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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 31/12/2024 22:30
El padre Guillermo Marcó ofició la ceremonia de casamiento de Jorge Lanata y Elba Marcovecchio Conocí a Jorge hace 25 años, están haciendo un programa de radio en FM Millenium, los sábados a la mañana. Un episodio que estábamos produciendo se llamaba “creer o no creer en Dios” eran dos entrevistas a personas conocidas, sobre el tema de su fe. Jorge accedió a que lo entrevistara. Lo había encasillado en “ateo”. Cuando le pregunté si creían en Dios, se sorprendió y me dijo: “si vos le preguntas a alguien por la calle Lanata cree en Dios? seguramente te van a contestar: Lanata no cree en nada; pero a continuación me dijo: “yo sí creo en Dios” y me explicó que había llegado a crear no tanto por la enseñanza de la fe sino porque le apasionaban las matemáticas, y viendo el orden del universo estaba convencido que no podía ser, que no hubiese un creador. También me comentó que lo conmovía profundamente el milagro de la vida, que una amiga suya había tenido un hijo recientemente y que eso le confirmaba que detrás del misterio de la vida, había un creador. Esta no fue la primera ni la última de las charla que tuvimos, que a lo largo de los años nos fueron generando un vínculo de respeto, cariño y confianza. Cuando conoció a Elbita, que era viuda, ella le había dicho que quería casarse por iglesia. Empezamos a charlar sobre la posibilidad. En sus anteriores casamientos nunca lo había hecho por iglesia. Por tal motivo estaba habilitado para hacerlo, pero quería cerciorarme teniendo su partida de bautismo. Él no recordaba adonde había sido bautizado, así que fue una pesquisa entretenida dar con la iglesia donde por fin encontramos su partida de bautismo. Mi última visita fue en en el hospital italiano para darle la unción de los enfermos y la absolución general, ese día aunque no podía hablar estaba consciente, me miró y se le cayeron un par de lágrimas. Agradezco haber conocido a Jorge y haberme podido encontrar con él en un espacio que le resultaba poco habitual, pero que todos tenemos. El espacio de la religiosidad y el sentido trascendente de la vida. Hasta siempre querido amigo, unidos en la oración.
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