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» El litoral Corrientes
Fecha: 25/12/2024 22:19
La infidelidad financiera en el ámbito de las empresas familiares es un fenómeno que pone en jaque tanto la confianza entre los integrantes del núcleo propietario como la estabilidad a largo plazo del negocio. Si bien la familia suele ser un espacio donde reinan la solidaridad, la lealtad y la cooperación, la realidad es que la convivencia entre lazos afectivos y asuntos económicos puede generar tensiones, recelos y, en casos extremos, conductas deshonestas. Un miembro familiar que oculta información financiera, desvía fondos, manipula balances o ejecuta gastos injustificados sin conocimiento ni autorización del resto de los socios, no solo daña el patrimonio común, sino que además quiebra la relación de confianza que es indispensable para sostener y hacer crecer un proyecto familiar. Este tipo de “infidelidad” no es exclusiva de las grandes empresas: aparece también en pymes y micro-emprendimientos familiares, a menudo debido a la ausencia de mecanismos internos de control, la confianza ciega en ciertos parientes, la falta de profesionalización de la gestión o la carencia de una planificación patrimonial ordenada. En un contexto como el de nuestra región, con una tradición fuerte de empresas familiares, entender, prevenir y gestionar estos conflictos resulta crucial. Causas y manifestaciones de la infidelidad financiera La infidelidad financiera puede tener múltiples orígenes. En muchas ocasiones, surge de desequilibrios entre las aportaciones y los beneficios percibidos, conflictos no resueltos del pasado entre hermanos o primos, o de una sensación de impunidad por la falta de controles internos. Asimismo, las necesidades personales insatisfechas, el desconocimiento de las reglas claras respecto del uso de fondos de la empresa o la ausencia de transparencia en la comunicación interna pueden llevar a que un socio se sienta tentado a realizar maniobras irregulares, tales como pagos a proveedores inexistentes, préstamos no documentados, asignación fraudulenta de sueldos o utilización de la caja chica para fines propios. En otros casos, el desorden administrativo y la informalidad propia de ciertas etapas de las empresas familiares, sobre todo en sus inicios, facilita que algún miembro se acostumbre a “tomar prestado” dinero del negocio sin registrarlo, con la expectativa de reponerlo luego. Con el tiempo, estas prácticas pueden convertirse en un patrón, generando daños acumulativos y la consecuente ruptura de la armonía en la familia empresaria. Impacto en el negocio y en la familia La infidelidad financiera no es un problema meramente económico. Además de las pérdidas patrimoniales directas y el potencial deterioro en la competitividad de la empresa, existe un daño colateral en el entramado familiar. La revelación de estas conductas deshonestas suele generar enojo, resentimiento y una profunda crisis de confianza que impacta en la dinámica de las relaciones personales. En ocasiones, la ruptura es tan severa que compromete la viabilidad futura del emprendimiento, conduciendo a la fragmentación patrimonial, la venta forzada de la empresa o la disolución completa del negocio familiar. Herramientas para resolver y prevenir el conflicto Afortunadamente, existen estrategias y herramientas que permiten tanto abordar un conflicto ya existente como prevenir que ocurra. La clave es la planificación patrimonial, la transparencia y la adopción de buenas prácticas de gobierno corporativo. 1. Establecer protocolos y acuerdos familiares: Los protocolos familiares son instrumentos que, con asesoramiento legal y mediación profesional, fijan las reglas de juego entre los miembros de la familia empresaria. Allí se definen, por ejemplo, las políticas de distribución de dividendos, los límites de gastos, la responsabilidad de cada socio, la forma de acceder a la información contable y financiera, así como los mecanismos de resolución de disputas. Contar con un marco normativo claro y consensuado disminuye la discrecionalidad y dificulta las conductas deshonestas. 2.Gobierno corporativo profesionalizado: Crear órganos formales de toma de decisiones, como un directorio con miembros independientes o un consejo de familia, y establecer un sistema de auditorías internas y externas, son medidas que ayudan a transparentar la gestión. Un adecuado gobierno corporativo implica roles definidos, canales de información accesibles para todos los socios y procesos documentados, lo que dificulta la manipulación fraudulenta de las cuentas. 3. Contabilidad rigurosa y controles internos efectivos: Una contabilidad confiable, con registros transparentes y la implementación de controles internos (por ejemplo, requerir la autorización conjunta de dos o más socios para pagos por encima de cierto importe, o rotar las funciones contables entre diferentes empleados) reduce la posibilidad de desvíos de fondos. La tecnología también es una aliada: el uso de software de gestión con accesos restringidos y trazabilidad digital de las operaciones facilita detectar irregularidades tempranamente. 4. Formación y capacitación familiar: Muchas veces, la infidelidad financiera se ve favorecida por la ignorancia de algunos miembros sobre la importancia de las normas, la contabilidad y el impacto que ciertas conductas pueden tener en el negocio. Brindar talleres, charlas informativas y capacitación continua a los familiares que participan en la empresa ayuda a generar conciencia, un lenguaje común y un compromiso ético compartido. 5. Mediación y asesoramiento legal especializado: Cuando la infidelidad financiera ya ocurrió y el conflicto estalló, la mediación profesional –idealmente a cargo de un abogado o mediador especializado en empresas familiares– puede ser la vía para encauzar el diálogo. La mediación ofrece un espacio neutral donde las partes pueden exponer sus reclamos, revisar la documentación, proponer soluciones y alcanzar acuerdos. El objetivo es restaurar la confianza, determinar las responsabilidades, reparar el daño en lo posible y, sobre todo, impedir que la empresa y la familia queden irremediablemente dañadas. 6. Seguro de directores y consejeros, y compliance interno: La contratación de seguros que cubran la responsabilidad de directores y consejeros, así como la implementación de programas de compliance interno (códigos de ética, canales de denuncia anónima, auditorías periódicas), forman parte de las buenas prácticas de una empresa moderna y profesional. Estas herramientas no solo previenen la infidelidad financiera, sino que envían una señal clara a todos los integrantes: la empresa tiene estándares de integridad que deben ser respetados. Hacia una cultura de la transparencia y la integridad La familia empresaria no es una simple comunidad de parientes; es un grupo que comparte un proyecto económico que, idealmente, trascenderá a las generaciones venideras. Para lograrlo, es indispensable cultivar una cultura de la transparencia, la comunicación abierta y el respeto por las normas establecidas. La confianza, un valor fundamental en toda relación familiar, no debe ser ingenua; debe estar respaldada por sistemas, reglas y controles. Evitar o resolver la infidelidad financiera es, en definitiva, un desafío que implica combinar el conocimiento legal, la planificación patrimonial, la gestión empresarial profesional y la mediación de conflictos. Invertir tiempo y recursos en establecer estos cimientos legales y organizacionales es el camino más seguro para garantizar la continuidad armónica del negocio familiar, proteger el patrimonio común y, sobre todo, preservar la cohesión y la salud emocional del núcleo familiar, que es el activo más valioso con el que cuenta toda empresa de carácter familiar.
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