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» El litoral Corrientes
Fecha: 24/11/2024 14:35
“¿Los empresarios hicieron donaciones en dólares para colaborar con la batalla cultural contra la agenda woke? ¿O para apoyar al Gobierno?” Maia Jestreblansky, La Nación El presidente Milei, el oficialismo, los tuiteros, en fin las Fuerzas del Cielo, se preparan para dar la batalla, la batalla no sólo cultural sino tal vez también militar, pareciera. La semana pasada, en coqueto salón de Puerto Madero, la Fundación Faro del libertarismo, presidida por el panfletero Agustin Laje Arrigoni, fue por la “cuarta fase” -según sus propias palabras- de la “batalla cultural”. Dicha fase, al parecer, consistió en reunir a los empresarios, devotos mamadores de la teta del Estado, para que pongan plata. Muy obvio, la promoción de fundaciones que respondan al oficialismo gobernante, que logran reunir sustanciosas sumas precisamente por su condición de brazo “intelectual” del gobierno. Nadie quiere quedar mal. Fundación “Old Fashioned” “No recuerdo una cena de recaudación dónde se haya puesto tanta plata”, comentó al día siguiente un empresario de los cuatrocientos convocados. Con un piso de veinte mil dólares por barba, se calcula que se reunió más de diez millones de dólares. “Cruel paradoja: el think tank libertario sirviéndose del Estado para recaudar más de diez millones de dólares” Los “ponedores” no eran empresarios convencidos de las “ideas de la libertad”, eufemismo libertario si los hay, sino astutos calculadores que están con cualquier gobierno de turno. Los antiestatistas, gracias a estar en los puestos de mando del Estado, fueron beneficiarios de esas sumas millonarias. Desde el llano no hubieran logrado reunir ni diez pesos. El encuentro estuvo matizado por un exquisito menú, cocteles y bebidas importadas, donde el Johnnie Walker etiqueta roja no tenía cabida, se prefería un Old Fashioned. El propio Laje Arrigoni y Milei fueron los oradores, que no se guardaron diatribas contra los enemigos de la causa libertaria. Los empresarios, con las manos enrojecidas de tanto aplauso. Hasta allí la parte “cultural” de la agenda del pensamiento único, que se completaría con un acto militante para el sector de los muchachos tuiteros en San Miguel, Provincia de Buenos Aires. Lucha armada o lugares en las listas de candidatos Convocados por Daniel Parisini, alias el “Gordo Dan”, singular personaje del universo tuitero oficialista, se reunieron los muchachos integrantes de las “Fuerzas del Cielo”, para hacerse oír y para adelantar el ingreso a la cuarta fase de las bases libertarias. Una estética imperial romana, similar a la del fascismo italiano, adornó el escenario. En encendido discurso, Parisini, anunció la formación del “brazo armado” de La Libertad Avanza, que según sus expresiones sería “la guardia pretoriana del Presidente”. Era la hora de muerte de las metáforas y elusiones, para ingresar a la más concreta de “ir a los bifes”. Las frases de la noche demostraban la peligrosa deriva autoritaria del gobierno, entre ellas la de “nosotros vs. los hijos de puta”, dónde “nosotros” son “ellos” y “los hijos de puta” somos “nosotros”. No se entendió bien si ése “ir a los bifes” se debía traducir cómo la hora de la violencia armada, o la de reclamar la inclusión de los streamers y tuiteros en las listas de candidatos para el año que viene. Es decir, no se supo si la cuarta etapa significaba la conversión de los libertarios en émulos de los montoneros y erpianos o, más acorde con estos tiempos, en el de los muchachos de La Cámpora, viejos zorros especialistas en ocupar espacios en todas las áreas del Estado. “Fuerzas del cielo: ¿émulos de Montoneros o de La Cámpora? Agustín Laje Arrigoni, que también estuvo, se encargó de aclarar que cuando se hablaba de las armas, se estaban refiriendo a los “celulares”. No aclare que oscurece. Esos dos hechos, la cena empresarial y el acto del “Gordo Dan”, nos están demostrando que es el propio gobierno libertario el que quiere pasar a la “cuarta etapa”. Significa la fase de la eliminación del que piensa distinto, la supresión de la libertad de expresión y de prensa -el propio Milei volvió a llamar “delincuentes del micrófono” a los periodistas-, es decir la hora de la instauración del pensamiento único y, por qué no, del partido único. Buceando en la historia, no recuerdo otro régimen que se vaya pareciendo más a los regímenes dictatoriales establecidos por el comunismo, el nazismo y el fascismo mussoliniano. Y, yendo “a los bifes”, debo decir que la sociedad argentina no está entendiendo la gran bestia que estamos alimentando, hasta que sea tarde para reaccionar. La ira del “duce” La división social empieza arriba, en el líder, y se trasmite hacia abajo, la masa. Si el líder (el “duce” en italiano) tiene un mensaje violento, no tendrá seguidores o simpatizantes sino fanáticos de fidelidad canina, sin capacidad de pensar más que de replicar, multiplicada, la violencia de arriba. Si hay algo con lo que no se puede jugar ni subestimar es con el sentimiento colectivo, con las actitudes de la masa, con el comportamiento de una sociedad alienada por continuos mensajes de violencia. Las masas se mueven más por impulsividad que por cálculo, por emocionalidad que por la razón, son sugestionables, crédulas, intolerantes y, adecuadamente manejadas, pueden llegar a la euforia o a la ira que puede destruir todo a su paso. Estamos cerca o, por lo menos, en camino. “El gobierno recorre una peligrosa senda de deriva autoritaria” ¿Tendrá consciencia la gente en general el peligro de alimentar la megalomanía de la gran bestia que anida en Milei? ¿Sabrán los opositores tibios que su tibieza hace crecer en la bestia su sentimiento de omnipotencia? ¿Se ignorará que los aplaudidores del “duce” generan en éste la sensación de ser el dueño absoluto de la verdad? ¿Imaginarán que el poder absoluto decanta en el ser humano en conductas irracionales? La violencia está en el verbo violento, en la “batalla cultural” que encierra la intención de imponer la ideología única y colocar a la sociedad en blanco y negro, en dividirla en fanáticos de la causa o enemigos a los que hay que destruir. En las democracias occidentales, existen las derechas que son parte del sistema, con sus ideas y sus organizaciones políticas. Pero también están los “ultras” (de izquierda y de derecha”), cuyos objetivos pasan, precisamente, por anular el pluralismo. Me temo que la derecha libertaria forma parte de éstos últimos, no se parece a la de Giorgia Meloni o Marinne Le Pen. Se parece a la del Vox español, u organizaciones similares que pululan en Europa, cuyo mensaje intolerante constituye el núcleo del pensamiento libertario que gobierna el país. Estamos en momentos decisivos para el futuro del país. O tomamos hacia la pluralidad de una democracia republicana o nos internamos, definitivamente, en los vericuetos de un régimen cuasi violento que muestra las uñas sin verguenza.
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