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  • La Fundación Aguilar y Eslava de Cabra restaura un cuadro barroco de la Inmaculada Concepción

    » Diario Cordoba

    Fecha: 28/11/2024 15:06

    El Oratorio de la Purísima de la Fundación Aguilar y Eslava de Cabra ha sido el marco escogido para dar a conocer el resultado de los trabajos de restauración del lienzo de la Inmaculada Concepción del siglo XVII, que ha llevado a cabo el restaurador egabrense Francisco José Zurita Osuna. Una labor que se ha venido llevando a cabo desde hace meses en las dependencias del Museo Aguilar y Eslava, fruto del convenio que tiene suscrito la mencionada fundación con el Ayuntamiento de Cabra y la Universidad de Granada, como recordaban su presidente Salvador Guzmán junto a distintos miembros de patronato y consejo asesor de dicha entidad junto al alcalde Fernando Priego y la delegada municipal de Cultura, Mª Sierra Sabariego, subrayando la importancia que esta actuación tiene para mantener el patrimonio del tricentenario instituto y el legado de su fundador, el presbítero Luis de Aguilar y Eslava. Por su parte, el restaurador, que planteaba la hipótesis de su posible autoría por el pintor José de Sevilla, discípulo del granadino Alonso Cano, señalaba que la obra evidenciaba un reentelado reciente y una intervención restauradora anterior. Zurita, que daba cuenta de todo el proceso científico-técnico y artístico realizado, indicaba que para la restauración tuvo que fijar la superficie pictórica y proceder a la limpieza de la policromía, pasando por la restauración propiamente dicha junto a las acciones propias de reintegración de la preparación y de las faltas de color. El granadino Juan de Sevilla Romero y Escalante (1643-1695) es uno de los artistas más versátiles de cuantos trabajaron en la Granada del seiscientos en la estela de Alonso Cano, de quién fue su más directo continuador. Al parecer inició su aprendizaje con Francisco Alonso Argüello, culminando su formación en el taller de Pedro de Moya. El arranque definitivo de su carrera se produjo a partir de 1667 con la vacante dejada tras el fallecimiento de Alonso Cano que fue aprovechada por los jóvenes pintores que ayudaron al racionero en el monumental ciclo de la capilla mayor de la catedral de Granada.

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