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  • El desafío múltiple de echar raíces

    » Diario Cordoba

    Fecha: 02/01/2025 06:20

    Lo cantaron durante años en las gradas. Casi siempre, como plegaria; a veces, como autoafirmación. «Volveremos, volveremos, volveremos otra vez...», clamaron las gargantas de los cordobesistas mientras su club se debatía en categorías residuales defendiendo el escudo y la historia en medio de una ruina económica asegurada. Lo último depende de lo primero. Así funciona el negocio. El Córdoba CF volvió, sí. Ahora se trata de quedarse y poner las bases para hacer algo más que sobrevivir. En 2025 tiene por delante un desafío magnífico. Ya ha vuelto a ser alguien y no se conforma con ser uno más. Está en ello y no le ruedan mal las cosas en lo deportivo -está apartado de la zona de descenso, que es lo prioritario-; en lo económico, según cuentan, los números cuadran. En el fútbol es más sencillo convencer desde la fe cuando reina la felicidad en las gradas. La transparencia pasó a mejor vida y el personal, con una corriente de opinión construida entre el miedo y la sumisión, se abonó a una discutible oración: «Tú me salvaste, haz de mí lo que quieras». El ascenso a Segunda División y la recuperación de un puesto en el mapa del fútbol profesional hacen que el Córdoba CF vuelva a convertirse en un producto apetecible... y hasta rentable. ¿Qué aguarda entre los muros de El Arcángel en este 2025 que ahora nace? Quienes cuentan ya con muchas horas de vuelo en este apasionante viaje en blanquiverde no se toman como una sorpresa el cambio de piloto sobre la marcha. Habrá mucha tela que cortar en la propiedad de la entidad, controlada en este momento por una mayoría del accionariado desde Baréin y la irrupción, en el último cuatrimestre del pasado año, de un grupo inversor radicado en los Estados Unidos. El Córdoba CF se encuentra en plena efeméride de su septuagésimo aniversario y sus fieles -toda una vida siguiendo al equipo, traspasando la pasión de padres a hijos- no acaban de tener claro quién marca el rumbo para el futuro. Acostumbrado a gestiones presidencialistas, la mayoría de ellas con un barniz mesiánico -de Campanero a Carlos González, pasando por Rafael Gómez-, el cordobesismo se encuentra ahora en la tesitura de no saber quiénes son los que se sientan -o no- en el palco de El Arcángel. A veces llega alguna visita, siempre sin anunciar, y los aficionados observan la escena como si fueran figurantes en el rodaje de una película de género indefinido. El equipo se está moviendo por donde se podía esperar: zona media-baja. No es mala posición si se tiene en cuenta que la Liga Hypermotion se mueve en distancias cortas. Una buena racha -ganar tres partidos seguidos, por ejemplo- puede marcar destinos dependiendo de cuándo se produzca. El Córdoba irá bien siempre que no esté luchando por salir de los cuatro últimos, sino por no entrar. En el momento en que se decida su porvenir -si sigue o no en el profesionalismo- se sabrá, seguramente, quiénes tomarán el poder en el accionariado y dónde pondrán el sentido de la brújula. Lo que se avecina para el Córdoba CF es un paso más en los episodios clásicos en una categoría como la Segunda División: el escaparate es mayor y la revalorización de los futbolistas trae una nueva dimensión a las cuentas. Para crecer, debe vender. No hay otro motor para que el engranaje funcione. Ahí está, centelleante, el nombre de Antonio Casas, un jugador de la casa reclutado gratis por el que ahora llegan ofertas después de que haya marcado goles en cuarta, tercera y segunda división. El mes de enero será caliente. Después, la hora de la verdad hasta junio. 2025, un año clave El 2025 es un año clave. Uno más, dirán los sufridores del Córdoba. Este, sin embargo, reúne unos condicionantes especiales. La cesión del uso del estadio El Arcángel, un asunto enquistado durante décadas, dará nuevas posibilidades de rentabilidad. Pero el corazón de la máquina, el centro de todo, seguirá siendo este equipo en permanente reconstrucción que ha encontrado un sello de autor en Iván Ania. El entrenador asturiano va ca mino de una marca histórica: completar dos temporadas consecutivas completas. ¿Y los demás, qué? Más allá del fútbol, Córdoba cuenta con un club en la máxima categoría de su deporte, el fútbol sala. No arrastra multitudes, pero se ha labrado un prestigio en la Primera División después de enlazar seis años en la élite. Ningún equipo en ningún deporte había logrado nunca tal estabilidad entre los mejores en la capital. Con una economía de batalla, con mucha pericia a la hora de moverse en el mercado, el Córdoba Futsal Patrimonio de la Humanidad aborda el año con la idea de dar un paso más en su proyecto. Ha pasado de una estructura puramente local a transformarse en una plantilla multinacional, con un entrenador argentino -Emanuel Santoro- y un plantel repleto de apuestas que van desde Paraguay a Ucrania, pasando por Argentina y Brasil. Su aspiración es humildemente ambiciosa: ser cada año mejor que el anterior. Su presidente, el incombustible José García Román quiere ver a su criatura jugando la Copa de España o en las rondas finales de la Copa del Rey. Lo de acudir al play off por el título es algo que flota en el limbo de las utopías. Quién sabe. Con una alta carga de incertidumbre, mezclada con ilusión, se mueven el Ángel Ximénez de Puente Genil -asentadísimo en la Liga Asobal de balonmano- y el Coto Córdoba Baloncesto, el enésimo proyecto que trata de devolver a la capital cordobesa el lugar que una vez tuvo, que perdió de mala manera y que se empeñó en recuperar con recetas estrafalarias y claramente ineficaces. Ahora, con respaldo económico y un método, el club se mueve con soltura en la tercera división y pone cimientos para pensar en dar un salto. ¿En 2025? A ver qué sale. Suscríbete para seguir leyendo

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