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Parana » ER 24
Fecha: 09/01/2025 03:36
Rosario Romero y el espejismo de la obra pública: promesas que se desmoronan Rosario Romero, intendenta de Paraná, parece haberse graduado con honores en el arte de las promesas sin sustento. En su último despliegue de retórica política, asegura que, una vez pasado el calor de enero, gestionará obras públicas ante la Jefatura de Gabinete del gobierno libertario. Una afirmación que resulta, como mínimo, inverosímil, considerando que el presidente ya dejó claro que no habrá más obra pública. Mientras la realidad económica marca un ajuste feroz, Romero construye un relato que no se sostiene. Prometer gestiones para lograr obras ante un gobierno que ha puesto fin al gasto público no es solo una jugada política sin fundamentos, sino un claro intento de distraer a los ciudadanos de la falta de soluciones reales. ¿De verdad cree que sus gestiones lograrán torcer la rígida lógica de austeridad libertaria? ¿O simplemente busca ganar tiempo con promesas que sabe que no puede cumplir? Lo más indignante de este espectáculo es que, mientras en Paraná se excusan las falencias con el «corte de fondos nacionales», otros municipios de Entre Ríos, con mucho menos presupuesto y recaudación que la capital provincial, siguen ejecutando obras públicas. Estos municipios, con cuentas ordenadas y gestiones eficientes, demuestran lo que significa saber gobernar. Sin necesidad de promesas vacías ni discursos grandilocuentes, administran con inteligencia, priorizando el bienestar de sus comunidades por encima de excusas y relatos. El pueblo de Paraná merece claridad, no relatos fantásticos. Rosario Romero debería dejar de jugar con falsas esperanzas y enfrentar los hechos: no hay fondos, no hay voluntad política para la obra pública, y su insistencia en un futuro prometedor no hace más que prolongar una ilusión destinada a desmoronarse. La verdad es simple y dura: Paraná no verá grandes proyectos financiados desde Nación. Pero peor aún, su propia recaudación, que debería bastar para concretar avances significativos, está lejos de traducirse en resultados palpables. Quizás la solución no radique en promesas imposibles, sino en aprender de los municipios que, sin tantos recursos, demuestran que la gestión eficiente no depende de un salvavidas nacional, sino de saber gobernar con responsabilidad y visión.
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