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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 03/01/2025 02:41
(Fuente) El verano en Mar del Plata encuentra en el teatro Neptuno el escenario perfecto para la desopilante travesía de los hermanos Eugenio y Sebastián Culini Weinbaum, rostros inconfundibles del exitoso programa televisivo MDQ para todo el mundo, que regresan a las tablas con Dos piratas y un tesoro, una obra que logra reunir a diferentes generaciones desde hace meses. En diálogo con Teleshow, la icónica dupla expresó sus sensaciones a poco tiempo de encontrarse con su público este sábado 4 de enero. Una vez más, los Weinbaum trasladan su sello de humor y espontaneidad al teatro de la ciudad balnearia que los vio nacer. En esta segunda incursión en la temporada de verano marplatense, donde miles de personas a lo largo del país se reúnen para vacacionar, ofrecen una experiencia cargada de acción, risas y un espíritu aventurero que los invita a embarcarse en una experiencia que promete llevarlos al otro lado del mundo sin moverse de sus asientos. —¿El público se va a encontrar con nuevas cosas en esta temporada? —Culini: Seguro va a continuar como se concibió el año pasado. No hicimos una obra nueva, sino que la vamos modificando sobre la marcha. Como el público cambia en cada función, también lo hace la obra. Improvisamos y nos divertimos muchísimo, y eso hace que ninguna función sea igual a la otra. Esperamos que la gente la pase bien y que se lleve un buen recuerdo. El tiempo es algo irrecuperable, y que la gente decida usar su tiempo para vernos es como tocar el cielo con las manos. —Eugenio: Tenemos un guion que seguimos con una narrativa. La obra arranca con Facundo Arana, que es como un hermano nuestro, sobre una historia que te pone en una situación con pantalla gigante que usamos de nexo, y después actuamos. No es que saludamos y arengamos, sino que hacemos teatro. Eso siempre da nervios porque, de golpe, somos Eugenio y Culini, pero no actuamos. Sin embargo, sabemos hacer de nosotros mismos durante varias horas. La obra en sí es la búsqueda del tesoro más grande de la historia. Revivimos experiencias como el relámpago del Catatumbo, un fenómeno en el que los rayos caen sobre la gente, y los espectadores lo viven junto a nosotros. —¿Qué es lo que más disfrutan de esta experiencia en el teatro? —Culini: La interacción. Suben personas al escenario, participan, e incluso aprenden sobre el planeta y la ecología. La obra termina con un mensaje muy lindo que habla del tiempo y los valores familiares. Además, al final de la temporada, vamos a sortear un viaje con todo pago entre las personas que asistieron a nuestras funciones. Es un cierre redondo, porque no solo viajan con nosotros en la obra, sino también en la realidad, gracias a este sorteo. —Eugenio: La magia está en la conexión con el público. Ver cómo participan y se divierten con nosotros es algo que no se compara. Al principio estábamos nerviosos, como si nos tiráramos a nadar con tiburones. Ahora lo disfrutamos mucho más. Nos enamoramos del teatro porque tiene algo que nos atrapa: la posibilidad de quedarnos con nuestras familias y, a la vez, estar en contacto directo con la gente que nos ha seguido durante tanto tiempo. christian heit —¿Qué opinan sobre el impacto de su trabajo en distintas generaciones? —Eugenio: Es algo increíble. Después de más de tres décadas haciendo lo que hacemos, logramos conectar con varias generaciones al mismo tiempo. Nos sorprende mucho cuando un niño pequeño se fascina con lo que hacemos, porque nuestro contenido no está pensado específicamente para ellos. Sin embargo, los adultos la pasan como niños y los chicos disfrutan como grandes. Poder lograr esto en un momento en el que cada uno está en su mundo con las redes sociales, el celular o el noticiero, y reunirlos