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Concepcion del Uruguay » 03442noticias
Fecha: 05/01/2025 16:26
Existe una anécdota muy popular sobre el joven de ojos saltones que asistió a una conferencia astronómica y que después comentó: – Comprendo bien cómo descubren los astrónomos la distancia a que están las estrellas y sus grados de temperatura. Lo que no entiendo, sin embargo, es cómo averiguan sus nombres. De las 6000 estrellas que es posible ver a simple vista (desde luego: con una visión buena y con un cielo muy oscuro y despejado, en la ciudad y zonas aledañas, con suerte alcanzamos a visualizar unas 30 estrellas !!) unas 200 tienen nombre, la gran mayoría no tienen nombre, su posición está determinada en los catálogos estelares. Bien, de las aproximadamente 200 que tienen nombre, en la década de 1970, Isaac Asimov buscó la etimología de algunas, y, de las que vemos en el hemisferio sur, éstas son las más destacables: Incluso la mayor parte de las que pueden apreciarse a simple vista se conocen por una letra griega aplicada a la constelación de la que forman parte: la estrella más próxima, Alfa del Centauro (ver: https://03442.com.ar/2021/02/columna-de-astronomia-sigamos-conociendo-nuestro-cielo/ ), se llama así por ser la más brillante de la constelación del Centauro, por lo que mereció ser designada con la letra Alfa, primera del alfabeto griego. También existen, naturalmente. Beta del Centauro, Gamma, etcétera. Sin embargo, hay unas doscientas estrellas con nombre propio, con un nombre real, un nombre agradable, pero para el público en general apenas se ha popularizado una media docena de tales nombres. Es una lástima, porque con toda seguridad sería grato poder hablar de una estrella llamada Ruchbah, y de otra conocida como Benetnasch. Los cuales son ciertamente nombres de estrellas. Incluso las más conocidas, aquellas cuyo nombre conocen hasta los menos aficionados a la Astronomía, consiguen una nueva vitalidad si se consideran sus nombres. La estrella más brillante del firmamento y la que ostenta el nombre más conocido es Sirio (ver: https://03442.com.ar/2021/11/columna-de-astronomia-comparaciones-entre-estrellas-sirio/): se halla en la constelación Canis Major (“Can Mayor”, ya que los nombres oficiales de todas las constelaciones están en latín), y a veces se la llama la «Estrella del Can», por este motivo. Como posee tanto brillo, los antiguos suponían que su calor se añadía al del Sol, cuando salía a mediados de verano (es la primer estrella visible en éste enero luego de ocultarse el Sol, mirando hacia el punto cardinal este). A esta parte del año todavía se la llama «días del perro», y el nombre Sirio debió su origen a ello, ya que procede de una palabra griega que significa «despellejar». (Incidentalmente, Sirio, la Estrella del Perro, tiene otra compañera extremadamente pequeña, con un diámetro igual a la cuarta parte del de nuestra diminuta Tierra. A veces, a esta compañera se la conoce con el nombre de «la Cachorra»). Una estrella muy brillante, situada al oeste de Sirio, pertenece a Canis Minor (“Can Menor”). Como se halla al oeste de Sirio, repito, naturalmente sale y se pone un poco antes que aquélla. Esta estrella, que sale antes que Sirio, se llama Procyon, cuyo significado griego es “antes que el Perro”. Cerca de las dos constelaciones Ursa Major (“Osa Mayor”) y Ursa Minor (“Osa Menor”), se halla la constelación de Boötes (“Pastor”). Los antiguos representaban a esta constelación como a un hombre sosteniendo dos perros entraillados. Los perros eran representados por estrellas de una pequeña constelación situada entre Boötes y Ursa Major, la constelación Canes Venatici (“Los Perros de Caza”). Boötes y los perros protegen obviamente al resto del cielo contra las feroces osas. En consecuencia, se