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  • Abascal alimenta su perfil más internacional en pleno auge mundial de la extrema derecha

    » Diario Cordoba

    Fecha: 26/12/2024 01:39

    Santiago Abascal ha viajado a Argentina tres veces este año. La última fue hace solo dos semanas, cuando asistió a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en Buenos Aires, el foro conservador más antiguo de Estados Unidos que reúne a los máximos dirigentes de la derecha mundial. Javier Milei se asoció al foro en Florida, a principios de noviembre, antes de ejercer como anfitrión. Allí aprovechó para verse cara a cara con Donald Trump y el empresario convertido en su mano derecha, Elon Musk. El líder de Vox tiene al presidente argentino y al que será de nuevo el inquilino de la Casa Blanca en la cabeza constantemente. Se consolidan, junto con algún otro líder europeo, como sus principales referentes. La alianza con Milei y con el entorno de Trump lleva trabajándola mucho tiempo. Y formar parte de esa esfera le ha abierto muchas puertas. Hace solo unos días le entrevistaron en la cadena Fox: “La victoria de nuestros aliados es muy positiva para España. Y no son solo triunfos electorales, sino un avance en nuestras posiciones, en los mensajes que llevamos defendiendo mucho tiempo solos contra la inmigración ilegal y en defensa del control de fronteras”, proclamó Abascal. La convicción en la sala de máquinas de Vox es que solo es cuestión de tiempo que el auge de la extrema derecha en Europa y de los partidos llamados libertarios que abogan por durísimos ajustes y comparten agenda con sus homólogos europeos en asuntos como la inmigración, el ecologismo o la defensa de los valores tradicionales terminará llegando a España. En las últimas convocatorias electorales a Vox se le han resistido los números. Ocurrió en las elecciones generales -aunque aguantaron como tercera fuerza- y también en las europeas de junio, donde el partido de Abascal se quedó en seis eurodiputados frente a los 22 que obtuvo el PP. También la irrupción de Alvise Pérez arañó muchos electores a la formación ultra. Mientras tanto, en el resto de Europa, los partidos hermanos de Vox se coronaban como primera o segunda fuerza sin dificultad. En el entorno de Abascal insistían en que en la mayoría de esos países -Francia es el gran ejemplo con Marine Le Pen- estas fuerzas llevan muchísimos más años en sus respectivos sistemas políticos. “Es cuestión de tiempo”, siguen repitiendo. Pero Abascal ha decidido, al calor de lo que está pasando en medio mundo, alimentar su perfil internacional y aumentar esa proyección al máximo. Hace poco más de un mes fue elegido presidente de Patriotas por Europa (el partido comunitario al que pertenece Vox y que comparte espacio con Le Pen o Víktor Orban, el primer ministro con más peso dentro de esa familia; ya que Giorgia Meloni decidió permanecer en otro grupo). El hecho de que Abascal esté ahora al frente de la tercera fuerza en el Parlamento Europeo le lleva directamente a la coordinación entre todos los grandes partidos de la extrema derecha europea y a tener interlocución -ya lo hace con Meloni- con aquellos que están fuera de su grupo. La semana pasada viajó a Bruselas para presidir la reunión preparatoria y lo seguirá haciendo antes de cada Consejo Europeo. Unas semanas antes, en París, donde se celebró la asamblea general que le eligió como líder de Patriotas, fue muy claro: “No vamos a dejar pasar este momento histórico ante el viento de cambio de Occidente, y muy especialmente en Norteamérica”. Su discurso dejó claro el camino que defenderán: “Padecemos un ataque a nuestra identidad compartida, a nuestra civilización y nuestras raíces judeocristianas; a nuestra libertad, a la dignidad de la persona y la seguridad de las mujeres, cada vez más inseguras en muchas calles europeas, y lo hacen promocionando al inmigración ilegal masiva, abriendo las puertas al islamismo incompatible con nuestra manera de vivir”. En Vox se quejan de que muchos mensajes que llevan tiempo defendiendo -sobre todo, el de la seguridad y el de poner fin a la inmigración ilegal, rechazando las regularizaciones masivas y las fronteras abiertas- empiezan a calar ahora en el PP europeo e incluso entre algunos líderes socialdemócratas. Para el partido ultra es un éxito que el continente gire hacia la derecha, sobre todo en ideas tan nucleares para su programa. Entienden que el “proceso de normalización” está en marcha y se acelerará a nivel europeo. Entre otras cosas, esa proyección internacional por la que Abascal ha decidido apostar tiene mucho que ver con esta realidad, al calor de lo que ya ha sucedido en muchos países europeos. Todas las encuestas publicadas recientemente en España conceden a Vox una subida en la intención de voto. La catástrofe de la DANA en Valencia también habría impulsado el apoyo a Abascal de muchos electores descontentos con los partidos tradicionales. En el PP son conscientes de ese efecto, pero el temor no ha ido en aumento porque también Alberto Núñez Feijóo se mantiene estable en primera posición. Lo que está por ver es cómo se reconstruyen unas relaciones que en este año se han deteriorado mucho. Y Abascal, precisamente, se apoya en esas alianzas internacionales para marcar distancias con el PP, convencido de que Feijóo no está leyendo bien el momento político actual.

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