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Concordia » El Heraldo
Fecha: 30/11/2024 18:52
Desde la expulsión de los jesuitas por Carlos III, luego de la guerra guaranítica, la unidad de los pueblos, divididos por el río Uruguay, y la acción evangelizadora de los miembros de la Compañía de Jesús, sufrieron un quiebre, sin regreso. Surgió como bastión de los pueblos misioneros restantes Yapeyú, cuna de la expansión humana hacia el sur que fue ocupando espacios. Yapeyú tenía vínculo comercial con Buenos Aires y Montevideo El Cabildo, integrado por indígenas mandó fundar un puerto en 1769, San Antonio del Salto Chico. Creció en población gracias a la actividad portuaria. Tuvo, además, estancias cercanas, comercios minoristas, cárcel, escuela, frutos una capilla dedicada a San Antonio de Padua. Después de la Revolución de Mayo disminuyó el tráfico comercial por el avance realista desde Montevideo, el peligro constante luso brasileño y los ejércitos porteños contra Artigas. Poco a poco la población de Salto Chico fue abandonando el lugar. En 1821 había algunas familias indígenas sobre la costa del río y vivían de la pesca. El ganado vacuno tomó valor monetario a mediados del siglo XVIII, tanto por el cuero, tasajo y huesos. Era Tte. Gobernador de Yapeyú D. Juan de San Martín, padre del Libertador. La necesidad de repoblar los campos con ganado vacuno, hizo que se fundaran cuatro estancias, dos en Corrientes y dos en el noreste de Entre Ríos: Mandisoví y Jesús del Yerbal. Mandisoví fue establecida en 1777y era la más cercana del puerto de San Antonio del Salto Chico. El Cabildo de Yayeyú la pobló con más de 9.000 cabezas, compradas a Pedro García de Zúñiga, estanciero de Gualegauychú. A los pocos años, alrededor de Mandisoví fueron creciendo otros establecimientos ganaderos menores, incluso de jefes guaraníes. Gracias al comercio, creció el transporte en carreta desde San Gregorio terminal del escaso transporte fluvial desde la Misiones. Las carretas cargaban la mercadería hasta Mandisoví y desde allí al puerto de S. Antonio de Salto Chico. Cuando surgió Concordia, el tráfico se operó en el puerto del Yuquerí. Desde este punto se cargaban los productos que llegaban de Buenos Aires y Montevideo, muchos de ultramar. Mandisoví creció por la posición estratégica- nudo de la vinculación comercial norte-sur- y más tarde con puerto propio en la desembocadura del arroyo El Bizcocho sobre el Uruguay. Hacia 1804 la estancia original cambió su fisonomía y se transformó en un pueblo abierto a muchas actividades. El Cabildo de Yapeyú atendió pedidos de sitio de nuevos pobladores blancos e indígenas. Entre 1806 y 1810. En legajos, hallados por el profesor Poenitz, en el Archivo de Asunción, apareció un detalle de 88 nuevos pobladores -55 españoles 32 naturales. Las autoridades, en ese entonces, eran un Juez Comisionado, un Comandante Militar y una Vice-Parroquia a cargo del P. Carlos Molina. El 18l0 estuvo Belgrano en su paso al Paraguay. Dictó una serie de normas como la autonomía de Mandisoví, confirmó autoridades, igualdad de derechos, etc. A su regreso nombró nuevo Juez Comisionado a Pablo Areguatí. El 1811 ocurrió la usurpación luso-brasileña que ocupó Mandisoví y la sometió a la total depredación, el pillaje fue de rigor, no se salvaron las estancias vecinas, arriaron vacunos y caballadas hacia Brasil; las autoridades sin milicias nada hicieron. En 1811, después de levantado el Sitio de Montevideo, los invasores luso- brasileños, se retiraron, pero se produjo el éxodo de Artigas y casi 5.000 seguidores que cruzaron el Uruguay. Para mayor seguridad estableció campamento en las costas del Ayuí. El hambre obligó a las familias al saqueo mediante hechos violentos. Arrasaron con el poco ganado que había quedado después de las arbitrariedades anteriores. La estancia que tenía D. José Alberto Cálcena y Echeverría, se negó a entregar 6.000 