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  • Laureano Pérez Izquierdo: ”Para luchar contra el narcotráfico, lo primero es que las instituciones funcionen”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 04/01/2025 02:35

    "El mundo en 2024", la mirada de Laureano Pérez Izquierdo. Quizás no sea tan exacto eso de que el aleteo de una mariposa en Beijing puede provocar un tsunami al otro lado del mundo, es decir de nuestro lado. O quizás sea que lo que aletea en Beijing, pero también en Kiev, también en Moscú, también Damasco, también en Jerusalén, también en Washington, también en Caracas- no es una mariposa sino fuerzas que se disputan distintos grados de poder en el presente. El 2024 en el mundo. Claves de un año (muy) convulsionado Por Laureano Pérez Izquierdo eBook Gratis Descargar De eso, es decir, de qué está pasando en el nuestro planeta y de cómo afecta eso que pasa a cada país de América latina, se trata El 2024 en el mundo, el libro digital que escribió Laureano Pérez Izquierdo y que acaba de publicar Leamos, el sello editorial de Infobae. El ebook se puede leer gratuitamente en Bajalibros. Cada semana, Laureano Pérez Izquierdo, director de Infobae América, analiza temáticas relativas a los desafíos que enfrentan las democracias de Occidente. Es es el eje del trabajo de Pérez Izquierdo. Desde su mirada, impulsa contenidos que permiten reflexionar de manera amplia sobre la situación política internacional. Vivimos “al borde de una gran guerra de magnitudes globales, y también nucleares”, escribe Pérez Izquierdo en El 2024 en el mundo, mirando ya hacia 2025. En esta entrevista, habla de si hay un cambio global que se esté expresando en los distintos conflictos, si China es un peligro real y qué se viene en 2025. -Hablás de un año “convulsionado”. Más allá de los casos que detallás, ¿hay alguna unidad en lo que está pasando? ¿Un cambio que se entienda como global? -Son varias las cosas llamativas, o no tanto, que unen los hechos más conflictivos del año. Los que estallaron y los que mantienen en vilo al mundo, como el caso del Estrecho de Taiwán. En todos estos hechos participan los estados socios entre sí, lo que podríamos llamar un eje consolidado de autocracias, que busca minar el concepto de “democracia”. Son Rusia, China e Irán, sobre todo. Moscú y Beijing reconfirmaron cuantas veces pudieron durante 2024 su amistad. Y, pese a las aberraciones que Vladimir Putin ordena hacer en Ucrania, Beijing no hace nada para contener ese derramamiento de sangre. Por el contrario, es una de las usinas económicas del Kremlin. Irán, además de haber atacado a Israel con Hamas y Hezbollah y de haber lanzado cientos de cohetes y misiles que fueron interceptados, contribuyó también a la guerra de Putin con drones a cambio, al parecer, de mejoras en su sistema de defensa aérea que está muy por debajo del nivel de sus enemigos históricos de la región. E Irán y Moscú, sobre todo, ayudaron a las dictaduras de América Latina a sostenerse, como es el caso de Venezuela. Ellos, y China, fueron de los primeros en felicitar a Nicolás Maduro por haber robado las elecciones a Edmundo González Urrutia el 28 de julio pasado. Es decir, lo que pareciera que ocurre allá lejos, en verdad está más cerca de lo que pensamos. El portaaviones Liaoning durante los ejercicios militares chinos el estrecho de Taiwán. -¿China representa realmente un peligro para la región? ¿Qué planes tienen para los distintos países ? -El régimen chino tiene un plan expansionista que va más allá de sus pretensiones de quedarse con Taiwán o con las islas que conforman la primera barrera hacia el Océano Pacífico. Es un plan global, hegemónico. Pero su economía no es la misma que hace 10 años, lo que dificultará sus metas. Pero sí tiene a África y América Latina como las regiones donde más puede penetrar y saquear sus riquezas naturales. Xi Jinping aprovecha cierta fragilidad institucional para presionar a los gobiernos regionales con inversiones tentadoras. Las administraciones de América Latina no piensan a largo plazo. Quieren inmediatez, soluciones fáciles. Y China les ofrece eso. Claro que para eso, en medio, tienen que cumplir ciertos requisitos: hostilidad y cero vínculo con Taiwán, son uno de ellos. Paraguay, por ejemplo, se mantiene firme, pero las presiones a su gobierno son constantes. Incluso, hace pocos meses, la embajada de