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Gualeguaychu » El Argentino
Fecha: 22/12/2024 21:31
Este hombre de 34 años fue imputado por el fiscal de Islas del Ibicuy, Gastón Popelka, por los delitos de abuso de armas, coacciones, portación ilegítima de arma de fuego de uso condicional y resistencia a la autoridad. La semana pasada se realizó un juicio abreviado ante el vocal del Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguaychú, Arturo Dumón, y Horst reconoció su responsabilidad en los hechos y se le dispuso una pena de dos años de prisión condicional, además de una serie de medidas que deberá cumplir por un plazo similar de tiempo. De esta forma, la sentencia a la que se arribó, se convirtió en la vigesimocuarta lograda por la Fiscalía de Islas del Ibicuy en este año. Enfrentamiento a tiros Todo se inició como un caso de violencia de género. Según pudo saber EL ARGENTINO, la mujer de 29 años dormía junto a su hija de tres en su casa de calle Los Álamos cuando alrededor de las 22.30 del lunes 25 de noviembre escuchó golpes en la puerta principal, y al cabo de unos segundos su pareja se paró en la puerta de la habitación y la amenazó que las iba a matar a ambas. Obviamente que la mujer se asustó. Se levantó y observó que había una botella de Fernet vacía y no tuvo más que deducir que Horst se encontraba alcoholizado. Observó que se dirigió al fondo de la propiedad, donde hay un galpón y guardaba un arma de fuego, y decidió salir corriendo con su hija hasta la casa lindera, donde vive su cuñado de 37 años. La mujer le contó lo que estaba sucediendo y el hombre le dijo que se tranquilizara, que se quedara en la casa, que iba a hablar con su hermano. Pero al cabo de unos minutos regresó con el rostro ensangrentado, y le dijo que Guillermo Fabián Horst lo había golpeado, que tenía un arma cargada y que estaba dispuesto a matarlo. Inmediatamente llamaron a la Policía y se quedaron dentro del inmueble esperando la llegada de la fuerza. Cuando el agresor salió de la vivienda, trató de huir a bordo de un Chevrolet Corsa, pero la llegada justa del móvil 1583 impidió la fuga. Ante esto, descendió del vehículo y se dirigió hasta una camioneta Ford F100 de la cual sacó una escopeta y apuntando a uno de los funcionarios lo amenazó diciéndole que si entraban en su casa no iba a tener problemas en dispararles en la cabeza. El policía a quien fue dirigida esa amenaza no dudó en sacar su arma reglamentaria y se colocó detrás del patrullero, para resguardarse mientras se requirió apoyo a la Comisaría y la presencia del Grupo Especial Islas. Luego, el oficial que estaba a cargo del procedimiento, ordenó que le colocaran chalecos a la mujer y a la niña que estaban refugiadas en la casa vecina, y las retiraron del lugar, dejándolas a resguardo en la casa de un familiar. Pero la tensión continuaba y se acrecentaba, porque Horst estaba lejos de deponer su actitud agresiva, sumándole que se encontraba armado. En todo momento empuñaba la escopeta y si bien los policías trataban de mantener un diálogo para que se entregara y no sucediera algo que se pudiera lamentar, les era imposible conversar, porque según pudo saber EL ARGENTINO en todo momento reiteraba que si ingresaban a su vivienda iba a disparar. Las horas fueron pasando mientras se esperaba la orden de detención y allanamiento que el fiscal Gastón Popelka le requirió al juez de Garantías, Tobías Podestá, y fue alrededor de las 2.30 de la madrugada que el magistrado autorizó de forma urgente el procedimiento. Cuando llegó el Grupo Especial Islas y el hombre notó la presencia de los refuerzos policiales, efectuó un disparo de arma de fuego. En ese momento los uniformados se posicionaron para irrumpir, pero nuevamente se escuchó otra detonación, que los obligó a no precipitarse. Luego, pasados unos quince minutos, Horst se acercó al portón de su vivienda y se mostró con un arma en una mano y con un vaso de aluminio en la otra. Luego, apuntó contra el personal de la Guardia Especial y fue en ese momento en que el oficial a cargo del procedimiento dio la orden de ejecutar tres disparos con munición anti tumulto, que impactaron en la zona inferior de su cuerpo y ahí los uniformados pudieron avanzar sobre el agresor. Horst en ningún momento dejó de resistirse, porque a pesar de haber sido derribado por las balas de goma, hubo forcejeos y golpes para tratar de reducirlo. Finalmente lo trasladaron hasta la Jefatura Departamental de Islas y allí permaneció hasta que finalmente se logró la condena.
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