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  • Quiebre al statu quo, un outsider extremista y un pueblo resignado a enfrentar un horizonte aún incierto

    » Comercio y Justicia

    Fecha: 01/01/2025 02:35

    Por Alfredo Flury Hay un elemento indiscutible que signó este 2024. La irrupción de Javier Milei como presidente es un hecho inédito en la historia democrática argentina. Sin antecedentes en la política, supo aprovechar el hartazgo de buena parte de la población contra sucesivas gestiones que, por inacción, inoperancia o utilización de la función para perpetuar negociados ya crónicos y transversales a diferentes gobiernos, no pudieron resolver problemas básicos que afectan de lleno al común del votante. Histriónico, desinhibido y provocador, además de orgulloso de una cabellera que supo usufructuar como para profundizar su perfil disruptivo, encabezó una cruzada frente a lo que denominó “la casta política” y, prácticamente sin estructura, marcó diferencias con todos sus competidores con promesas de acabar con los privilegios, la corrupción y avanzar con un cambio rotundo en la economía que llevara al país a un crecimiento sostenido. Nunca ocultó sus intenciones ni su pensamiento. Liberal libertario, como se definió. Habló de ajuste feroz, de despidos y cierre de empresas, sin temor a que esas medidas, ciertamente negativas para cualquier candidato tradicional en una campaña electoral, erosionaran sus chances. Su campaña incluyó una motosierra que esgrimió cada vez que pudo. Se “apropió” de una canción de La Renga como eslogan y no dudó en evitar cuanto calificativo rayano con el insulto golpeara a los políticos tradicionales, periodistas, sindicalistas y demás. Entre su arenga, fustigó al comunismo chino con el que -dijo- cortaría lazos. La estrategia le sirvió para ganar en segunda vuelta y erigirse en Presidente. Tabula rasa Ya en el Gobierno, debió acomodar el cuerpo a una realidad que exigía pragmatismo. “Tabula rasa” dijo, entonces, para recibir a cuanto dirigente o persona quisiera sumarse a su espacio. Aun a quienes días antes había denostado e incluido en “la casta”. Aplicó una megadevaluación, se jactó de echar empleados públicos y de cerrar empresas. La motosierra a full. Sin embargo, la realidad le siguió imponiendo límites. Pretendió avanzar con un DNU y un proyecto de ley “Bases” que, en la práctica, le otorgaban la suma del poder público por cuatro años, amparado en la emergencia en varias áreas. Chocó con una oposición variopinta y, sin legisladores propios, debió resignarse a una norma lavada. Supo que había que negociar con “la casta”. Mientras tanto, aplicó un ajuste inédito que hundió al país en una recesión aún más profunda de la que ya lo golpeaba. Con todo y de a poco, fue enderezando la macro: tipo de cambio, inflación, equilibrio fiscal, fueron los logros que comenzó a mostrar, aún con desafíos pendientes, como revertir los indicadores de pobreza, caída de los salarios y consumo en baja, con un nivel de actividad que recién en el tercer trimestre mostró atisbos de recupero aunque aún con muchos sectores en el camino. El pragmatismo lo llevó a acordar con China y fortalecer relaciones con el país comunista. Todo por el bien de la economía argentina. El triunfo del republicano Donald Trump en EEUU, lo encontró pronto en ese país y se jactó de ser el primer presidente en ser recibido por el electo. Confesó que espera que Trump le ayude a firmar un nuevo acuerdo con el FMI que incluya desembolsos para fortalecer las reservas del Banco Central y, así, poder salir del cepo cambiario. Se rodeó de un círculo muy cerrado y casi minúsculo, entre ellos de su hermana Karina a quien llama “el jefe”. No titubeó en echar a varios de sus funcionarios, a veces por cuestiones nimias. No tolera la disidencia y desnudó una postura autoritaria y de poco apego a las instituciones. Un ejemplo: volverá a gobernar sin Presupuesto en 2025, como ya lo hizo este año. Para 2025, promete motosierra deep, más aún si, como asegura, logra una victoria en las elecciones de medio término que le permitan contar con un número de legisladores para imponer las cientos de reformas que, dice, aún faltan. A un año de gestión y con un ajuste que en otro contexto y con otro gobierno hubiera detonado en una feroz rebelión, Milei mantiene un alto nivel de aprobación. La esperanza de un futuro mejor y la defección de gestiones anteriores, ayudan a entender esa foto. Repaso En ese marco, el Anuario 2024 de Comercio y Justicia repasa diferentes aspectos de la gestión de Milei. Desde la economía, las políticas en justicia, el impacto en el sector de las entidades profesionales, sus medidas con incidencia en la educación y hasta su desplante al papa Francisco con motivo de un aniversario del acuerdo con Chile por el conflicto por el Beagle, son abordados en este suplemento con el aporte del staff de Comercio y Justicia y la colaboración de columnistas calificados de diferentes ámbitos: Nadin Argañaraz, Diego Dequino, Gustavo Scarpetta, Eugenia Pacetti, Patricia Altamirano, Agustina Brizio, Anibal Paz, Luis Carranza Torres, Florencia Rusconi, Cecilia Pregoni y Federico Macciocchi.

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