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» SL24
Fecha: 27/11/2024 09:52
Hace un año, SL24 denunciaba el estado calamitoso del puente sobre la ruta nacional 11, a la altura de Villa La Rivera, una vía estratégica por donde ingresa el 30 % de la cosecha argentina en camiones hacia los puertos de Timbúes. El artículo, titulado “El Puente de la Vergüenza”, puso en evidencia el abandono total de las obras en las rutas nacionales y provinciales que soportan el tránsito de millones de toneladas de producción agroindustrial. Doce meses después, poco ha cambiado. Aunque se realizaron algunos arreglos menores en rutas para “zafar” durante la última cosecha gruesa, las negociaciones entre los gobiernos de Santa Fe y la Nación siguen empantanadas. Mientras tanto, la próxima campaña agrícola ya está a 90 días y los municipios continúan siendo la primera línea de respuesta ante un sistema vial colapsado. El puente, símbolo del desinterés y la desidia, refleja una problemática mucho más amplia. Los municipios y comunas portuarias, vapuleados por la opinión pública que desconoce su realidad, deben lidiar con las consecuencias del ingreso masivo de camiones: deterioro de las calles, contaminación, caos vehicular y molestias cotidianas para los vecinos. Todo esto, mientras las decisiones clave se toman desde ciudades lejanas, cómodas y ajenas al olor a cereal podrido que caracteriza al paisaje local. Las tasas municipales para el mantenimiento de caminos, una herramienta esencial para garantizar el tránsito en estas zonas, son ahora objeto de disputa entre los distintos niveles de gobierno. En lugar de avanzar en soluciones estructurales, la discusión se centra en quitarles esta fuente de ingresos a los municipios, que son quienes realmente sostienen la operatividad de la infraestructura vial en el día a día. El tiempo desnuda intenciones, y lo que queda claro es que la prioridad no parece ser la productividad ni la integración de los municipios y comunas portuarias. Desde las administraciones locales, se sigue garantizando el acceso a los puertos, pero sin el respaldo necesario de los estamentos provinciales y nacionales. La cosecha gruesa está en el horizonte, y los problemas de infraestructura persisten. Si no se toman decisiones concretas y urgentes, el Puente de la Vergüenza seguirá siendo un símbolo, no solo de abandono, sino también de la falta de voluntad política para resolver una problemática que afecta directamente al corazón productivo del país.
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