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» Diario Cordoba
Fecha: 05/01/2025 12:49
El año 2024 fue un ejercicio de récord para la banca española, pese al inicio del recorte de tipos por parte del Banco Central Europeo (BCE) y al 'impuesto' al sector impulsado por el Gobierno. Las entidades dispararon su beneficio hasta los 24.406 millones de euros entre enero y septiembre en el país (sin tener en cuenta su negocio internacional), según publicó hace unos días el Banco de España. Supone un notable incremento de 6.213 millones y un 34% respecto al mismo periodo del año pasado. Pero sobre todo es reseñable porque los bancos lograron en apenas nueve meses una cantidad similar a la que obtuvieron en todo 2023 (24.358 millones). Una vez sumado el beneficio del cuarto trimestre, la banca habrá ganado el año pasado en España con toda probabilidad la cantidad más alta desde que el organismo supervisor comenzó a medirlo hace 32 años. Superará por tanto el récord histórico de 2007, en plena burbuja inmobiliaria (25.111 millones). Teniendo en cuenta el negocio internacional, el sector ya logró superar en 2023 este hito de hace 17 años (ganó 30.954 millones, frente a los 30.640 millones de 2007). Y el año pasado apuntaba en la misma dirección: hasta junio había ganado un 21% más que un año antes. En 2024, por tanto, los bancos marcarán nuevas cifras récord de beneficio tanto en España como en el conjunto de su negocio. Incluso si se tiene en cuenta el efecto de la inflación (que hace que una cantidad de hace años equivalga hoy en día a una cifra mayor), los 24.406 millones de ganancias de los bancos en España entre enero y septiembre son la segunda cantidad más alta de la historia, solo por detrás de la de 2007 (26.531 millones aplicando el IPC acumulado). Es posible que la cifra final de 2024 no supere la de aquel año actualizada por la inflación (34.754 millones) y se quede como la segunda mayor de la historia. Pero hay que tener en cuenta que los beneficios de aquel ejercicio son un punto de comparación un tanto engañoso, ya que estaban dopados por la burbuja inmobiliaria y escondían las cuantiosas pérdidas que afloraron en los años siguientes, provocando la mayor crisis bancaria de la historia moderna española. Efecto retardado El sector financiero, así, todavía se benefició el año pasado de las rapidísimas subidas de los tipos de interés con que el BCE trató de embridar la espiral inflacionista entre julio de 2022 y septiembre de 2023. El beneficio en el mercado español entre enero y septiembre del 2024, así, fue más del doble de los 11.388 millones del mismo periodo de 2021, justo antes de que el banco central comenzase a endurecer la política monetaria. Dicho efecto más que compensó el gravamen a la banca, cuya recaudación fue de 1.695 millones el año pasado, un 34% más que los 1.263 millones de 2023. El BCE, eso sí, ha comenzado ya a recortar tipos (cuatro veces desde junio) y lo previsible es que lo siga haciendo durante buena parte de 2025, lo que se penalizará las cuentas del sector. De hecho, los tipos del mercado, que tratan siempre de anticipar los movimientos del precio del dinero de referencia, comenzaron a bajar hace más de un año. El euríbor ha pasado de marcar un pico del 4,16% en octubre de 2023 a cerrar el recién terminado diciembre en el 2,436%. El saldo de préstamos tampoco ayuda por ahora a las cuentas de resultados de los bancos, ya que se sigue reduciendo interanualmente. Las entidades tenían concedidos 1,179 billones de euros a empresas y familias hasta septiembre, un 4,1% menos que un año antes. Pese a ello, el margen de intereses del sector en España (diferencia entre los intereses cobrados por el crédito y pagados por los depósitos) subió hasta septiembre a 31.206 millones, un 14,9% más. Ello se debe a que las bajadas de los tipos tardan en trasladarse a la cartera crediticia a tipo variable. Por ejemplo, la mayoría de las hipotecas se revisan una vez al año. A ello se suma el juego que las entidades han hecho con los diferenciales en los últimos años: el BCE guarda el dinero a los bancos a un tipo más alto (3%) del que estos pagan a sus clientes (2,13% por los depósitos a hogares en octubre), que a su vez ha subido mucho menos de lo que cobran por los créditos (3,49% por las hipotecas). El incremento de las carteras de deuda pública, que les aportan ingresos fijos en momentos de bajadas de tipos, también ha contribuido. Morosidad a la baja Como consecuencia de todo ello, los ingresos totales de los bancos subieron un 19% entre enero y septiembre, a los 56.001 millones. Dicho incremento fue mucho mayor que el de los gastos (6,8%, a los 20.893 millones) y el de las provisiones para hacer frente a impagos y protegerse de posibles pérdidas futuras (4,2%, a 5.224 millones), lo que disparó el resultado antes de impuestos un 34%, hasta los 29.309 millones. La buena evolución de la economía, así, es otro de los factores que explican la evolución ascendente de los beneficios: los activos morosos bajaron a 40.163 millones hasta septiembre, un 4,5% menos que un año antes. El pago del impuesto de sociedades subió algo más que el resultado previo al gravamen (un 37%, a 4.756 millones), lo que hizo que la mejora del beneficio final fuera del citado 34%. La cantidad pagada por el tributo respecto al resultado antes de impuestos pasó del 15,9% al 16,22% (el tipo de sociedades para la banca es del 30%, pero se aplica sobre una base imponible que registra una serie de ajustes por bonificaciones y deducciones). El incremento del beneficio ha permitido al sector alcanzar una rentabilidad sobre fondos propios del 15,8% en septiembre, frente al 12,3% de un año antes y el 7,3% de finales de 2021, justo antes de que el BCE comenzase a endurecer la política monetaria.
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