguien de confianza: según la autopsia él no tenía indicios de haberse defendido”. A casi dos semanas, lo que aún no se encontró fue el arma reglamentaria del cabo, herramienta con la que “lo mataron, esa arma está desaparecida”, acusó Martínez. Quien a su vez criticó que “recién cuando vinieron los últimos peritos de la Saic, después de cuatro días del hecho, encontraron dos vainas de las balas”. “Mauricio era un policía honesto y leal, y por eso lo mataron. Lastimosamente en la provincia lo que más abunda es la corrupción”, sentenció la familiar. El pedido de justicia se recrudece con cada pista y testimonio que se suma al caso, con el fin de revelar lo ocurrido y que la Justicia condene a los responsables. La Policía en la mira Con la partida de Miñarro y las sospechosas circunstancias del crimen, los mensajes en los círculos de trabajadores de la Policía de Misiones no tardaron en hacerse conocer. Varios alertaron sobre situaciones de precarización laboral. “Este hecho derrama muchísimo dolor en la familia de Miñarro como así también impotencia entre nosotros los policías” comienza uno de los extensos comunicados que se viralizó -de autoría anónima-. En esas líneas se denuncia que “esto no nos sorprende, era cuestión de que pasara algo de esta índole. Es más, mañana pueden estar liberando a detenidos, tomar comisarías y/o hasta penales, esto no sorprende a nadie”, reza con insistencia el mensaje. “En el interior somos 3 por guardia, oficiales de servicio, chofer y jefe de guardia, con mucho viento a favor encontrás guardias con 4 personas”, criticó el autor del mensaje. Este escenario se vincula con uno de los principales motivos por los que se requirió -a raíz del homicidio- la intervención del destacamento de Infantería en Eldorado y se pasó a disponibilidad al jefe de esa División, Ricardo Arrúa. La Jefatura tomó esta decisión a partir de irregularidades descubiertas tras el crimen de Miñarro, tales como la inexistencia -o inconclusa- organización de un inventario de armas que había en la dependencia y con cuánto personal cubrían las guardias.

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