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» Diario Cordoba
Fecha: 23/12/2024 07:32
Si la esperanza de vida se ha incrementado de forma exponencial en las últimas décadas es en gran parte gracias a los fármacos. De hecho, tienen un 73% de culpa de que cada vez vivamos más (y mejor). La paradoja es que, al mismo tiempo que sanan al ser humano, están enfermando el medio ambiente de forma silenciosa. Los científicos que han mostrado preocupación por este mal ya han alertado de sus devastadoras consecuencias. No se trata solo de una cuestión de reciclaje inadecuado, un mal que, en comparación con otros, parece relativamente sencillo de atajar. Tras hacer su función en el cuerpo humano, los residuos de estos principios activos llegan al agua por medio de los excrementos y la orina. La inmensa mayoría de las plantas depuradoras urbanas (que ni siquiera existen en todas las ciudades) no tienen capacidad para limpiar todas esas partículas nocivas, por lo que acaban llegando a ríos y mares. Es más, la UNESCO estima que, a nivel internacional, el 80% de las aguas residuales no están sometidas a ningún tipo de tratamiento. Diferentes estudios han detectado restos de hasta 700 compuestos distintos en lagos, en el suelo, incluso en el agua del grifo Hay otro factor que hace que la situación sea cada vez más grave: la ingesta de medicamentos se ha multiplicado (y continúa al alza). Los datos no mienten: en 2020, un año profundamente marcado por la crisis del coronavirus, se consumieron en el mundo 4,5 billones de dosis. Y a esta cifra aún faltaría sumar los remedios destinados al uso veterinario, que no son pocos. Diferentes estudios han detectado restos de hasta 700 compuestos distintos en lagos, en el suelo, incluso en el agua del grifo. Antibióticos y resistencia Las consecuencias son múltiples, pero la primera preocupación de los investigadores tiene que ver con las temidas bacterias. «Los antibióticos son especialmente problemáticos, ya que representan un riesgo para la salud pública. Actualmente, estamos observando un aumento de la resistencia bacteriana, consecuencia de la exposición de estas bacterias a diferentes tipos de antibióticos. Esto genera una mayor presión selectiva que permite que sobrevivan y predominen en el ambiente las que tienen mayor capacidad de resistencia, dando lugar a cepas que suponen una amenaza sanitaria», afirma Cristóbal Galán, doctor en Ciencias del Mar por la Universidad Politécnica de Catalunya y profesor del centro Genómica, Ecología y Medio Ambiente de la Universidad Mayor de Chile. Toma de muestras de agua en un río / Agencias Paradójicamente, las bondades de los fármacos se vuelven un hándicap cuando salen del organismo humano. En esencia, están diseñados para desencadenar cambios biológicos (es decir, curar enfermedades o paliar sus secuelas), una cualidad que no pierden cuando se expulsan. Ahí está el rompecabezas. Se deja sentir en las aguas incluso cuando la concentración es extremadamente baja. A eso hay que sumar que se trata de preparados altamente resistentes, una propiedad imprescindible para evitar que se disuelvan en el estómago. Que esto desemboque en la extinción de especies es una posibilidad, por desgracia, muy real. Ya hay ejemplos que alertan de que el peligro es inminente, en especial en los países en vías de desarrollo. En Pakistán y la India ya se ha certificado que la farmacontaminación ha provocado la muerte de buitres en masa. En esos mismos territorios, los científicos han documentado la feminización de peces que habían ingerido ansiolíticos. También que los grillos pueden ver alterado su comportamiento tras ingerir fluoxetina (un potente antidepresivo) o que los crustáceos sufren alteraciones en su ciclo reproductivo. El caso del Manzanares Hace un par de años, los ambientólogos Andreu Rico y Raquel Dafouz lideraron en España un proyecto dirigido por investigadores de la Universidad de York (Reino Unido) que buscaba medir la calidad del agua de los ríos de las grandes urbes europeas. Los resultados fueron, cuanto menos, alarmantes: el Manzanares se alzó con el primer puesto de la lista de los más contaminados por fármacos. Sus niveles eran superiores a los que presentaban auténticos gigantes como el Támesis, el Sena o el Danubio. A nivel global, sí que presentaba mejor estado que la mayoría de vías fluviales del sur de Asia, Sudámerica y el África Subsahariana. El Manzanares está al frente de los ríos más contaminados de Europa por productos farmacéuticos La explicación es lógica: como apenas corre agua por su cauce, la concentración de partículas nocivas se dispara. Tanto es así que en algunas épocas del año la mayor parte de su caudal procede de aguas residuales que han sido previamente procesadas en depuradoras. Cinco de los fármacos identificados suponen un «peligro potencial» para el medio ambiente. En este punto, lo más urgente es encontrar soluciones, pero partiendo de la base de que, como es obvio, dejar de tomar pastillas no es una posibilidad. Cristóbal Galán apuesta por tres estrategias. La primera pasa por extender la educación ambiental y científica, «con el objetivo de reducir prácticas como la automedicación y mejorar la disposición de los fármacos». Tampoco se necesitan medidas que regulen la eliminación de residuos farmacéuticos y que contemplen «su recolección en contenedores especiales para evitar que terminen en rellenos sanitarios o en las aguas residuales». Por