a todos en un solo espacio, es algo mágico. —Culini: El público que nos acompaña es muy variado. Vienen abuelos, padres, hijos y hasta nietos. Es una experiencia que nos llena el corazón y se asemeja a tocar el cielo con las manos. La obra es como un viaje. Revivimos aventuras que ya compartimos en MDQ: para todo el mundo, pero esta vez con el público como protagonista. Usamos tecnología, proyecciones en pantalla gigante y hasta invitamos a la gente a subir al escenario. christian heit Una obra que conecta generaciones Además de llevar su obra a distintas ciudades del país, los Weinbaum destacaron la magia de conectar con audiencias de todas las edades y el desafío de mantener vivo un legado que trasciende el tiempo. —¿Cómo se refleja esa conexión generacional en la obra? —Culini: Es una experiencia participativa, y creo que eso es lo que la hace tan especial. Cada función es distinta porque el público es distinto. Y es hermoso cuando alguien se acerca y nos dice que creció viendo el programa con su familia y ahora trae a sus propios hijos. —Eugenio: El tiempo pasa, pero el espíritu de lo que hacemos sigue siendo el mismo. Lo mejor de todo es que la obra tiene un mensaje al final que refuerza la importancia del tiempo y los valores familiares. Nos emociona mucho saber que, aunque no podamos detener el tiempo, podemos usarlo para crear recuerdos hermosos. —¿Cómo viven la respuesta del público local en Mar del Plata? —Culini: Es nuestra casa, así que es un placer estar acá. Al ser locales, nos sentimos más cómodos y podemos disfrutar de este momento con nuestras familias. La respuesta del público ha sido increíble, tanto en nuestra ciudad como en la mini gira que hicimos por otras partes del país. Pero actuar en nuestra ciudad siempre tiene un sabor especial. Vamos a estar los miércoles y sábados gracias a la producción de Carlos Rottemberg, que sigue confiando y apostando en nosotros. Estamos con gente idónea, en el lugar que queremos, haciendo algo que queremos y que disfrutamos mucho —Eugenio: Es emocionante. Cada función es única, y la gente acá nos hace sentir como en casa, porque literalmente lo estamos. Nos encanta que la obra no solo atraiga al público local, sino también a quienes vienen de otras partes del país. La gente nos da su tiempo, y eso es algo que valoramos mucho. Siempre lo hemos dicho: el tiempo es irrecuperable. Que alguien decida usarlo con nosotros es algo que no tiene precio. Ese vínculo es lo que nos motiva a seguir haciendo esto con tanto amor. Generalmente, en enero no nos encontrábamos acá ni en Argentina porque arrancábamos con los viajes para hacer el contenido del ciclo de MDQ. Pero probamos hacer teatro para quedarnos acá, y nos enamoramos de esto. De la televisión al teatro y la mirada al futuro Con más de tres décadas en la televisión y un legado construido con esfuerzo y pasión, la dupla marplatense reflexionó sobre sus planes a futuro. No solo sobre el regreso de su icónico programa, como también algunos proyectos que podrían sumarse a lo largo del camino. christian heit —¿Podemos esperar su regreso a la televisión con MDQ: para todo el mundo? —Eugenio: Por supuesto. Vamos a seguir haciendo MDQ después de esta temporada de verano. Vamos a arrancar nuevamente con los viajes para realizar nuevas ediciones. Es nuestro corazón, nunca nos cansamos de hacerlo. Aunque tomarnos un descanso nos vino bien, llega un momento en que querés volver. Siempre decimos en broma que, aunque sea con un bastón o un andador, vamos a seguir haciéndolo. Es algo que forma parte de nuestras vidas desde hace más de tres décadas, y nunca hemos perdido el amor por este proyecto. —Culini: El programa sigue teniendo el mismo formato que cuando comenzó en 1989, y que la gente lo siga consumiendo de la misma manera es algo maravilloso. Es difícil que un programa dure tanto