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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 01/01/2025 09:10
Una mujer con la vista nublada (AdobeStock) La presbicia, la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo pueden provocar una visión borrosa o nublada que desaparece con el tratamiento óptico correcto. Sin embargo, existen ocasiones en las que, de repente y sin razón aparenta, se nos nubla la vista por unos segundos. Los profesionales de la clínica oftalmológica Martínez de Carneros relatan que este fenómeno puede explicarse por diversos factores, desde cambios repentinos en la circulación sanguínea hasta la compresión temporal de nervios. Por lo general no suele implicar un problema grave, pero en algunos casos puede delatar una condición subyacente que requiere de atención médica. Tensión baja Una de las causas más habituales de la visión nublada ocurre al levantarse rápidamente tras estar sentado o acostado. Este fenómeno, conocido como hipotensión ortostática, se produce cuando la presión arterial desciende bruscamente. Al cambiar de posición, el cuerpo necesita ajustar el flujo de sangre hacia el cerebro para compensar la gravedad. Si este ajuste es lento o insuficiente, puede haber una disminución temporal en el suministro de oxígeno y nutrientes al cerebro, lo que genera síntomas como mareo, debilidad y visión borrosa. Compresión del nervio óptico por una mala postura al dormir Dormir en una posición inadecuada que ejerza presión sobre el rostro o la cabeza puede comprimir temporalmente el nervio óptico o los vasos sanguíneos que lo rodean. Esto puede ocasionar una reducción momentánea en la función visual al despertar, provocando una visión borrosa o nublada. El nervio óptico es crucial para transmitir la información visual desde el ojo hasta el cerebro. Cuando se ve afectado por una compresión, aunque sea leve y temporal, la transmisión de señales puede ralentizarse o interrumpirse parcialmente. En la mayoría de los casos, la visión se normaliza rápidamente una vez que se elimina la presión y se restablece el flujo sanguíneo adecuado. Mareos Sentirnos mareados, ya sea por movimientos bruscos o unos niveles bajos de azúcar en sangre, también puede provocarnos que se nos nuble la vista. Esto sucede porque el mareo afecta el equilibrio y la percepción sensorial, lo que puede incluir la forma en que el cerebro procesa las señales visuales. Cuando el sistema vestibular, que controla el equilibrio, no funciona de manera óptima, puede haber una descoordinación temporal entre lo que los ojos perciben y lo que el cerebro interpreta, causando confusión visual o visión borrosa. Niveles bajos de azúcar en sangre La hipoglucemia, una condición en la que el nivel de glucosa en sangre cae por debajo de lo normal, puede afectar la visión. El cerebro y los ojos dependen de un suministro constante de glucosa para funcionar correctamente. Cuando este suministro disminuye, pueden aparecer síntomas como visión nublada, confusión y temblores. Esta condición es común en personas con diabetes que no han regulado adecuadamente su insulina, pero también puede afectar a personas sin esta enfermedad en situaciones de ayuno prolongado, actividad física intensa o consumo insuficiente de carbohidratos. Estrés y fatiga ocular El estrés crónico y la falta de descanso adecuado pueden tener un impacto significativo en la visión. El estrés puede causar una tensión muscular en la cara y alrededor de los ojos, lo que puede dificultar la capacidad de enfoque. Por otro lado, la fatiga ocular, que es el resultado de pasar largas horas frente a pantallas o leer en condiciones de luz inadecuada, puede generar visión nublada temporal. En estos casos, la solución suele ser tan simple como descansar la vista, practicar ejercicios de relajación ocular o mejorar las condiciones de iluminación. ¿Puede la genética determinar tu salud mental? Un gen define cómo respondemos ante el estrés.
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