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» Diario Cordoba
Fecha: 26/12/2024 09:07
Una persona trabajando. / Shutterstock Tengo unas rutinas de trabajo que me da miedo romper por si pasa algo. El problema es que, si no las rompo, no pasa nada. Vivo atrapado, pues, entre el miedo a que ocurra algo y a que no ocurra nada. A veces, lo que ocurre es un esguince. El otro día decidí dejar el trabajo a media mañana para visitar una exposición y me torcí el tobillo al bajar unas escaleras. Regresé a casa como un crío al que hubieran sorprendido haciendo novillos y me puse a trabajar con el objetivo mágico de que el esguince desapareciera. Pero a las dos horas tenía el pie hinchado, por lo que tuve que ir a Urgencias, donde, increíblemente, me encontré con una persona a la que llevaba mucho tiempo intentando localizar. Había acudido al hospital también por un esguince. Le pregunté si se lo había hecho bajando las escaleras para acudir a una exposición de pintura. Dijo que no, aunque tampoco me dio detalles. De todos modos, el esguince era una coincidencia suficiente como para ponerme a pensar. Mi error no había sido salir de casa a deshora, sino haber elegido el destino equivocado. Tenía que haber acudido directamente al servicio de urgencias, sin necesidad del esguince. Pero cómo saberlo. Yo no lo sabía, en fin, pero el destino sí, de modo que se las arregló para que acabara donde acabé, aunque a un precio un poco alto. Por la tarde fui al fisio y le mostré el desaguisado. Dijo que no podía tocarme el pie hasta que bajara la inflamación, pero me contó que acababa de venir de la India porque le interesa mucho el hinduismo y que había visitado el templo de uno de sus dioses, Shiva, que representa la destrucción. Así, de primeras, podría parecer que un representante de la catástrofe no debería ser venerado, pero es que la destrucción significa el fin de un ciclo tras el que viene la resurrección. Shiva crea un espacio para que surja lo nuevo allí donde habitaba lo viejo. La ruina de mi tobillo, en efecto, me había dado la posibilidad de encontrarme con una persona con la que me apetecía llevar a cabo un proyecto que ya hemos comenzado a diseñar. Le daría las gracias al dios Shiva, pero no sé si tiene templo alguno en Madrid, donde resido. En todo caso, sigue siendo cierto que si no sales de casa no ocurre nada, lo que está bien, pero para que ocurra algo, lo cual es necesario, no te queda otra que salir, lo que está mal.
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