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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 11/01/2025 02:48
Luis Caputo, Julio Cordero, Luis Barrionuevo, Hugo Moyano, Víctor Santa María y Héctor Daer ¿Cómo convertir una paritaria que incluye un 16% de aumento en una que tenga un porcentaje menor? En todo caso, ¿cómo convencer al sindicato de rebajar la mejora salarial? Es el desafío del momento para el Gobierno, que no sólo trata de encarrilar los incrementos dentro de la pauta del 1% fijada por el Ministerio de Economía, sino que también presiona a gremialistas y empresarios para reformular convenios firmados bajo la amenaza de no homologarlos y así quitarles la obligatoriedad del pago. El ejemplo que puede convertirse en un caso testigo es el acuerdo de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA), que lidera Luis Barrionuevo, y la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica (FEHGRA): firmado a fines de noviembre, contempla un aumento del 16% para el trimestre diciembre-febrero en tres tramos (5%, 5% y 6%), números que superan el tope puesto por Economía para acompañar la baja inflacionaria. El secretario de Trabajo, Julio Cordero, fortalecido luego de haber conseguido que el jefe del Sindicato de Camioneros, Hugo Moyano, accediera a bajar sus pretensiones salariales de un 15% a un 5,5% trimestral, apunta en estas horas a lograr que otros sindicalistas acepten renegociar acuerdos rubricados por porcentajes mayores al 1%. El secretario de Trabajo, Julio Cordero En el caso de Gastronómicos, el gremio de Barrionuevo estaría dispuesto a un gesto de buena voluntad hacia Javier Milei convalidando que la revisión de la paritaria, pactada para marzo, pase para mayo, con lo cual la vigencia del 16% de aumento se extendería de 3 a 5 meses. Para el Gobierno, sin embargo, no alcanza: también quiere que se renegocie a la baja la recomposición salarial, del 5% en diciembre, 5% en enero y 6% en febrero. Desde Mar del Plata, donde descansa tras haberse recuperado de un un accidente cerebrovascular (ACV) isquémico, Barrionuevo supervisa las tratativas de sus dirigentes con los funcionarios de Trabajo. Si no acepta, ya le advirtieron que el aumento no será homologado. Y si bien muchos establecimientos de la actividad hotelera y gastronómica lo pagarán igual, algunos podrían negarse a abonarlo. Otra paritaria ya firmada y sin homologar es la de la Federación de Trabajadores de la Sanidad (FATSA), que encabeza Héctor Daer, cotitular de la CGT: pactó con las cámaras del sector un 11,4% de aumento salarial para el período octubre-diciembre en tres tramos (4%, 3,8% y 3,6% diciembre), sobre los sueldos básicos vigentes a septiembre, que se pagó igual en la mayoría de las empresas, pero Trabajo se niega a convalidarlo porque no está en sintonía con la baja inflacionaria. Luis Barrionuevo, líder del Sindicato de Gastronómicos (Foto Gustavo Gavotti) “Estamos viendo si se puede reformular”, admitió a Infobae una fuente oficial sobre el aumento de Sanidad, aunque Daer no quiere ninguna modificación para adaptar los números al esquema diseñado por Economía. En febrero, este sindicalista y los empresarios del sector deberán sentarse a negociar la revisión del aumento del 11,4%, pero con el condicionante del tope del 1% que fijó Economía. Luego de la paritaria de Camioneros, el Gobierno celebró el martes pasado el aumento salarial logrado por la Federación de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (FATERyH), liderada por Víctor Santa María: consistió en una mejora del 3,3% en dos tramos del 1,8% y 1,5% para enero y febrero, con números a tono con la pauta de Economía. El último incremento de los encargados de edificios había sido del 3,5% en noviembre pasado, por lo que la mejora de diciembre quedó en el aire ya que el 3,3% rige para enero y febrero, para tranquilidad de la Casa Rosada que buscaba evitar el impacto de esas cifras en las expensas. Según el sindicato, ahora se negoció un 20% más en concepto de aguinaldo. Hugo Moyano, líder del Sindicato de Camioneros Por otra parte, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) lleva adelante la paritaria más complicada de este comienzo de 2025: el sindicato que encabeza Abel Furlán aún negocia con los empresarios un aumento para el bimestre noviembre-diciembre y el primer trimestre del año. El reclamo original fue de una mejora del 18,71% para el período noviembre-marzo, más un bono de 300 mil pesos. Cuando ambas partes parecían acercar posiciones, Trabajo frenó el acuerdo porque no se ajustaba al tope oficial. Sin embargo, la pauta salarial del ministro Luis Caputo expondrá a los sindicalistas a un dilema aún más complejo: Economía toleró pequeñas “desviaciones” del tope, como sucedió con Camioneros, pero desde marzo no se convalidará ningún aumento por encima del 1% mensual. Pero el Gobierno incluso imagina que en 2025, con una inflación consolidada alrededor del 1% por mes, las negociaciones salariales deberán tener un perfil distinto. Más que una recomposición por el costo de vida, que perdería peso específico por su baja, la Secretaría de Trabajo estimulará a sindicalistas y empresarios a discutir eventuales mejoras en función del aumento de la productividad. Víctor Santa María, titular de la Federación de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (FATERyH) Eso significa, en realidad, aceptar la rediscusión de los convenios colectivos de trabajo e incluso, como prevén en el entorno de Cordero, incentivar la firma de convenios por empresa y no por actividad, como es lo más común. “La normativa de hoy dice que los convenios de empresa son aplicables y serán vigentes en la medida que mejoren las condiciones de los convenios”, destacó un funcionario de la Secretaría de Trabajo al referirse a lo contemplado en la Ley 14.250. Para el sindicalismo, los convenios de empresa son mala palabra porque, en la práctica, la descentralización les quita poder de negociación y le da más fuerza a los delegados, aunque la ley obliga a que “la representación esté a cargo del sindicato cuya personería gremial los comprenda”. Héctor Daer, titular de la Federación de Trabajadores de la Sanidad (FATSA) En la visión de Trabajo, en la medida en que se mantenga la baja inflación se necesitará descentralizar las paritarias para adaptar las negociaciones a las necesidades y posibilidades de cada empresa, e incluso regionalizar la discusión, ya que no todo el país tiene la misma realidad económica. “Si alguien pretende un aumento en una economía estable habría que revisar el convenio para discutir la forma de trabajo -sostuvo el funcionario laboral-. No se puede aspirar a un incremento general si en toda la actividad algunos no lo pueden pagar y se pone en riesgo la subsistencia de la empresa. Eso sucedió en los años 90, cuando los gremios siguieron apretando por los salarios, afectó las fuentes de trabajo y empezaron a cerrar empresas. Eso es lo que no queremos que pase. Todos los argentinos aprendimos de esta etapa y los gremios también”.
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