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Victoria » Radio LT39
Fecha: 03/01/2025 13:56
El comienzo de un nuevo año nos invita a reflexionar sobre los desafíos que enfrentamos como sociedad, especialmente en un contexto donde la violencia social y las conductas reactivas parecen ganar terreno. En este sentido, la psicóloga Stella Cístola ofrece valiosas perspectivas para entender y abordar estos fenómenos, que no solo afectan a las víctimas directas, sino que tienen un impacto colectivo. Recientemente, hemos sido testigos de situaciones de violencia que han trascendido fronteras, desde hechos trágicos en otras localidades hasta episodios que, aunque no llegaron a su máxima expresión, nos muestran una alarmante escalada en los niveles de agresividad y falta de tolerancia. Ante esto, surge una pregunta clave: ¿por qué la sociedad se ve cada vez más afectada por conductas violentas y cómo podemos abordarlas de manera efectiva? La degradación de la convivencia social Cístola reflexiona sobre la importancia de la madurez como la capacidad de reflexionar antes de actuar. En una sociedad donde predomina la inmediatez y la satisfacción de los deseos personales sin considerar al otro, los problemas se multiplican. La falta de filtros, es decir, la incapacidad de reflexionar antes de actuar, genera una espiral de violencia que afecta tanto a nivel individual como colectivo. “Cuando hablamos de situaciones de violencia, como las que hemos visto en los últimos días, estamos viendo un claro reflejo de una falta de control interno, de habilidades para gestionar las emociones y resolver conflictos de manera sana”, señala Cístola. La psicóloga explica que conductas como la reacción inmediata ante lo que nos molesta, sin el espacio para reflexionar, se están convirtiendo en una respuesta cada vez más común en nuestra sociedad. El papel de la tolerancia y el respeto Uno de los pilares que Cístola identifica como fundamentales para prevenir y reducir la violencia social es el respeto mutuo. “Cuando la tolerancia y el respeto se encuentran en crisis, las conductas reactivas toman el control”, comenta. Según la psicóloga, estas reacciones descontroladas suelen ser el resultado de un mal manejo de las emociones, como la ira, y de la incapacidad para ponernos en el lugar del otro. Es evidente que los conflictos que surgen por diferencias de gustos, como la música a alto volumen o la pirotecnia, son solo la punta del iceberg de un problema mucho más profundo. “Nos hemos acostumbrado a la inmediatez, a no reflexionar sobre lo que sentimos y sobre cómo nuestras acciones afectan a los demás”, reflexiona Cístola. El control de la ira y la intervención profesional Aunque la psicóloga destaca que la violencia y las reacciones impulsivas son comportamientos que pueden trabajarse a nivel individual, también subraya la importancia de la intervención profesional. “Es crucial identificar las emociones que nos están afectando en el momento preciso, cuando la cabeza empieza a explotar y el corazón late a mil. Identificar lo que sentimos es el primer paso para controlarlo”, afirma. Además, Cístola menciona que existen diversas herramientas terapéuticas que permiten manejar la ira y otras emociones desbordantes, lo que a su vez contribuye a reducir las reacciones impulsivas y agresivas. Sin embargo, enfatiza que, más allá del trabajo individual, la solución también está en el trabajo comunitario. La importancia de la psicoeducación y el respeto social Un tema recurrente en la charla fue la necesidad de una intervención a nivel social, que fomente el respeto y la empatía. La psicóloga hace un llamado a recuperar esos filtros que nos permiten convivir de manera armónica, tanto dentro como fuera de las redes sociales. La sociedad no puede seguir normalizando conductas reactivas sin pensar en las consecuencias para el otro. “La salud mental es una construcción comunitaria”, sostiene Cístola. “El cuidado de la salud mental tiene un eje individual, pero también uno colectivo. Si no fomentamos la reflexión, el respeto y la empatía, no vamos a poder detener la espiral de violencia”, concluye. ¿Cómo fomentar una convivencia más pacífica? El mensaje de Cístola es claro: la clave está en el respeto mutuo y en la reflexión antes de la acción. La capacidad de cuestionar nuestras reacciones impulsivas, de ponernos en el lugar del otro y de reconocer nuestras emociones es esencial para construir una sociedad más pacífica. La libertad personal no puede ser entendida como la libertad de hacer daño o de no respetar al otro; debe basarse en el respeto por la comunidad. Como sociedad, tenemos una responsabilidad colectiva para fomentar esos lazos de solidaridad que nos permitan convivir de manera respetuosa, con empatía y en armonía. Solo así podremos reducir las conductas disruptivas que hoy tanto nos preocupan y crear un entorno más saludable tanto a nivel individual como colectivo. Escuchá la charla completa entre Agustín Rebossio y Stella Cístola: RESUMEN DEPORTIVO
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