tiempo y que, además, sea vigente. Pero eso es algo que logramos gracias al respeto, al amor y al trabajo que ponemos en cada episodio. También se lo debemos a la gente que nos sigue apoyando. Muchos nos cuentan que lo veían con sus abuelos o sus papás, que ya no están, y ahora lo comparten con sus hijos. Es un fenómeno que no ocurre todos los días, y que nos haya tocado a nosotros es un regalo enorme. —¿Qué opinan sobre la posibilidad de incursionar en plataformas de streaming? —Culini: Nos lo han propuesto varias veces, tanto en Ciudad Autónoma de Buenos Aires como en Mar del Plata, e incluso algunos de los principales canales de streaming nos han contactado. Pero, por ahora, estamos completamente enfocados en nuestra obra de teatro y en los viajes que forman parte de nuestro contenido. No descartamos la idea, pero nuestro trabajo siempre requiere de mucha preparación. No se trata solo de grabar algo, sino de hacerlo bien, con tiempo y dedicación. Eso es lo que el público espera de nosotros, y no queremos defraudar. —Eugenio: Hace poco estuvimos en un programa de streaming, donde íbamos a estar solo 10 minutos y terminamos quedándonos dos horas. Fue una experiencia muy divertida, pero sabemos que lo nuestro siempre requiere una preparación diferente. No queremos hacer algo mediocre, queremos que sea de la mejor calidad posible. No nos conformamos con algo a medias. Por ejemplo, para MDQ, nos quedamos conviviendo con comunidades, conociendo su cultura y su historia antes de poder grabar. Acceder a esos momentos únicos no tiene que ver con lo económico, sino con cómo nos vinculamos con las personas. Muchas veces hemos grabado rituales de magia negra en Haití o festividades en India, y lo logramos porque nos aceptaron, porque construimos una relación auténtica con ellos christian heit —¿Qué otros proyectos tienen en mente para el futuro? —Culini: Siempre estamos abiertos a nuevas aventuras. Por ejemplo, nos quedó pendiente la posibilidad de hacer una película. Lo tomamos como algo que podría ser una experiencia más, un desafío diferente. Pero, por ahora, estamos enfocados en lo que hacemos y en mantener la calidad de nuestros proyectos. Si en algún momento encontramos el momento y el equipo adecuado, lo haremos con todo el entusiasmo. —Eugenio: Nuestro enfoque siempre ha sido hacer cosas fuera de lo común. Desde el principio, buscamos llevar al público a lugares únicos y desconocidos. Ese espíritu no cambia, ya sea en televisión, teatro o cualquier otro formato. Lo importante es seguir disfrutando y, sobre todo, compartir lo que hacemos con la gente. El compromiso atemporal con el público Pese a que los años transcurren, la dupla supo encontrar el secreto para mantenerse vigentes en el ámbito. No solo la creatividad es su gran aliada, dino que tanto Eugenio como Sebastián dejaron en claro que hay una fuerza mayor que los acompaña. —¿Cómo mantienen la autenticidad después de tantos años en los medios? —Culini: Creo nuestra originalidad tiene que ver con el amor y el respeto por lo que hacemos. Sabemos ser nosotros mismos. En MDQ, mostramos quiénes somos, nuestra forma de viajar, de contar historias. En el teatro, seguimos esa misma línea: no pretendemos ser actores profesionales, sino que hacemos de nosotros mismos. Primero, como nos ocurrió en la pantalla chica, lo realizamos sin saber nada y luego aprendimos osbre la marcha. —Eugenio: También influye mucho el hecho de que trabajamos en familia. Siempre hemos tenido a nuestros hermanos, entre ellos Karol y Chiche, incluso a nuestra mamá, Herminia, que aunque ya no está físicamente, sigue presente en nuestro corazón y en nuestro trabajo. Esa unión familiar es lo que nos mantiene vigente después de más de tres décadas y nos permite hacer cosas auténticas que conecten con la gente.
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