llamó Arcturus a la estrella más espléndida de Boötes, que en griego significa “guardián de los osos”. Los antiguos se tomaban con gran seriedad los dibujos que ellos mismos trazaban. Por ejemplo, la constelación Auriga (“Cochero”), la trazaron como un viejo empuñando una brida con una mano y una cabra y sus crías sostenidas con la otra. Las estrellas que se hallan a un lado de la constelación se llaman, en consecuencia, “Las cabrillas”, y a la más brillante entre ellas (y de toda la constelación), Capella, que en latín significa “cabra pequeña”. Por este motivo, a la Capella suele llamársele “Estrella de la Cabra”. La constelación Virgo (“Virgen”) se representa como una joven con unas espigas en la mano. Presumiblemente, se debe a que el Sol entra en Virgo a principios de otoño (en el hemisferio norte, primavera para nosotros), cuando el grano está maduro y dispuesto para su cosecha. La estrella de dichas espigas es Spica, que en latín significa precisamente “espiga”. A veces, los nombres dependen menos del dibujo de las constelaciones. La de Géminis (“Gemelos”, visible en el invierno) contiene dos estrellas muy brillantes, y muy poco separadas en el espacio (lo cual probablemente inspiró el nombre de la constelación). Los romanos les dieron los nombres de los famosos mellizos de su mitología: Castor y Pólux. Régulus es la estrella más brillante de Leo (“León”) y procede del latín, por “reyezuelo”, apropiado como ornamento principal del “rey de los animales salvajes”. Ares es el dios romano al que los griegos llamaban Marte. Y Antares es una estrella que rivaliza con Marte en el color rojizo, su nombre proviene, entonces de “anti-Ares”. En cambio, hay nombres totalmente inadecuados: La constelación de Orión (“Cazador”, para nosotros las “Tres Marías” son parte de cinturón de Orión, así que en éstos días las vemos sobre nuestras cabezas en cuánto se hace noche) se describe como un gigante sosteniendo su mano izquierda hacia arriba para detener al feroz Taurus (“Toro”), mientras se dispone a golpearlo con el palo que tiene en la mano derecha. Bellatrix es la estrella de su hombro izquierdo y su nombre latino se refiere a “guerrero femenino”, el cual no creo que le guste mucho a Orión. Sin embargo, la mayoría de nombres estelares no son griegos ni latinos, sino árabes (de aquí tantas estrellas que empiezan con la partícula Al, (el artículo él árabe). Consideremos, por ejemplo, las estrellas de las “Tres Marías”, como ya comentamos, el cinturón de Orión, se llaman: Anilam, Alnitak y Mintaka. Alnilam significa “cinturón (de perlas)”, Alnitak: escrito alternativamente Al Nitak o Alnitah significa “el cinturón”y Mintaka significa “cinturón”. De modo semejante, las cuatro estrellas del famoso “Cuadro de Pegaso”. (Pegaso es el “Centauro” o caballo volador), tienen los nombres árabes de Alpheratz, Algenib, Markab y Scheat. Alpheratz, en el flanco del caballo, significa “la yegua”; Algenib, más arriba, es “el costado”; Markab, aún más alto, es “la silla”. Scheat, justo encima de una pata delantera, no es un nombre aclarado. Puede derivarse del término árabe “buena suerte”, mas no veo razón para ello. Varios nombres de la estrella más familiar también son de origen árabe. La segunda estrella más brillante de Orión, la de la pierna izquierda del cazador, es Rigel, que en árabe significa “pié”. Betelgeuse, la estrella más resplandeciente de la constelación, está en el brazo derecho del cazador, y es la corrupción de un término árabe que significa “brazo de Orión”. Otras estrellas también ostentan nombres derivados de las constelaciones a que pertenecen. Altair, la más brillante de la constelación Aquila. (“Águila”), significa en árabe “pájaro”. La constelación Piscis (“Peces”), se representa por dos peces unidos por una larga cuerda. En