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» El Ciudadano
Fecha: 27/11/2024 06:44
Las economías regionales son un sector importantísimo de la economía y el agro en general, pero que casi siempre la pelea desde atrás, ya sea por falta de rentabilidad, precios bajos, altos costos y la falta de políticas públicas que le permita a las diversas actividades gozar de cierta estabilidad y proyección. Y todo empeora cuando el clima les juega en contra. Ese es el caso de Sergio Parra, productor de tabaco de la localidad salteña de Cerrillos, que tras un fuertísimo temporal de viento, lluvia y granizo ayer por la tarde, perdió gran parte de su producción, pero que desnuda también la falta de contención para con los productores y la paupérrima infraestructura con la que tienen que lidiar. «En 5 minutos el viento y granizo se llevó la cosecha de tabaco y con ellas mis ganas de trabajar como burro y apostar. Me canse de ver desastres, me canse de sufrir, me canse de llorar y a las horas empujar más fuerte. Levantaremos lo que dejó y veremos», dijo Parra, con mucha bronca por la situación, en su cuenta oficial de X. En 5 minutos el viento y granizo se llevó la cosecha de tabaco y con ellas mis ganas de trabajar como burro y apostar , me canse de ver desastres , me canse de sufrir , me canse de llorar y a las horas empujar más fuerte . Levantaremos lo que dejó y veremos — Sergio Parra (@sergcer) November 26, 2024 Pero el problema no solo fue el temporal, sino también la deficiente infraestructura que dificulta aún más la situación. «No hay caminos y no va a haber por qué desde el año pasado que algunos no sirven más, no hay luz hace 13 horas y las estufas (donde se almacena y seca el tabaco) que coseché se pudrieron enteras, no había señal de teléfono, no hay nada. Es tierra de nadie lo único que hay es la cara de mis empleados asustados». «Y yo llorando frente a las estufas sabiendo que para poder cosecharlas tuve que pedir plata a las empresas acopiadoras y ahora tampoco tengo para devolverla, tampoco tengo como levantar lo poco que queda por qué el anís no vale nada y la chía menos, nada se vendió», dijo fuertemente afectado Parra. «Vivos» Evidentemente, Parra siente que él, su producción y sus trabajadores están «desprotegidos», cuestión por la cual se pregunta: «¿Vendrá alguien a ver si estamos vivos?». «Nadie», se respondió a si mismo y continuó: «solo servimos para esquilmarnos. ¿Alguien le dirá algo a Edesa por la luz? Nadie, que se cague el boludo que hoy debería al menos levantar la hoja que está en suelo y secarla. ¿Alguien arreglara el camino? Nadie, porque claramente somos nadie, un montón de boludos. Me cansé de sufrir en medio de la nada, estoy harto». «Y ahora están todos sentados afuera (los trabajadores) esperando que les diga cómo seguimos y la verdad no tengo la más puta idea, por qué no tengo ni plata, ni luz, ni caminos y ni ganas de seguir, cerraría todo a la mierda», sentenció Parra y concluyó: «A ver si alguien le muestra al gobierno y habla con los hijos de mil puta de Edesa y les exige responsabilidad y la excusa no es la tormenta, no tienen personal y les chupa un huevo».
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