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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 26/12/2024 10:46
El comercio de servicios muestra un desempeño que supera al de los bienes incluso en momentos de incertidumbre económica global (Foto: Shutterstock) Las exportaciones de servicios, que representan ya el 25% del comercio mundial, ofrecen un punto de esperanza en medio de unas perspectivas económicas mundiales poco prometedoras, destaca un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD). En el mismo, se destaca que en 2023 el comercio de servicios creció un 5% en términos reales, frente a una contracción del 1,2% en el comercio de mercancías. De esta forma, los servicios están ganando cada vez más adherencia como estrategia de desarrollo, con respecto a la industria manufacturera, motor de crecimiento de los países de renta media desde hace mucho tiempo. El documento señala que este cambio responde a factores como la digitalización, el crecimiento de sectores como el turismo, las tecnologías de la información y los servicios creativos, y un enfoque global hacia la sostenibilidad. En este contexto, los servicios representan una oportunidad para diversificar las economías de los países en desarrollo y reducir su dependencia de la manufactura, un sector que ha enfrentado retos significativos en los últimos años debido a las interrupciones en las cadenas de suministro y la crisis climática. Un motor de crecimiento más resiliente El comercio de servicios muestra un desempeño que supera al de los bienes incluso en momentos de incertidumbre económica global. La UNCTAD explica que, mientras el comercio de mercancías sufre fluctuaciones significativas, los servicios presentan una mayor estabilidad, impulsados por la tecnología y la demanda global de soluciones digitales. Áreas como la educación en línea, los servicios financieros y las industrias creativas han experimentado una expansión notable, lo que subraya su potencial como catalizador del desarrollo económico. Los países en desarrollo que han invertido en infraestructura digital y en la capacitación de sus trabajadores están mejor posicionados para aprovechar esta tendencia. Sin embargo, el informe advierte que estas oportunidades no están distribuidas de manera equitativa. Las naciones con limitaciones tecnológicas o marcos regulatorios débiles enfrentan barreras significativas para integrarse plenamente en los mercados de servicios globales. Retos estructurales en el comercio de servicios El acceso desigual a la tecnología y la infraestructura sigue siendo uno de los principales desafíos para los países en desarrollo. En regiones como África, aunque existe un crecimiento prometedor en el sector de tecnologías de la información, persisten carencias en conectividad digital y en acceso a financiamiento, lo que limita el alcance de sus exportaciones de servicios. Por su parte, Asia ha mostrado un progreso acelerado gracias a políticas de inversión en digitalización y formación profesional, consolidándose como líder en exportación de servicios financieros y tecnológicos. El informe indica que los países en desarrollo que han invertido en infraestructura digital y en la capacitación de sus trabajadores están mejor posicionados para aprovechar esta tendencia global (Imagen: Shutterstock) La UNCTAD resalta que los países menos adelantados necesitan apoyo significativo para superar estas barreras. La colaboración internacional, a través de transferencias de tecnología, programas de capacitación y marcos regulatorios inclusivos, podría desempeñar un papel clave para facilitar la participación de estas economías en los mercados de servicios. Un llamado a políticas innovadoras El informe subraya que los gobiernos deben implementar políticas que favorezcan el crecimiento del comercio de servicios, desde incentivos fiscales hasta inversiones estratégicas en educación y tecnología. Este enfoque no solo fortalecerá la competitividad global de los países en desarrollo, sino que también les permitirá avanzar hacia economías más sostenibles y resilientes. Los servicios no solo representan un motor económico, sino también una vía para reducir las desigualdades y mejorar la sostenibilidad en un mundo que busca soluciones frente a los desafíos climáticos y sociales actuales. Además, abren nuevas posibilidades para fomentar alianzas público-privadas y promover la innovación en sectores emergentes como las energías renovables, la inteligencia artificial y la biotecnología. Estos avances pueden acelerar la transición hacia economías más diversificadas, resilientes y sostenibles, beneficiando tanto a los países exportadores como a los consumidores globales.
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