el centro de la misma se halla la estrella más refulgente de la constelación a la que los astrónomos árabes dieron el nombre de Al Richa (“la cuerda”). La estrella más brillante de la constelación Cignus (“Cisne”) es Deneb. Está situada en la parte posterior del Cisne, según se representa usualmente, y procede de una palabra árabe que significa “cola”. Era un nombre favorito entre los astrónomos árabes (los mejores estudiantes del cielo en la Edad Media, por cuyo motivo tantas estrellas llevan nombres árabes), de modo que en el firmamento hay varias estrellas con el mismo nombre de Deneb. Los árabes hicieron distinciones entre ellas, añadiendo una segunda palabra. Esto persiste en varios casos. Por ejemplo, Deneb Albedi, de Capricornio (“Cabra”), significa “cola de la cabra”, y Deneb Kaitos, de Cetus (“Ballena”), significa “cola de ballena”. La segunda estrella más brillante de Leo es Denebola, donde el sufijo “ola” es lo que queda de la expresión árabe que significa “del león”. Por otra parte, para demostrar que los árabes no se limitaban a un extremo del ser, la estrella más brillante de Píscís Australis (“el Pez del Sur”), es Formalhaut, frase que en árabe significa “boca del pez”. Igualmente, la estrella más resplandeciente de Ophiucus (“Sostenedor de la Serpiente”), que naturalmente representa a un hombre que sostiene una serpiente, es Rasalhague, que en árabe significa “cabeza del encantador de serpientes”. Aldebarán, la estrella más brillante de Taurus, es una especie de Procyon al revés. Aldebarán se halla algo al este del bien conocido grupo de estrellas llamado las Pléyades, y en consecuencia las sigue al salir y al ponerse. El nombre de esa estrella, en árabe, significa “el seguidor”. Tal vez el nombre más colorista, aplicado por los árabes a una estrella, sea el que ostenta la segunda más brillante de la constelación de Perseo. Es una de las pocas estrellas del firmamento que cambia visiblemente de brillo con regularidad. Esto era muy sorprendente para los antiguos, que, por lo general, creían que las estrellas eran perfectas e inmutables. El caso de esta estrella pudo, por tanto, guiar el trazado de la constelación. El dibujo muestra a Perseo sosteniendo la cabeza cortada de Medusa, una horrible diablesa a la que él mató, una diablesa tan horrible, con un rostro odioso y serpientes vivas en lugar de cabellos, que convertía a los hombres en piedra cuando la miraban. La estrella en cuestión está en la cabeza de Medusa, y los árabes le aplicaron el nombre de Algol, que significa “diablo”. En consecuencia, a Algol se la conoce como la “Estrella del Demonio”. Todo esto da una leve idea de la riqueza del firmamento. Entre los doscientos nombres, aproximadamente, que no he mencionado, hay ejemplos tan genuinos como Tazared, Pherkad, Mesartim, Kochab, Izar, Caph, Dschubba y Azelfafage. Adaptación de “Hay alguien allí ?”, Isaac Asimov, 1976. Actividad para el domingo 12 de enero. El lunes 13 de enero, es la primer Luna llena del año, para el domingo 12 de enero, haremos una “remada autoconvocada nocturna a la luz de la Luna llena”. Ése día (12 de enero) la Luna estará casi llena, saliendo a las 19:29, la hora de zarpada es la 20:30 desde la zona sur de Paso Vera, así que para ésa hora, ya estará unos 15° elevada sobre el horizonte, con una luz que es especial para la navegación; sólo resta esperar que el clima y el cielo acompañe. Así que esta realizada la invitación a remar a la luz de la Luna. Una actividad fuera de lo común. Como siempre, invitamos a seguirnos a través de nuestras redes para estar al tanto de las actividades referentes a esta hermosa ciencia; en face: astroamigos Concepción del Uruguay y en insta astroamigos_cdelu. Hasta la semana que viene !!!
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