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» Diario Cordoba
Fecha: 01/01/2025 01:41
En la provincia en la que muchos de los grandes asuntos pendientes se eternizan, los ciudadanos asistimos atónitos a uno más. Acaba 2024 y seguimos con el mismo tema con el que lo iniciamos: el agua en la zona norte, la tardanza en acometer infraestructuras para que llegue a los habitantes la que se almacena en La Colada y la falta de visión de futuro de nuestros políticos, más centrados en el corto plazo y en los golpes de efecto a base de titulares. Más de veinte años han pasado -que se dice pronto- desde que el entonces diputado provincial Juan Torres pronunciara aquella frase que quedó para la historia:«La Colada, cuando terminen las obras, será una piscina». Y lo grave no es que acabaran las obras y fuera así, a pesar de que se desmintió por activa y por pasiva. Lo peor es que, dos décadas después, ha seguido siendo eso, una piscina. Desde hace poco más de un año no lo es gracias a que una grave sequía obligó a adoptar soluciones drásticas y costosas porque 80.000 personas, que son los habitantes de las dos comarcas afectadas (el Guadiato y Los Pedroches) se quedaron, literalmente, sin agua en sus grifos. Y así estuvieron durante más de un año, sin agua potable hasta el pasado mes de abril. Entretanto, estuvieron abasteciéndose con camiones cisterna y se hizo una obra provisional para conectar los embalses de La Colada y Sierra Boyera que costó más de cuatro millones de euros y cuyo funcionamiento diario es costosísimo. Entretanto, la Junta de Andalucía fue agilizando los trámites para ejecutar la conexión definitiva, aquella que llevaba dos décadas sin hacer por la desidia de unos y otros, confiados en que el agua no llegaría a faltar. El caso es que cuando ya parecía que todo empezaba a solucionarse con la licitación y posterior adjudicación de las obras, desde la Confederación del Guadiana, que gestiona La Colada, comienzan a decir ya abiertamente -hasta ahora solo lo habían deslizado a través de terceros y sotto voce- que, de momento, no van a autorizar las obras. ¿Alguien entiende algo? No se oponen, no presentan alegaciones y, a última hora, comienzan a poner palos en las ruedas. ¿A qué estamos jugando? Suscríbete para seguir leyendo
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