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Concordia » Despertar Entrerriano
Fecha: 03/01/2025 09:50
Oscar Augusto Pereyra cayó desde la terraza de un edificio céntrico de la ciudad de Rosario y murió en el acto. La circunstancia informada por la Policía santafesina no cuadra con la vida que llevaba en la ciudad de Basavilbaso, según las personas que lo conocían. Se había informado que fue a vender dólares a una mujer, quien llamó a la Policía porque la quiso estafar y golpear, que escapó hacia la terraza y en la fuga cayó al vacío. En la localidad del Departamento Uruguay lo conocían como un empleado de una empresa constructora y afirman que era un buen vecino que sacaba a pasear a su perro junto a su pareja todos los días. Mientras que las sospechas de que los efectivos del 911 de Rosario hayan tenido algo que ver con la muerte aún no se despejaron. Lo único que asoma en el pasado es una imputación en una causa por fraude a la Municipalidad en obras inconclusas, junto a un exfuncionario y a ingenieros, en la cual Pereyra decía que era “un perejil”. Pereyra tenía 47 años y era oriundo de Maciá, aunque hace varios años que estaba radicado en Basavilbaso. En un contexto donde por el momento casi nadie de su entorno quiere hablar, la información sobre los momentos previos a su muerte señala que había viajado desde esta localidad hasta la provincia de Santa Fe por trabajo. Según una versión, Pereyra trabajaba en una empresa constructora de Santa Fe. Había llegado a Basavilbaso hace más de una década por obras en un barrio y luego siguió en el rubro con varios trabajos de obra pública en esta ciudad. En el último tiempo trabajaba para la empresa santafesina Coivalsa S.A., dedicada a “la realización de ingeniería, construcción y mantenimiento de obras de arquitectura, redes de telecomunicaciones, gas, eléctricas, sanitarias y de banda ancha”, según su web. Pareyra hacía los planos para estos desarrollos en Entre Ríos. La pareja, al momento de realizar la denuncia, dijo que el hombre había viajado a Santa Fe, donde cargaría materiales para trasportarlos a la localidad de Humboldt, ubicada a unos 50 kilómetros de la capital (y a más de 200 kilómetros de Rosario). El 23 de diciembre por la mañana Pereyra viajó, pero, por circunstancias que se investigan, su destino terminó siendo Rosario. A las 11 de ese lunes fue la última vez que se comunicó con su pareja por WhatsApp. Luego no volvió a responder mensajes ni llamadas: el celular laboral o de la supuesta empresa sonaba y nadie respondía, mientras que el personal daba apagado. Por la tarde, la mujer fue a la Terminal de Basavilbaso a preguntar si había sacado pasaje de regreso. “No viene en el de las 19. Sacó el de las 23. Va a llegar como a las 3 de la madrugada”, le dijeron en la boletería. Pero nunca llegó, ni en ese colectivo ni en el siguiente. “Algo le pasó”, comentó la mujer. Al mediodía del 24 de diciembre, la pareja fue a denunciar el paradero de Pereyra en la comisaría local. En medio de la búsqueda y de la noticia que ya circulaba sobre su desaparición, se comentó que había ido a Rosario a buscar un vehículo para entregarlo en Santa Fe, y luego regresaría. Dos días después, desde la Unidad Regional de Rosario de la Policía santafesina se comunicaron con la comisaría de Basavilbaso, para pedirles que le dijeran a la pareja de Pereyra que se comunicara con la fiscal del caso. Así lo hizo y la fiscal Mariana Prunotto le pidió que viajara a Rosario para informarle sobre la muerte del hombre y que además debía identificar el cuerpo. Luego de la autopsia se lo entregaron y lo cremaron. La fiscal Prunotto le explicó las circunstancias de la muerte con una versión similar a la que se publicó en los medios periodísticos de Rosario el mismo 23 de diciembre cuando sucedió la muerte. La versión oficial señala que Pereyra tenía un encuentro pautado con una mujer de 38 años en un departamento de un edificio de Bulevar Oroño al 1.300, donde presuntamente había ido a venderle dólares. La mujer corrió ante lo que refirió como un intento de estafa y de agresión física de Pereyra y llamó a la Policía. Llegó el personal de la Brigada Motorizada, el hombre intentó escapar, subió a la terraza y al querer saltar hacia un edificio lindero cayó al vacío e impactó contra el suelo del balcón interno del primer piso. Desde el MPA se informó a ANÁLISIS que “se solicitaron exámenes toxicológicos y anatomopatologicos. Los exámenes finales tardarán unos días más en tenerse los resultados. Se tomaron testimonios a vecinos de la zona del hecho que serán analizados con resultados de medidas investigativas que se encuentran en reserva por el momento”. El traslado de materiales, la búsqueda de un vehículo y la venta de dólares: tres situaciones que pareciera que no tienen nada que ver una con la otra. Y tampoco cierra la teoría policial de una “fuga” entre edificios como si fuera el hombre araña por una “estafa” de unos pocos dólares, según se comentó desde la fuerza santafesina en ese momento. Y el hermetismo policial y judicial en torno al caso en Rosario le pone el broche al misterio. Por ahora, hay más preguntas que respuestas sobre el trágico final del entrerriano. Una causa de nueve años Oscar Pereyra era uno de los tantos imputados que tiene una causa judicial por defraudación al Estado que avanzó muy poco en casi una década. Cuando el actual presidente de la Cámara de Diputados de la provincia, Gustavo Hein, accede a la primera intendencia de Basavilbaso, radicó una denuncia por irregularidades detectadas en obras públicas en la ciudad. El principal apuntado fue Mariano Verbauvede, exsecretario de Obras y Servicios Públicos durante la gestión previa, bajo la intendencia de Silvio Valenzuela. Se refería a presuntas irregularidades con la construcción de las Viviendas Rurales, y las inconclusas cloacas de barrio Estrada, entre otras, que causaron gran malestar en los habitantes. La Municipalidad había contratado a la empresa INTECINT a la cual le adjudicaban obras con adelantos de fondos, y quien aparecía como titular era Pereyra. Certificaban avances de obras que no habrían sido los reales y utilizaban maquinaria de la Municipalidad cuando debían usar la de la empresa, según la denuncia. En el Boletín Oficial de Basavilbaso de los años 2014 y 2015, se encuentran varias adjudicaciones de contratos de obra con Pereyra (a título personal o por la firma INTECINT) para diversas obras locales, como asfaltado de calles. La causa avanzó hasta que un momento de estancó. Al filo de la prescripción, la fiscal Albertina Chichi pidió la remisión a juicio. En la Mesa Virtual del Poder Judicial se observa que tuvo un movimiento en 2023 y otros en 2024. En diciembre pasado tuvo una instancia de impugnación extraordinaria en la Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia, aunque no está publicada en el sistema ninguna resolución al respecto. A quienes le preguntaban al respecto, Pereyra siempre decía que era un perejil que ponía el nombre, pero no tuvo participación en esos hechos de supuesta corrupción investigados. Fuente: Análisis
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