caballos de invernada, pero bastó la orden amenazante de Artigas para su entrega. La calma que se esperada no ocurrió. Las diferencias entre Artigas y Sarratea surgidas en Salto Chico se agravaron cuando el primero exigió al gobierno porteño el retiro de Sarratea. En prevención resolvió tomar Salto Chico para mantener la libre la vinculación con la costa uruguayense y ordenó la toma de C. del Uruguay al Cap. Domingo Manduré. Cumple con el cometido y Artigas, luego, ordena la insurrección general. El Alcalde Pablo Areguatí, mantuvo a Mandisoví leal al gobierno central, pero fue invadido por los sublevados quienes “… saquearon el pueblo, no habiendo encontrado allí a un Oficial miliciano llamado Pablo Areguatí para matarlo. Salió el Vicario (Fray Manuel Insaurralde) con una imagen de Jesús crucificado, rogando a los sublevados que se retiren, lo que consiguió después de tantos esfuerzos, que murió de cansancio al día siguiente…”. Ante presencia de fuerzas del Cnel. Hilarión de la Quintana, Manduré con más de un millar de guaraníes, se retiró a la Banda Oriental, pero al tiempo volvió y sometió a Mandisoví. Huyeron la mayor parte de los comerciantes y el pueblo fue incendiado, mientras la campaña sufrió latrocinios. Por si era poco el sufrimiento, debió soportar la lucha entre Artigas y Ramírez. Estos dolorosos acontecimientos frustraron el porvenir de Mandisoví. Una comunidad sufriente disminuida notoriamente en su población, en sus actividades cotidianas, del tránsito de las lentas carretas, del comercio y la ganadería. No obstante, los mandisoveños pusieron su esperanza cuando el Gobierno formó la milicia, ayudó a comerciantes y familias, delegó la mayor autoridad en un Comandante Militar para el control de las fronteras con Brasil y Corrientes. A pesar de todo, en 1843, soportó la invasión de Madariaga que destruyó e incendió viviendas y de imágenes de la capilla de la Inmaculada, especialmente la de un Cristo. Antes de la invasión del correntino entre los pobladores fue creciendo una idea firme: el traslado de Mandisoví a otro lugar donde se pudiese progresar. El más ventajoso fue el Rincón del Salto, donde ya había existido población portuaria. El río Uruguay era la salvación para la actividad comercial, relacionada con los grandes centros como eran Buenos Aires y Montevideo; se adelantaba lo que podría haber sido Concordia, aunque era traslado y no fundación. En 1824, imprevistamente o convocado por la idea vecinal, el Comandante del Segundo Departamento Principal, Cnel. Evaristo Carriego, llegó a Mandisoví y fue recibido por el Comandante Subalterno, Cnel. Pedro Espino y el Cura Vicario, Mariano José del Castillo que era sobrino de Carriego, el Alcalde, Mariano Barrios y pobladores quienes expusieron y fundamentaron la idea consensuada del traslado y nueva ubicación. El Alcalde Barrios corroboró el deseo de urgencia que tenía la comunidad. Aceptó Carriego la propuesta y escribió al Gobernador León Sola para que autorice “… trasladar este pueblo a la barra del Yuquerí. Mandisoví está tan mal situada que jamás adelantará en población, ni en riqueza. La falta de puerto es uno de los principales motivos de su atraso…”. El P. del Castillo se trasladó al lugar y lo recorrió, conversó con algunas familias indígenas dispersas sobre la costa. Aprovechó para celebrar la misa en la capilla de S. Antonio del Salto Chico, único testigo del puerto que había existido. Hizo algunos casamientos, bautismos y bendijo tumbas. Apreció la belleza del río, de la vegetación y las condiciones del Yuquerí Grande para un puerto. El gobernador habría emitido un decreto para el nuevo asentamiento de Mandisoví. Este paso no logró concretarse a raíz de la guerra que ocurrió contra Brasil que había ocupado la Banda Oriental para dominar la navegación y comercio del Río de la Plata y sus dos grandes vías, el Paraná y el Uruguay. Las fuerzas argentinas y