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  • Cae en Córdoba una banda que usaba drones para introducir droga en varias cárceles españolas

    » Diario Cordoba

    Fecha: 09/01/2025 09:16

    Drones para introducir droga en la prisión. La banda usaba pequeñas aeronaves no tripuladas para llevar la mercancía acordada, droga pero también otros efectos prohibidos, hasta la misma ventana de cada celda previamente acordada. Un osado modus operandi descubierto por la Guardia Civil, que ha desarticulado a esta organización criminal en la denominada operación Califa-Centro 23. Una operación llevada a cabo desde Córdoba y que se ha saldado con seis detenidos e investigados. El golpe definitivo a la banda le ha sido asestado en la prisión de Alcolea, aunque el grupo de narcos actuaba en varias cárceles de España, algunas tan alejadas entre sí como la de Albolote, en Granada o la de Villanubla, en Valladolid. La investigación se inició en torno al centro penitenciario de Córdoba porque allí estaba preso un integrante de la organización que ocupaba una importante posición en la jerarquía de la banda, según ha explicado la Benemérita en una nota donde ofrece los detalles de la operación. Una investigación en la que la Guardia Civil destaca el apoyo de los funcionarios y responsables del centro penitenciario de Alcolea-Córdoba. Además del cabecilla internado en Córdoba, varios de los investigados también cumplían condena en distintos centros penitenciarios y ejercían como puntos de contacto con el resto de la organización para garantizar la introducción de droga y otros efectos prohibidos en las cárceles. La organización desarticulada era originaria de Ceuta y disponía de un grupo itinerante que se desplazaba por todo el territorio nacional para llevar a cabo sus actuaciones. El grupo salía de Algeciras y se desplazaba por carretera a diferentes centros penitenciarios de la península. En el seno de la organización existía un reparto de funciones, entre la que cabe destacar la del especialista en el vuelo de aeronaves no tripuladas (drones), la cuales adaptarían para el transporte de distintos objetos y que volaban en horario nocturno sobre los distintos centros penitenciarios. Con una cuerda y un sedal y hasta la misma ventana de la celda Los drones eran manipulados para eliminar cualquier tipo de iluminación que emitiesen y eran provistos de una cuerda y un sedal transparente atados a su carcasa, de donde pendían los objetos que introducían. Los drones sobrevolaban los centros penitenciarios y se dirigían a las ventanas de las celdas previamente acordadas, procediendo entonces el interno correspondiente a cortar el sedal y hacerse con los efectos transportados. A partir de los datos arrojados en la investigación, los drones realizaban varios vuelos en un corto periodo de tiempo, haciendo distintas entregas en una misma noche. En una de las operativas llevadas a cabo por la organización, debió existir algún problema técnico durante el vuelo de un dron y este terminó accidentado en las inmediaciones del centro penitenciario de Córdoba, el cual fue recuperado posteriormente por agentes de la Guardia Civil. Fue lo que puso sobre la pista a la Benemérita, que inició la investigación en Córdoba. Tras un minucioso análisis, fue descubierto uno de los puntos desde los que la organización realizaba los vuelos de drones, ubicado a una distancia aproximada de un kilómetro respecto del centro penitenciario cordobés. Allí, entre la maleza, la organización tenía oculto material para la manipulación de las aeronaves in situ, tales como cuerdas, sedal transparente y cinta aislante. Apoyo de reclusos en el interior de la cárcel Dentro del centro penitenciario, la organización criminal contaría con infraestructura suficiente como para recibir, ocultar y distribuir los efectos prohibidos entre los internos, contando para ello con reclusos especializados en las distintas funciones, entre las que destacaría el liderazgo del encargado de coordinar con el líder del grupo itinerante la operativa de vuelo, estableciendo la hora óptima para la recepción de la mercancía, haciendo uso de señales lumínicas y sistemas de geolocalización para señalar el punto de recepción de la misma. Del mismo modo, una vez en el interior del centro penitenciario, la organización dispondría de otros reclusos especializados en la ocultación y distribución final de una mercancía que incrementaría su valor de mercado exponencialmente, "poniendo igualmente en grave peligro tanto la salud como la seguridad de los internos y de los funcionarios encargados de su custodia", señala la Guardia Civil. En la fase final de la operación se procedió a la detención del líder del grupo itinerante, y al registro domiciliario de su vivienda habitual, procediendo a la aprehensión de material electrónico e informático, así como material de inhibición y detección de señales. Asimismo, a lo largo del desarrollo de la investigación, a la organización le han sido intervenidos cinco drones que ya habían sido utilizados para sobrevolar los centros penitenciarios o se encontraban a punto de hacerlo, así como teléfonos móviles y varias dosis de hachís en forma de tabletas. En cuanto a los internos del centro penitenciario de Córdoba relacionados con la organización investigada, les han sido intervenidos, por funcionarios de ese centro y en el interior del mismo, cuatro teléfonos móviles, una baliza de señales lumínicas y más de quinientos gramos de hachís. Al menos en tres prisiones más Como fruto de la investigación y "tras un notable esfuerzo de análisis", la Guardia Civil señala que se ha detectado que la organización investigada habría usado drones para introducir droga como en el centro penitenciario de Córdoba, también en las cárceles de Villanubla (Valladolid), Dueñas (Palencia) y Albolote (Granada).

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