Taipei en Asunción sufrió una sospechosa intromisión que debería ser investigada como espionaje diplomático. Y un enviado de Beijing dijo abiertamente que tenían que romper relaciones con la isla. Es escandaloso. -¿Debe militarizarse la lucha contra el narcotráfico? ¿Es diferente en los distintos países? -Es un debate eterno. No estoy tan seguro de qué significa, además, eso de militarizar la lucha contra el narcotráfico. ¿Significa involucrar a los militares en los decomisos, en las investigaciones? ¿O solo implica el uso de sus herramientas de defensa, sus armas, para combatirlos? Creo que lo primero que hay que tener para luchar contra el narcotráfico son instituciones que funcionen; un sistema judicial que esté a la altura; un sistema de inteligencia que aporte información; el bloqueo de su sistema de blanqueo y lavado de capitales y financiación; el bloqueo de sus interconexiones con el crimen transnacional, como grupos terroristas... Es más amplio que sólo “militarizar”. -¿Se está dibujando un nuevo mapa de Medio Oriente? ¿Cómo será? ¿Nos afectarán esos cambios en América latina? -Sin dudas ya existe un nuevo mapa en Medio Oriente. Irak y Siria son los claros ejemplos de ello. Y la reciente caída de Bashar Al Assad es la última muestra de que somos testigos de una reconfiguración histórica de aquella región. En un mundo globalizado, aunque suene a lugar común, todo lo que ocurre del otro lado por más lejano que sea, nos afecta como región. Desde un punto de vista humano y económico. Claro que la proximidad territorial influye. Pero así como afectó a las commodities la invasión rusa a Ucrania, cualquier cambio de panorama extremo que se dé en Medio Oriente podría afectar. Creo, también, que es temprano para saber cómo quedará el mapa de la región tras el colapso de Damasco. Hay muchos actores que tironean de cada lado: Turquía, Israel, Arabia Saudita, Estados Unidos... los kurdos. Narcotráfico, un tema que sigue vigente. -¿Qué papel jugará México en la relación entre América Latina y Estados Unidos a partir del ascenso de Trump? -No creo que la presidenta Claudia Sheinbaum realice cambios profundos en política exterior respecto a lo que sucedió durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. AMLO salió sólo una vez y fue a Estados Unidos. También me consta que el equipo de Sheinbaum está en contacto permanente con el de Donald Trump y trabajan en materia inmigratoria, de seguridad y, sobre todo, en un tema muy sensible: el fentanilo. El desafío de México será China y cómo gestiona su relación con Beijing. Dialéctica habrá mucha, pero hay que prestar atención a los hechos y no tanto a las palabras. -¿Cómo será 2025? -Tan intenso como 2024, sin dudas. Tenemos certezas -que antes eran hipótesis- sobre las que ya no habrá que trabajar tanto: Hezbollah descabezado y herido -casi- de muerte. Hamas casi desaparecido o con muy poca capacidad operativa. En ambos casos el desafío de Israel será saber mantenerlos a raya, sin distraerse para evitar que vuelvan a rearmarse. Esos grupos terroristas no pueden resucitar... porque además ellos sí operan en América Latina. Irán quedó muy debilitado políticamente por estos dos descabezamientos y por las derrotas simbólicas que sufrió ante Jerusalem. Creo que las dos grandes incógnitas, lejanas a nuestra región, serán por un lado, saber cómo terminará la extenuante guerra entre Rusia y Ucrania y si Trump podrá sentar a Putin y Volodimir Zelenzky en una misma mesa para poner un punto final a ese conflicto. Por otro lado, descifrar hasta qué límite llevará Xi su presión sobre Taipei. Un conflicto en el Estrecho de Taiwán provocaría una catástrofe económica, y humana, de proporciones inimaginables. Mucho mayores a las de la pandemia o lo ocurrido en Ucrania. Otro punto para tener en cuenta será saber hasta dónde, o cómo llevará Trump su enfrentamiento estratégico con China. ¿Y en América latina? -Por el lado de América latina, enero comienza muy movido. Edmundo González, el presidente electo legítimamente el pasado 28 de julio en Venezuela, quiere retornar a su país para asumir su mandato el próximo 10 de enero. Maduro, quien cometió el fraude más monumental de la historia, ya avisó que no permitirá su ingreso. La tensión crecerá estos días en un país cuyas garantías constitucionales o procesales son nulas.

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