orientales lograron derrotar el propósito brasileño en la célebre batalla deItuzaingó, en 1825. Para Mandisoví fue otro golpe de los tantos que había tenido a lo largo de su existencia. Sin embargo, la idea no murió, se mantuvo viva en los pobladores, alentada por el P. del Castillo y Espino con la fe puesta en la Patrona, la Inmaculada. No obstante, en 1825, se desató en Entre Ríos la llamada Anarquía Entrerriana, crisis política y militar, donde figuras del momento, se disputaron el poder conforme la fuerza que cada uno tenía; varios gobernadores y una legislatura sumisa. Hacia 1831, mediante un golpe de estado asumió la gobernación Pedro Espino que fue cuestionado por Estanislao López y Juan Manuel Rosas. Espino exigió a la Legislatura que convoque a una Asamblea General Extraordinaria Así se hizo con diputados elegidos por los pueblos. El P. del Castillo fue elegido por el Departamento Subalterno de Mandisoví. Se adoptaron las siguientes medidas: restauración del orden interno y cerrar, así, la anarquía, cimentar la paz y amistad con las provincias vecinas. Estableció que el Gobierno provincial debía regirse por el Estatuto Provisorio Constitucional de 1822. En uso de facultades extraordinarias dio validez a Pedro Espino como Gobernador. Cumplida su misión la Asamblea General Extraordinaria se disolvió el 21 de noviembre de 1831, solicitó a la Legislatura, en relación a la pacificación lograda, que decretara la fundación de una Villa con el nombre de Concordia en el Rincón del Salto. Era el cumplimiento de lo acordado en 1824, con excepción de traslado de la población con el mismo nombre, reemplazado por el de Concordia por haber llegado la paz. No cabe duda que el propulsor de la idea de fundación de la Villa, al finalizar el cometido de la Asamblea General Extraordinaria, fue el P. del Castillo. Así, en la Sesión del 29 de noviembre de 1831, la Legislatura sancionó el decreto de fundación y el Padre del Castillo, ya en 1832, fue designado Comisionado Especial para la concreción material. El sacerdote alternaba el cumplimiento de su ministerio con la erección de Concordia. Ayudado de unos vecinos de Mandisoví, eligió el lugar en el Rincón del Salto y allí trazó los lineamientos de futuras calles, marcó el espacio para plaza, el lugar para la futura Comandancia y para la iglesia, todo conforme como lo establecía el decreto fundacional. Además, marcó manzanas y solares y para establecer población, atendiendo a una orden de Urquiza que mandaba ubicar familias dispersas sobre la costa del río. De esa manera se cumplió la fundación. La atención de los nuevos feligreses, alternando con los de Mandisoví, siguió hasta 1837. Participó con el Comandante Militar Cnel. Antonio Navarro en la construcción de la primera capilla, con su patrón, el humilde franciscano San Antonio de Padua, (Orden a la cual perteneció el P. del Castillo). La extensión de estas palabras, más que un tradicional discurso con poco contenido, quiso ser una clase para relatar cómo se llegó a la aparición de Concordia. Tomamos como eje a Yapeyú, madre de San Antonio del Salto Chico, antecedente de Concordia; madre de Mandisoví, de donde surgió la idea de traslado que no pudo hacerse, reemplazada, a raíz de una circunstancia especial, por la Villa de la Concordia, prácticamente hija de aquella porque su fundador fue su Cura Vicario P. MARIANO JOSÉ DEL CASTILLO. Tantas luchas, tantas pérdidas humanas, saqueos, violaciones de casas y de objetos sagrados fueron necesarios para que Mandisoví fuera trasladada en 1847 a la costa del Uruguay por orden de Urquiza. Cumplieron Urdinarrain, el Comandante Acevedo, Miguel Guarumba y otros conduciendo una larga fila de carretas, encabezada por la imagen de la Inmaculada Concepción patrona del nuevo emplazamiento “Nueva Mandisoví”, pero que Urquiza la relegó por el de Federación.
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