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» Diario Cordoba
Fecha: 21/12/2024 09:18
¡Oh, pueblo insigne y lector de Córdoba! Comparezco con la más pesada humildad sobre mi espalda para pedir algo de justicia, algo bueno y bello. Dadme vuestros oídos, vuestros ojos, reuníos en torno a mí para que mis palabras no se pierdan, pronunciadas entre temblores y estupor. Por favor, por favor, por favor: demos muerte, por siempre, a las fotos con los bracitos cruzados en los perfiles. ¿Que no sabemos qué hacer con las manos? Cojamos un bolígrafo. Pongámoslas fuera de plano. ¿A qué cruzar los brazos como Mr. Proper, recostados en la curva de la redonda foto, mirando mil metros tras la cámara? ¿Qué arregla esa decisión, qué sonrisa, qué rictus? ¿Qué director de fotografía nos hizo daño, imitando quién sabe qué escuela de locos postulados, y nos metió en la cabeza esa pose execrable? Parece, con los brazos en el pecho, que vamos a pedir el carnet a los chavales de una sesión light. Usemos las preciosas poses teatrales, las manos bajo la barbilla. Algún punto de simpático desenfado, tal vez. Hay gente que se retrata en momentos de gran acción: admitiendo que todas estas fotos son un poco penosas, son menos penosas esas que las de los bracitos. Otros se remangan el puño para mostrar el reloj. ¿Horrible? Desopilante, pero peores son los bracitos. ¿Dejar ver la imponente biblioteca al fondo, o la mesa de cara caoba de jefazo? Siendo terrible, peores son los bracitos. No se tomen tan en serio la foto. Voy a cambiar todas las mías y copiar a Samuel Beckett, cuyas mejores fotos, entre cientos intensísimas, son las dos en las que sale riéndose, con las gafas a medio poner.
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