último, este experto apuesta por vender medicamentos «en cantidades precisas necesarias para cada tratamiento, reduciendo así el desperdicio de dosis no utilizadas». Los fármacos acaban llegando al medio ambiente / Agencias No son las únicas vías posibles para solventar el problema. En algunas áreas ya se están probando tecnologías de última generación, entre ellas el intercambio iónico o el uso de carbón activado, que aprovecha de su estructura porosa para capturar contaminantes. Asimismo, también hay pautas de aplicación inmediata que paliarían esta problemática: promover el uso responsable de medicamentos, desarrollar nuevos tratamientos, mejorar las prácticas agrícolas y ganaderas y fomentar la vigilancia de los niveles de polución en aguas residuales. Por su parte, la Unión Europea ya ha empezado a dar los primeros pasos para que la industria farmacéutica incorpore de facto un enfoque medioambiental a su gestión. La nueva directiva europea sobre el tratamiento de aguas residuales urbanas, aprobada a finales de 2024, ha puesto en pie de guerra a toda la industria. Las empresas cosméticas y farmacéuticas denuncian que caerá sobre sus espaldas el efecto de la contaminación que causan terceros. Y amenazan con un periodo de escasez de medicamentos si eso no cambia. ………… ENTREVISTA. Gorka Orive y Unax Lertxundi, investigadores: «La industria tiene sus intereses; hay que buscar el equilibrio» Gorka Orive, doctor en Farmacia e investigador del grupo NanoBioCel de la Universidad del País Vasco, y Unax Lertxundi, científico del Instituto de Investigación Sanitaria Bioraba, defienden desde hace años la necesidad de desarrollar fármacos sostenibles. En 2022 firmaron un artículo publicado en ‘Science’ que indaga en los efectos de los medicamentos en el medio ambiente. Gorka Urive y Unax Lertxundi / Agencias -¿Qué les impulsó a investigar la huella contaminante de los fármacos? -Unax Lertxundi: Somos los primeros en preocuparnos del medicamento una vez que el paciente lo excreta. La formación es clave, no se puede poner remedio a algo que ni se sabe que existe. Los grados sanitarios tienen que incorporar estos aspectos. -Gorka Orive: Se lleva trabajando en este ámbito más de 20 años, nuestra diferenciación es la perspectiva farmacéutica. Es un proyecto muy transversal con algunas cosas pioneras, como el primer posgrado en Farmacia Sostenible de España. -Las soluciones son múltiples. -U. L.: Usar los medicamentos bien es clave. Nada de lo que decimos va en contra de ellos, pero hay que utilizarlos de forma racional. Ya teníamos muchos motivos para hacerlo, el medioambiental es uno más. También está el hecho de que si estamos sanos los vamos a necesitar menos. La dieta y el ejercicio físico son muy importantes. -Los antidepresivos y los ansiolíticos son un problema. -U.L.: No focalizaría el problema en los psicofármacos porque, por desgracia, hay de todo. Hipertensivos, antibióticos, analgésicos… que pueden provocar todo tipo de problemas. El desastre medioambiental más conocido causado por un fármaco lo provocó el diclofenaco, un antiinflamatorio que se daba a las vacas en India y Pakistán. Provocó la práctica desaparición de una especie de buitre. A su vez, esto llevó a la proliferación de otras especies y, al final, el incremento de un 4% de la mortalidad humana. -G. O.: Otro ejemplo es la presencia de antibióticos en concentraciones no especialmente elevadas, pero lo suficiente como para promover genes de resistencia. Esto se traduce en bacterias multirresistentes, una pandemia silenciosa que mata cada año a demasiadas personas en el mundo. Es un problema serio y el desarrollo de antibióticos no es la estrategia principal de la industria farmacéutica. "Las bacterias multirresistentes son una pandemia silenciosa que mata cada año a demasiadas personas en el mundo" -U. L.: Otra solución es fomentar que la industria farmacéutica fuera ‘green’. Que los medicamentos estuvieran diseñados para que desaparezcan nada más excretarlos. Algunos de los que utilizamos ya lo son, así que es posible. -¿Es fácil tratar con la industria farmacéutica? -U. L.: Tienen sus intereses, por lo que hay que buscar un equilibrio. Incentivar lo que a la población le interesa y, a nivel regulatorio, penalizar lo que no sea beneficioso. No es sencillo. -G. O.: Sabemos de su capacidad de investigación, de innovación, de desarrollo de nuevas formulaciones… La perspectiva economicista es real, pero también hay una grandísima inversión. No todas las moléculas que se desarrollan acaban en el mercado. -¿Son optimistas? -U. L.: Si hace seis años me llegan a contar todo lo que ha cambiado hasta ahora no me lo hubiera creído. Que iba a haber un fármaco retirado del mercado por motivos ambientales, no porque sea poco eficaz en pacientes. Que iba a haber una directiva europea que regulase cuántos microcontaminantes se pueden echar al río. Que se iba a aplicar el principio de que el que contamina, paga. Son pasos muy importantes en muy poco tiempo. -G. O.: Le sumaría la importancia de la investigación. El esfuerzo progresivo de la comunidad científica, que ha puesto los datos sobre la mesa. También me gustaría que esto se incluyese en el día del sanitario, del farmacéutico. Eso sí, los momentos tormentosos que vive la política me genera inestabilidad. ........................................ Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es
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