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» El litoral Corrientes
Fecha: 26/12/2024 20:10
En mi largo peregrinar me ha tocado comprobar, cómo la radio fortalece amistad. Muchas las sostengo hasta ahora sin imaginar que estarían firmes a la hora de revalidar afectos. Es el reservorio que abrevamos sin pensarlo, que siempre acumula el haber de las personas. Pero mucho más aún, involucradas en el mettier de cada palabra que vamos transformando vía radial. Tono que se hace familiar, horario de emisión convertido en citas impostergables de reencuentro. Lo he descubierto allá por el 2006, en oportunidad de producir y conducir mi programa en “vivo” desde el entonces “Café del Sol”, con un desfile inusitado de músicos amigos, que se emitía por LT7 Radio Corrientes. Intérpretes de la cultura correntina que llevaban la bandera en alto, como una extensión de la amistad hecha radio. La cosa comenzó para patentizarse en sólido vínculo como consecuencia que por suerte conozco, a un afectuoso español: Manuel Royo Plumed, oriundo de Saragoza, España, primo hermano del artista plástico Eugenio Led. Jamás tuvimos la suerte estrecharnos personalmente en un abrazo, el medio de conexión ha sido la radio. Él se “comía”, la diferencia horaria, lo cual lo obligaba estar atento a partir de la medianoche de la península ibérica, ya que en Corrientes, yo lo comenzaba a la hora 19,00. Desde entonces las Fiestas, reedita el cruce de saludos protocolares que Internet se encarga de llevarla a destino, en una nota sentida y sincera. Como quien manda un mensaje en una botella, pero con destino cierto a sabiendas que sabemos que lo recibiremos. Esta vez me dijo textualmente: “Estimado Adalberto. Un año pasó sin darnos cuenta, parece que cuanto la edad aumenta el tiempo pasa más de prisa, o es mi sensación; veo cómo cambia el mundo sin pilares firmes, me parece estar en la máquina del tiempo viendo los cambios en el escaparate de enfrente, esos cambios en los que todo que mis padres me enseñaron es dilapidado. Honradez. Honor. Dignidad. Fe-Patria, palabras que al decirlas es retratarte como un ser de otro mundo; lo cierto es que lo soy. Es cuestión de encenderla como prendemos la llama ardiente de la vida. Perdona que me sincere de esta forma cuando tendrás tus propios pensamientos, seguro que más profundos y más inteligentes de los que este ve como se le desmoronó su mundo. Este correo era para desearos a ti, a tus seres queridos, de los cuales tengas la fortuna de disfrutar en estos días, una FELIZ NAVIDAD y que entremos en un año. No diré mejor pues no sé si se podrá cumplir, pero si entrar con muchas esperanza y en él que nos proteja o creo al menos lo intenta. Un fuerte abrazo de este amigo que lejos, pero te siente cercano en el corazón aún sin tener la fortuna de conocernos. Manuel.” En memoria al milagro que la radio ha fortalecido y haberme permitido conocer un gran tipo, le contesté presuroso: “QUERIDO AMIGO. Siempre me ganas. Siempre llegas primero. Sucede que en Argentina todo es veloz, loco, desordenado y aguardamos no sé por qué a última hora. Es cierto lo que afirmas, te siento como un hermano que por razones de trabajo o estudio, quiso la suerte que nacieras en España. No te siendo distante, estamos con Eugenio (imaginariamente)los tres tomando un buen café tratando de arreglar el mundo. Lo que más me duele de este tiempo es el desamor de la gente, la bifurcación de la familia por miles de razones, pero tampoco se hace nada por conciliar. Es como el Cambalache: “Todo es igual. Nada es mejor.”, como lo afirmaba en sus versos Enrique Santos Discépolo. El hombre va camino a destrozar su único hogar: el mundo. Volver a sentir el sonido de nuestras propias palabras. Recurrir al afecto elemental. A la acción solidaria. Hemos sido bien paridos, por qué hemos fallado..? Quienes quedamos a los tumbos, conservemos esos principios plantados por nuestros padres. Por ejemplo, desearte lo mejor para vos y tu familia, y ojalá logremos ver algo que aprendimos de chicos: EL Amor. Felices fiestas..! Adalberto Balduino, desde Corrientes, Argentina. Aquí nomás, saltando el Atlántico..!” Es un verdadero milagro que logran los hombres en su alocada carrera del tiempo. Todo es prisa. Por eso es una utopía comprobar la realidad de la empatía, difícil pero entrañablemente bienhechora. Porque el afecto, logra recomponer una armonía alterada, descuidada por el poco uso, pero que cuando responde merced a nuestra insistencia de practicarla, la develación es regalo para el alma. Las Fiestas aunque muchas veces suene cursi, tal vez repetitivas y desgastadas, avivan la esperanza porque nuestra fe logra el milagro de reconstruir una amistad olvidada, injustamente dejada de lado. Soy feliz al comprobar que la radio siempre acompaña los milagros, demostrándonos que vive, está, acompañando los hogares. Es cuestión de encenderla como prendemos la llama ardiente de la vida.
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